BUENOS DÍAS VERACRUZ
David Varona Fuentes
1 de enero del 2013.
Ha iniciado un nuevo año…
De fe, sueños y esperanzas en alcanzar un mejor mañana.
Y también de confianza renovada en los gobernantes que conducen el destino de este país que, teniéndolo todo para salir adelante, permanece sumergido en el subdesarrollo y la miseria de sus habitantes.
Terminó la fiesta decembrina de excesos y derroches en la mesa de los políticos, con cargos al erario público.
A poner los pies sobre la tierra.
Por cruda que sea, aceptar la realidad, no cuesta nada, es gratis.
En el estado de Veracruz el inicio del 2013 significa la tercera llamada para el gobierno de Javier Duarte.
Es para el joven gobernador veracruzano, el tercer timbrazo anual de los seis para los que resultó electo en los comicios de 2010.
Pasaron dos años de pruebas y experimentos, esos que dicen los que saben que “echando a perder se aprende”.
No hay cabida ya a excusas y pretextos, tampoco al reparto de culpas del pasado cuando se cae en delitos graves de complicidad.
Es momento de que el doctor Duarte muestre lo mejor de él, su tenacidad, coraje y capacidad política y administrativa para sacar a Veracruz de los vergonzantes primeros lugares nacionales en miseria, pobreza extrema, corrupción, inseguridad y violencia.
Es hora que enseñe a detractores y adversarios políticos, también a críticos de su régimen, que los veracruzanos no se equivocaron al elegirlo hace dos años gobernador del estado, el más joven en la historia de la entidad.
Es tiempo de quitarse la máscara del engaño y la simulación.
Basta de falsos triunfalismos como salida de escape a la incapacidad para gobernar, a los fracasos y las frustraciones personales en el ejercicio del poder prestado.
El pueblo de Veracruz no merece ser tratado como retrasado mental.
Ya no más de lo mismo del antecesor.
Que la gran “torta” que trajo bajo el brazo el nuevo heredero familiar, se convierta en principios de honestidad, transparencia y deseos de hablarle a los veracruzanos con la verdad.
Y principalmente, que ese nuevo regalo de dios traiga a todos pócimas mágicas de humildad para gobernar, porque si de algo carece la actual administración estatal es de eso, de sencillez y buen trato hacia la gente que, muchas veces a cambio de respuestas a sus demandas, sólo quieren recibir un saludo o un simple abrazo de los servidores públicos.
De humildad, es lo que adolece la servidumbre estatal, la inmensa mayoría de los miembros del gabinete duartista andan en una burbuja donde creen tener al gobernador Duarte agarrado de las orejas.
El mandatario cordobés tiene en el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, a un funcionario soberbio, déspota, siempre rodeado de cuatro camionetas repletas de guardaespaldas armados hasta los dientes como si temiera alguna venganza por la traición a los compromisos con las fuerzas del mal que se apoderaron de Veracruz en tiempos del Fidelismo.
El titular de la SSPE no atiende ni recibe a nadie en su oficina; de aquel atento, amable, sencillo y carismático director del C-4 no queda ni su sombra, ascender donde está lo mareó tanto que cada 12 de diciembre siente que la Guadalupana le habla.
En la Secretaría de Finanzas y Planeación despacha otro arrogante, Tomás Ruiz González, adorador de dios Baco, cuya opacidad en el cargo dista mucho del insultante salario que percibe, superior en muchas decenas de miles de pesos a los demás secretarios de despacho. Enamorarse perdidamente de la tía de sus hijos, prima hermana de su ex esposa, lo trae de cabeza como de cabeza tiene las raquíticas finanzas del estado.
El recomendado de la maestra Elba Esther Gordillo al gobernador Javier Duarte, suspiró convertirse en director del IMSS o del ISSSTE en el gobierno Peñista, pero sus antecedentes de etílico brabucón en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, arruinaron sus sueños. A soportarlo los veracruzanos.
