BUENOS DÍAS VERACRUZ
David Varona Fuentes
Martes 29 de octubre del 2013.
Presidente a la baja…
Números escalofriantes los que arroja prestigiada encuestadora nacional que realizó sondeos de opinión la última semana de septiembre pasado:
Asegura que el 70 por ciento de los mexicanos, reprueban el primer año del Gobierno de la República.
Según esos datos, no hay familia, ciudadano común y corriente, ama de casa, estudiante, obrero, empresario, industrial, o cualquier hijo de vecino, que se exprese bien de la conducción del país en manos del presidente Enrique Peña Nieto.
Todos al unísono, califican de mediocre la administración federal que simboliza el retorno del PRI al poder.
Días después, en respuesta oportuna, el mandatario mexiquense asegura que él no gobierna basado en las encuestas a la gente.
Es decir:
No le importa, no toma en cuenta, no considera, no le quita el sueño lo que opinen, piensen, señalen o expresen los mexicanos de su mandato.
Ver y escuchar para creerlo.
Peña empieza a fingir demencia.
Veamos:
Para alcanzar la nominación del PRI a la presidencia de la república, el entonces gobernador del estado de México, tiró la casa por la ventana en imagen publicitaria, especialmente en el canal de las estrellas.
Y desde luego, papel estratégico jugaron las encuestas pagadas, para meterle a la gente que él representaba al mesías que México requería para su salvación.
Como candidato oficial del partido tricolor, Peña basó y fundamentó su triunfo electoral en pesquisas electorales amañadas, pactadas, compradas.
Quien no recuerda ese monstruo, esa maquinaria hacedora de falsos sondeos de opinión en importantes medios informativos nacionales para encumbrar a Peña, para decirle a la gente que era el candidato mejor posesionado, el que ganaría la presidencia, el que representaba la esperanza del pueblo mexicano.
Durante los meses de trabajo proselitista, el entonces abanderado del PRI nunca estuvo abajo en las preferencias ciudadanas, siempre arriba del 42 y 46 por ciento, sacándole a su más cercano competidor (Andrés Manuel López Obrador) hasta 10 o 14 puntos de ventaja, según afirmaban periodistas como Ciro Gómez Leyva, del diario Milenio, quienes se desgarraban las vestiduras defendiendo sus encuestas y el virtual triunfo del candidato priísta.
Peña Nieto, enterado estuvo siempre que el marketing político-electoral usado a su favor durante la campaña presidencial, era teatro montado para engañar a los mexicanos haciéndoles creer que iba en caballo de hacienda rumbo a los Pinos, y que por lo tanto, tenían que votar por su candidatura.
Sabedor de los perversos manejos que se dan a los estudios de opinión ciudadano, en los cuales el que el que paga manda, Peña Nieto desprecia, ignora y subestima las encuestas al pueblo de México que condena y censura las políticas de gobierno aplicadas en sus primeros doce meses de ejercicio gubernamental.
Sin lugar a dudas, el presidente sabe que entre su campaña y su gobierno existe distancia como de aquí a la luna.
Para engrandecerlo y ponderarlo en 2012, los colaboradores responsables de su imagen recurrieron al engaño publicitario, inflaron y falsearon datos de la aceptación popular del candidato del PRI.
Hoy, los resultados dados a conocer por la misma empresa encuestadora que en campaña lo endiosaba, llevándolo a la cima electoral, son reales, verdaderos, no tienen maquillaje ni están adulterados.
Pero el huésped de Los Pinos, los rechaza.
Reflejan el sentimiento de una nación convulsionada.
Los más pobres y marginados, los desempleados, decepcionados y sin esperanza de un mejor mañana prometido en campaña.
Los hombres del dinero, enfrentados al régimen peñista, se consideran traicionados por la reforma fiscal que consideran, atenta contra sus emporios y paraísos financieros.
Hoy, por increíble que parezca, pobres y poderosos de México coinciden:
-“Estaríamos mejor con López Obrador”.
¿O usted qué opina?
PD. “Diciembre muy gustó pa que te vayas”…desde luego, que sería una amarga navidad; en los Pinos no puede haber errores de cálculo político, el presidente Peña está prendido de alfileres, un golpe de timón lo sacaría a flote…hay muchos peces gordos, que tienen más estiércol que un chiquero.
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA…
VER PARA CREER.
Como niño caprichoso, el alto funcionario de Veracruz manoteaba y gritaba una y otra vez al arquitecto constructor que contrató para encargarle la edificación de su majestuosa e insultante residencia de por lo menos 20 millones de pesos, única en su tipo en esa zona residencial de alta plusvalía, ubicada en la zona dorada de El Conchal, rumbo a Antón Lizardo:
-“Te digo que quiero arena blanca, sí arena blanca, que no entiendes pendejete; tráela de donde tú quieras, del sureste o del pacifico, de donde sea pero consíguela”.
Y retaba:
“Te hace falta dinero, dinero, dinero, cuánto te falta, dime…”
Y el constructor, cumplió el capricho.
Desde Cancún, trajo la arenilla blanca.
Cosas del poder y de los políticos.
Y como este, hay pasajes…que dan asco y vergüenza, ante la pobreza extrema de un pueblo hundido en la desgracia.
