BUENOS DÍAS VERACRUZ
David Varona Fuentes
Martes 29 de enero del 2013.
¿Y qué pasó con la corrupción…?
El gobierno peñista no dice cómo combatirá ese cáncer social que tanto daño ha causado a las instituciones públicas del país.
Los mexicanos están a la espera del pronunciamiento presidencial de su lucha frontal en contra de los delincuentes de cuello blanco.
Más que pactos partidistas, reformas, alianzas y cruzadas que sacan de la chistera, lo que más interesa y preocupa a la ciudadanía son los actos de corrupción de los servidores públicos.
Y no es para menos.
Cada fin de sexenio de gobierno federal, de administraciones estatales y municipales, surgen nuevos multimillonarios.
De la noche a mañana la clase política es dueña de fortunas inimaginables, amasadas todas bajo el amparo del poder y la complicidad.
No hay en México riqueza política o de servidor público que no tenga el tufo de la corrupción y la podredumbre.
Todas están bajo la sospecha del enriquecimiento ilícito e inexplicable.
Gobernantes y políticos de todas las siglas, PRI, PAN, PRD, PT, PVEM, PNAL y Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, terminan sus cargos de elección popular siendo dueños de mansiones, de ranchos ganaderos, vehículos lujosos y hasta de aviones particulares, aparte de abultadas cuentas bancarias en dólares y euros en diversos países del mundo.
Y lejos de ser investigados por autoridad correspondiente, cuentan con el manto de la impunidad que les concede el cómplice sucesor en la responsabilidad pública, sea del mismo partido político o de otras siglas opositoras. Para saquear los impuestos ciudadanos lo que menos importa es el color.
Por lo anterior, el asunto de la corrupción gubernamental es prioridad en atención para el pueblo de México.
¡Basta ya de simulaciones!
El país no alcanzará los niveles de crecimiento económico y desarrollo productivo mientras el gobierno en turno no dé pasos firmes para combatir en la función pública el tráfico de influencias, el compadrazgo y el amiguismo que forman parte de la gran cadena corruptiva en el sistema político mexicano.
¿Hasta cuándo señor Peña?
Los mexicanos quieren escuchar sus estrategias de combate a la corrupción y que de inmediato las aplique con todo el rigor y la fuerza del estado.
Ya no más otros seis años de lo mismo.
Como dijera el poeta Javier Sicilia:
“¡Estamos hasta la madre…!”
Resulta incongruente que nuestras autoridades asistan a Foros y Convenciones Internacionales donde hablan de las maravillas y potenciales que cuenta nuestro país para detonar su desarrollo, cuando la realidad es que son incapaces de atender y resolver la gravedad que implica la corrupción.
Señor Presidente: primero hay que limpiar la casa para poder hablar de honestidad y transparencia en el exterior.
Casos denigrantes como la liberación de la francesa Florence Cassez, corroboran el alto grado de descomposición social que enfrenta el Poder Judicial mexicano, producto de contagio de la misma corrupción oficial.
Es vergonzante que la vox populi se refiera con repugnancia hacia los órganos encargados de la procuración e impartición de justicia en el territorio nacional.
Expresiones como “todo está podrido en México”, no tendrían razón de escucharse si el brazo de la ley se aplicara sin contemplaciones a quien la infrinja.
Por lo anterior, reconocimiento merece el joven gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco, perteneciente a un nuevo cuño de políticos dispuestos a mostrar a la sociedad otro rostro del quehacer público, distinto al arraigado en las dependencias de gobierno, que representa sinónimo de corrupción, abuso del poder, saqueo e impunidad.
Desde sus primeros días el mandatario Velasco hizo realidad su juramente de cumplir y hacer cumplir la ley a todo servidor público que la violente, iniciando la persecución de aquellos ex funcionarios pillos y sinvergüenzas del régimen anterior, algunos ya en prisión y otros en víspera que el peso de la justicia chiapaneca les caiga encima.
Ejemplo que deben tomar otros gobernadores estatales si en verdad son congruentes en lo que dicen y lo que hacen.
Caso concreto: en el estado de Veracruz, donde es evidente el paraíso de corrupción que viven los servidores públicos, los actuales que ya acumulan riquezas, y los del pasado que gozan de la impunidad.
Funcionarios del gobierno de la prosperidad, consumados saqueadores del erario público, como el secretario de Desarrollo Social Marcelo Montiel, que es dueño de incalculable fortuna, hasta jet particular a la mano para viajar al rancho de su propiedad en Río de Janeiro Brasil a supervisar su cantera de negocios internacionales.
Y cuántos más como Montiel, dentro del gobierno de Javier Duarte, en sólo dos años son dueños ya de residencias de 10, 20 y 50 millones de pesos, de restaurantes en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, Xalapa, Córdoba, además de poseer bienes en el extranjero.
¿Y Marcos Theurel…quien también no canta mal las rancheras?
Este nefasto personaje, merece comentario aparte que dejamos en el tintero; pues es tan grande la fortuna de este señor, que ha sembrado el terror en el territorio sureño de Coatzacoalcos.
Este binomio de corruptos…está en la mira.
La lista es larga, muy larga.
La corrupción, al igual que la seguridad pública, son temas en los que no hay para cuando ser atendidos en el gobierno peñista.
Mientras tanto, candil de la calle y oscuridad de su casa.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA…
Tiene mucha razón el maestro Robles…
Por saquearlo y haber dejado a Veracruz en la peor catástrofe financiera de su historia, endeudado hasta por 30 años y en manos de la delincuencia organizada, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán se ha hecho merecedor de una embajada.
El presidente Enrique Peña Nieto ha pensado muy seriamente enviarlo a la embajada, sí a la que se localiza en el estado de Nayarit.
Resultado…del pinche poder .
No hay comentarios:
Publicar un comentario