Lo mismo ocurre en la Secretaría de Educación de Veracruz con el incapaz e ineficiente titular Adolfo Mota Hernández, quien dos años soñó que el PRI de su protector Emilio Gamboa Patrón regresara a Los Pinos para irse al altiplano y buscar desde aquellos lares políticos la candidatura al gobierno estatal.
Desde el 1 de diciembre día de la asunción del presidente Enrique Peña Nieto, Mota no dejaba de llamar al líder de los senadores Gamboa Patrón hablándole de su proyecto personal de convertirse en el sucesor de Duarte en 2016, cansó tanto al político yucateco que éste terminó diciéndole que no tenía ningún plan para recomendarlo en el naciente gobierno federal. Otro que tendrán que seguir digiriendo los veracruzanos.
La Secretaría de Desarrollo Social la atiende otro divo: Marcelo Montiel Montiel, un testaferro siniestro que fiel a su pasado tenebroso de corrupción, enriquecimiento y traición en la presidencia municipal de Coatzacoalcos, continúa haciendo los grandes negocios con los recursos que debieran ser destinados a combatir la pobreza extrema de las familias veracruzanas.
Es tanto el dinero que la esmeralda del sur ha logrado amasar en sus dos años como secretario que presume a sus íntimos que “ya tengo para la campaña de 2013”, en alusión a sus deseos de convertirse por tercera ocasión en alcalde de Coatzacoalcos.
Harry Grappa Guzmán, secretario de Turismo, Cultura y Cinematografía, es otro niño bien de finos modales, trato grosero, de caminar y mirada de perdona vidas. El 2 de octubre de 2012 sucedió en el cargo a Leticia Perlasca, a quien tendió la cama para que fuera señalada de actos de corrupción en complicidad con su pareja sentimental.
Grappa se metió en el ánimo del entonces gobernador Fidel Herrera haciendo el trabajo de banquetero oficial de sus pachangones sexuales, pero más por su extra de conseguidor de carne fresca.
Harry y su familia ganaron mucho dinero con Fidel, fortuna que se fue incrementando como secretario privado del gobernador Javier Duarte al continuar su negocio de promotor gastronómico con el propio gobierno del estado.
Con el poder de subsecretario de Turismo a Grappa le fue todavía mejor, usando prestanombres como socios responsables del negocio familiar se agenciaba todos los eventos sociales de la administración duartista.
Hoy como titular de Turismo, Grappa se despacha con la cuchara grande. Las facturas que su empresa cobra al régimen estatal son millonarias. Su ambición por el dinero no tiene llenadera, todo para el negocio familiar, nada para otros banqueteros de la zona Veracruz-Boca del Río, lo que ha provocado rompimiento de éstos con el funcionario estatal, que dicen, reúnen información para exhibirlo públicamente.
Pregunto:
¿Aparte de los antes mencionados, cuántos funcionarios más cercanos al gobernador, apáticos y soberbios, se han enriquecido en el primer tercio del mandato?
La lista es larga.
Resulta necesario que al empezar el tercer año de gobierno, el doctor Duarte de Ochoa tendrá que actuar con mano dura y sin contemplaciones, si realmente desea resarcir el tejido social tan dañado por la prepotencia y abusos del poder de sus colaboradores.
Pero también es indispensable para la buena conducción del barco y llegar en 2016 a buen puerto, dejar de seguirle haciendo al vivo y simpático con los veracruzanos pensantes.
El 2013 por la jornada electoral del 7 de julio es la gran prueba de fuego para el gobernador Duarte y su partido el PRI, donde vociferan estar sobrados de candidatos ganadores, cuando la verdad es que también andan sobrados…pero de soberbia.
¿O usted qué opina?
PD. Ha trascendido a muy alto nivel; la primera baja del gabinete peñista: la señora Rosario Robles ha decidido tirar la toalla, situación que hecho saber directamente al presidente Peña Nieto…y a como están las cosas, al parecer el presidente no vendrá al acto agrario del 6 de enero; en su lugar vendrá el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA…
Cierto es que la alcaldesa del puerto de Veracruz, Carolina Gudiño, desde que llegó a la silla municipal anda engallada por la protección que de cerca o de lejos recibe del ex gobernador Fidel Herrera. Nadie de palacio de Gobierno en Xalapa se atreve a contradecirle o señalar sus errores, todos temen ser acusados con el innombrable. Se considera intocable y por lo tanto hace con el dinero de los jarochos intocable lo que le viene en gana.