David Varona Fuentes
Martes 29 de octubre del 2013.
Presidente a la baja…
Números escalofriantes los que arroja prestigiada encuestadora nacional que realizó sondeos de opinión la última semana de septiembre pasado:
Asegura que el 70 por ciento de los mexicanos, reprueban el primer año del Gobierno de la República.
Según esos datos, no hay familia, ciudadano común y corriente, ama de casa, estudiante, obrero, empresario, industrial, o cualquier hijo de vecino, que se exprese bien de la conducción del país en manos del presidente Enrique Peña Nieto.
Todos al unísono, califican de mediocre la administración federal que simboliza el retorno del PRI al poder.
Días después, en respuesta oportuna, el mandatario mexiquense asegura que él no gobierna basado en las encuestas a la gente.
Es decir:
No le importa, no toma en cuenta, no considera, no le quita el sueño lo que opinen, piensen, señalen o expresen los mexicanos de su mandato.
Ver y escuchar para creerlo.
Peña empieza a fingir demencia.
Veamos:
Para alcanzar la nominación del PRI a la presidencia de la república, el entonces gobernador del estado de México, tiró la casa por la ventana en imagen publicitaria, especialmente en el canal de las estrellas.
Y desde luego, papel estratégico jugaron las encuestas pagadas, para meterle a la gente que él representaba al mesías que México requería para su salvación.
Como candidato oficial del partido tricolor, Peña basó y fundamentó su triunfo electoral en pesquisas electorales amañadas, pactadas, compradas.
Quien no recuerda ese monstruo, esa maquinaria hacedora de falsos sondeos de opinión en importantes medios informativos nacionales para encumbrar a Peña, para decirle a la gente que era el candidato mejor posesionado, el que ganaría la presidencia, el que representaba la esperanza del pueblo mexicano.
Durante los meses de trabajo proselitista, el entonces abanderado del PRI nunca estuvo abajo en las preferencias ciudadanas, siempre arriba del 42 y 46 por ciento, sacándole a su más cercano competidor (Andrés Manuel López Obrador) hasta 10 o 14 puntos de ventaja, según afirmaban periodistas como Ciro Gómez Leyva, del diario Milenio, quienes se desgarraban las vestiduras defendiendo sus encuestas y el virtual triunfo del candidato priísta.
Peña Nieto, enterado estuvo siempre que el marketing político-electoral usado a su favor durante la campaña presidencial, era teatro montado para engañar a los mexicanos haciéndoles creer que iba en caballo de hacienda rumbo a los Pinos, y que por lo tanto, tenían que votar por su candidatura.
Sabedor de los perversos manejos que se dan a los estudios de opinión ciudadano, en los cuales el que el que paga manda, Peña Nieto desprecia, ignora y subestima las encuestas al pueblo de México que condena y censura las políticas de gobierno aplicadas en sus primeros doce meses de ejercicio gubernamental.
Sin lugar a dudas, el presidente sabe que entre su campaña y su gobierno existe distancia como de aquí a la luna.
Para engrandecerlo y ponderarlo en 2012, los colaboradores responsables de su imagen recurrieron al engaño publicitario, inflaron y falsearon datos de la aceptación popular del candidato del PRI.
Hoy, los resultados dados a conocer por la misma empresa encuestadora que en campaña lo endiosaba, llevándolo a la cima electoral, son reales, verdaderos, no tienen maquillaje ni están adulterados.
Pero el huésped de Los Pinos, los rechaza.
Reflejan el sentimiento de una nación convulsionada.
Los más pobres y marginados, los desempleados, decepcionados y sin esperanza de un mejor mañana prometido en campaña.
Los hombres del dinero, enfrentados al régimen peñista, se consideran traicionados por la reforma fiscal que consideran, atenta contra sus emporios y paraísos financieros.
Hoy, por increíble que parezca, pobres y poderosos de México coinciden:
-“Estaríamos mejor con López Obrador”.
¿O usted qué opina?
PD. “Diciembre muy gustó pa que te vayas”…desde luego, que sería una amarga navidad; en los Pinos no puede haber errores de cálculo político, el presidente Peña está prendido de alfileres, un golpe de timón lo sacaría a flote…hay muchos peces gordos, que tienen más estiércol que un chiquero.
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA…
VER PARA CREER.
Como niño caprichoso, el alto funcionario de Veracruz manoteaba y gritaba una y otra vez al arquitecto constructor que contrató para encargarle la edificación de su majestuosa e insultante residencia de por lo menos 20 millones de pesos, única en su tipo en esa zona residencial de alta plusvalía, ubicada en la zona dorada de El Conchal, rumbo a Antón Lizardo:
-“Te digo que quiero arena blanca, sí arena blanca, que no entiendes pendejete; tráela de donde tú quieras, del sureste o del pacifico, de donde sea pero consíguela”.
Y retaba:
“Te hace falta dinero, dinero, dinero, cuánto te falta, dime…”
Y el constructor, cumplió el capricho.
Desde Cancún, trajo la arenilla blanca.
Cosas del poder y de los políticos.
Y como este, hay pasajes…que dan asco y vergüenza, ante la pobreza extrema de un pueblo hundido en la desgracia.
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