Por ello es entendible que ningún timorato se haya atrevido a sugerirle que empezar la segunda parte de la remodelación de la avenida Salvador Díaz Mirón en pleno periodo vacacional decembrino era un gran error.
Todos los días, en el tramo de la terminal camionera ADO a la calle Simón Bolívar, se observa un caos vial infernal, peor al que ocurre en la avenida Zaragoza en la ciudad de México. A cada minuto la señora Gudiño debe escuchar silbidos en sus oídos producto de los recordatorios familiares de choferes del servicio urbano, de automovilistas y también de los turistas que visitan la ciudad de Veracruz.
Una explicación lógica de la prisa de Carolina de terminar la obra lo más pronto posible gira en torno a que tiene que enterrar, mediante los trabajos, un millonario desfalco que tiene en las arcas municipales.
Y como el trato con el gobernador Javier Duarte es de amores perros, Gudiño no quiere que las auditorías ordenadas por el mandatario en señal de venganza por los desaires y falta de respeto a la investidura estatal, la agarren como el tigre de Santa Julia.
Lo indudable del caso, es que elegir al próximo candidato del PRI a la alcaldía jarocha ha provocado que las diferencias entre el gobernador y la munícipe hayan pasado al terreno donde no hay probabilidades de reconciliación.
En dos años Fidel no ha logrado que ambos saquen bandera blanca, los ha reunido y sus intentos han fracasado, estando frente a él ambos se quieren devorar entre sí.
¿Qué le sabe Carolina Gudiño al gobernador Javier Duarte para tener el valor de desafiarlo y echar al cesto de la basura las decisiones de quien oficialmente manda en el estado?
Que lo investigue Vargas.
David Varona Fuentes
1 de enero del 2013.
Ha iniciado un nuevo año…
De fe, sueños y esperanzas en alcanzar un mejor mañana.
Y también de confianza renovada en los gobernantes que conducen el destino de este país que, teniéndolo todo para salir adelante, permanece sumergido en el subdesarrollo y la miseria de sus habitantes.
Terminó la fiesta decembrina de excesos y derroches en la mesa de los políticos, con cargos al erario público.
A poner los pies sobre la tierra.
Por cruda que sea, aceptar la realidad, no cuesta nada, es gratis.
En el estado de Veracruz el inicio del 2013 significa la tercera llamada para el gobierno de Javier Duarte.
Es para el joven gobernador veracruzano, el tercer timbrazo anual de los seis para los que resultó electo en los comicios de 2010.
Pasaron dos años de pruebas y experimentos, esos que dicen los que saben que “echando a perder se aprende”.
No hay cabida ya a excusas y pretextos, tampoco al reparto de culpas del pasado cuando se cae en delitos graves de complicidad.
Es momento de que el doctor Duarte muestre lo mejor de él, su tenacidad, coraje y capacidad política y administrativa para sacar a Veracruz de los vergonzantes primeros lugares nacionales en miseria, pobreza extrema, corrupción, inseguridad y violencia.
Es hora que enseñe a detractores y adversarios políticos, también a críticos de su régimen, que los veracruzanos no se equivocaron al elegirlo hace dos años gobernador del estado, el más joven en la historia de la entidad.
Es tiempo de quitarse la máscara del engaño y la simulación.
Basta de falsos triunfalismos como salida de escape a la incapacidad para gobernar, a los fracasos y las frustraciones personales en el ejercicio del poder prestado.
El pueblo de Veracruz no merece ser tratado como retrasado mental.
Ya no más de lo mismo del antecesor.
Que la gran “torta” que trajo bajo el brazo el nuevo heredero familiar, se convierta en principios de honestidad, transparencia y deseos de hablarle a los veracruzanos con la verdad.
Y principalmente, que ese nuevo regalo de dios traiga a todos pócimas mágicas de humildad para gobernar, porque si de algo carece la actual administración estatal es de eso, de sencillez y buen trato hacia la gente que, muchas veces a cambio de respuestas a sus demandas, sólo quieren recibir un saludo o un simple abrazo de los servidores públicos.
De humildad, es lo que adolece la servidumbre estatal, la inmensa mayoría de los miembros del gabinete duartista andan en una burbuja donde creen tener al gobernador Duarte agarrado de las orejas.
El mandatario cordobés tiene en el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, a un funcionario soberbio, déspota, siempre rodeado de cuatro camionetas repletas de guardaespaldas armados hasta los dientes como si temiera alguna venganza por la traición a los compromisos con las fuerzas del mal que se apoderaron de Veracruz en tiempos del Fidelismo.
El titular de la SSPE no atiende ni recibe a nadie en su oficina; de aquel atento, amable, sencillo y carismático director del C-4 no queda ni su sombra, ascender donde está lo mareó tanto que cada 12 de diciembre siente que la Guadalupana le habla.
En la Secretaría de Finanzas y Planeación despacha otro arrogante, Tomás Ruiz González, adorador de dios Baco, cuya opacidad en el cargo dista mucho del insultante salario que percibe, superior en muchas decenas de miles de pesos a los demás secretarios de despacho. Enamorarse perdidamente de la tía de sus hijos, prima hermana de su ex esposa, lo trae de cabeza como de cabeza tiene las raquíticas finanzas del estado.
El recomendado de la maestra Elba Esther Gordillo al gobernador Javier Duarte, suspiró convertirse en director del IMSS o del ISSSTE en el gobierno Peñista, pero sus antecedentes de etílico brabucón en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, arruinaron sus sueños. A soportarlo los veracruzanos.
Lo mismo ocurre en la Secretaría de Educación de Veracruz con el incapaz e ineficiente titular Adolfo Mota Hernández, quien dos años soñó que el PRI de su protector Emilio Gamboa Patrón regresara a Los Pinos para irse al altiplano y buscar desde aquellos lares políticos la candidatura al gobierno estatal.
Desde el 1 de diciembre día de la asunción del presidente Enrique Peña Nieto, Mota no dejaba de llamar al líder de los senadores Gamboa Patrón hablándole de su proyecto personal de convertirse en el sucesor de Duarte en 2016, cansó tanto al político yucateco que éste terminó diciéndole que no tenía ningún plan para recomendarlo en el naciente gobierno federal. Otro que tendrán que seguir digiriendo los veracruzanos.
La Secretaría de Desarrollo Social la atiende otro divo: Marcelo Montiel Montiel, un testaferro siniestro que fiel a su pasado tenebroso de corrupción, enriquecimiento y traición en la presidencia municipal de Coatzacoalcos, continúa haciendo los grandes negocios con los recursos que debieran ser destinados a combatir la pobreza extrema de las familias veracruzanas.
Es tanto el dinero que la esmeralda del sur ha logrado amasar en sus dos años como secretario que presume a sus íntimos que “ya tengo para la campaña de 2013”, en alusión a sus deseos de convertirse por tercera ocasión en alcalde de Coatzacoalcos.
Harry Grappa Guzmán, secretario de Turismo, Cultura y Cinematografía, es otro niño bien de finos modales, trato grosero, de caminar y mirada de perdona vidas. El 2 de octubre de 2012 sucedió en el cargo a Leticia Perlasca, a quien tendió la cama para que fuera señalada de actos de corrupción en complicidad con su pareja sentimental.
Grappa se metió en el ánimo del entonces gobernador Fidel Herrera haciendo el trabajo de banquetero oficial de sus pachangones sexuales, pero más por su extra de conseguidor de carne fresca.
Harry y su familia ganaron mucho dinero con Fidel, fortuna que se fue incrementando como secretario privado del gobernador Javier Duarte al continuar su negocio de promotor gastronómico con el propio gobierno del estado.
Con el poder de subsecretario de Turismo a Grappa le fue todavía mejor, usando prestanombres como socios responsables del negocio familiar se agenciaba todos los eventos sociales de la administración duartista.
Hoy como titular de Turismo, Grappa se despacha con la cuchara grande. Las facturas que su empresa cobra al régimen estatal son millonarias. Su ambición por el dinero no tiene llenadera, todo para el negocio familiar, nada para otros banqueteros de la zona Veracruz-Boca del Río, lo que ha provocado rompimiento de éstos con el funcionario estatal, que dicen, reúnen información para exhibirlo públicamente.
Pregunto:
¿Aparte de los antes mencionados, cuántos funcionarios más cercanos al gobernador, apáticos y soberbios, se han enriquecido en el primer tercio del mandato?
La lista es larga.
Resulta necesario que al empezar el tercer año de gobierno, el doctor Duarte de Ochoa tendrá que actuar con mano dura y sin contemplaciones, si realmente desea resarcir el tejido social tan dañado por la prepotencia y abusos del poder de sus colaboradores.
Pero también es indispensable para la buena conducción del barco y llegar en 2016 a buen puerto, dejar de seguirle haciendo al vivo y simpático con los veracruzanos pensantes.
El 2013 por la jornada electoral del 7 de julio es la gran prueba de fuego para el gobernador Duarte y su partido el PRI, donde vociferan estar sobrados de candidatos ganadores, cuando la verdad es que también andan sobrados…pero de soberbia.
¿O usted qué opina?
PD. Ha trascendido a muy alto nivel; la primera baja del gabinete peñista: la señora Rosario Robles ha decidido tirar la toalla, situación que hecho saber directamente al presidente Peña Nieto…y a como están las cosas, al parecer el presidente no vendrá al acto agrario del 6 de enero; en su lugar vendrá el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA…
Cierto es que la alcaldesa del puerto de Veracruz, Carolina Gudiño, desde que llegó a la silla municipal anda engallada por la protección que de cerca o de lejos recibe del ex gobernador Fidel Herrera. Nadie de palacio de Gobierno en Xalapa se atreve a contradecirle o señalar sus errores, todos temen ser acusados con el innombrable. Se considera intocable y por lo tanto hace con el dinero de los jarochos intocable lo que le viene en gana.
Por ello es entendible que ningún timorato se haya atrevido a sugerirle que empezar la segunda parte de la remodelación de la avenida Salvador Díaz Mirón en pleno periodo vacacional decembrino era un gran error.
Todos los días, en el tramo de la terminal camionera ADO a la calle Simón Bolívar, se observa un caos vial infernal, peor al que ocurre en la avenida Zaragoza en la ciudad de México. A cada minuto la señora Gudiño debe escuchar silbidos en sus oídos producto de los recordatorios familiares de choferes del servicio urbano, de automovilistas y también de los turistas que visitan la ciudad de Veracruz.
Una explicación lógica de la prisa de Carolina de terminar la obra lo más pronto posible gira en torno a que tiene que enterrar, mediante los trabajos, un millonario desfalco que tiene en las arcas municipales.
Y como el trato con el gobernador Javier Duarte es de amores perros, Gudiño no quiere que las auditorías ordenadas por el mandatario en señal de venganza por los desaires y falta de respeto a la investidura estatal, la agarren como el tigre de Santa Julia.
Lo indudable del caso, es que elegir al próximo candidato del PRI a la alcaldía jarocha ha provocado que las diferencias entre el gobernador y la munícipe hayan pasado al terreno donde no hay probabilidades de reconciliación.
En dos años Fidel no ha logrado que ambos saquen bandera blanca, los ha reunido y sus intentos han fracasado, estando frente a él ambos se quieren devorar entre sí.
¿Qué le sabe Carolina Gudiño al gobernador Javier Duarte para tener el valor de desafiarlo y echar al cesto de la basura las decisiones de quien oficialmente manda en el estado?
Que lo investigue Vargas.