BUENOS DIAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
13 de abril de 2010
El Ejército regresará a los cuarteles.
En forma paulatina la tropa será retirada de las calles del país, a donde llegó para combatir al crimen organizado.
Pero que lamentablemente los militares distorsionaron su función y se dedicaron a sembrar terror y muerte en pueblos y ciudades del territorio nacional.
Los mexicanos que trabajan en forma honesta y transparente no aguantan más atropellos de los verdes.
Como lo escribí en entregas anteriores, el grito ciudadano es que la milicia desaparezca de las calles y retome sus actividades exclusivas de combatir a los narcotraficantes.
Y que las tareas contra la delincuencia organizada dedicadas a otros ilícitos como el secuestro, sea responsabilidad de las fuerzas federales que encabeza Genaro García Luna, convertido ahora en un poderoso secretario de Seguridad Pública Federal.
El tema de la seguridad nacional es asunto escabroso, delicado y tentador por las carretadas de miles de millones de dólares que manejan en México las células del narcotráfico y del crimen organizado.
Militares con las condecoraciones más elevadas y los jefes policiacos de primer nivel, no soportaron la tentación del poder corruptivo de las mafias, y terminaron al servicio de los capos de las drogas y dirigentes de las bandas criminales.
A lo largo y ancho del país es larga la lista de funcionarios públicos que sucumbieron a las maletas de los billetes verdes enviados por los delincuentes a cambio de privilegios clandestinos para realizar sus operaciones delictivas.
Y es posible que debido a esa red de complicidades entre delincuentes con políticos y policías, alcanzar la anhelada seguridad pública sea todavía un espejismo en México.
Para el gobierno de la república y sus candidatos a gobernadores, la lucha contra los malosos ha sido exitosa, y todavía…“viene lo mejor”.
Pero aquellos ciudadanos comunes y corrientes, reprimidos y aterrorizados por tanta sangre derramada, y los familiares de los civiles asesinados a mansalva, expresan todo lo contario.
Incluso ven a los elementos militares como una verdadera amenaza para sus vidas; hoy día no saben ya de quién cuidarse, si de los soldados o policías garantes de la seguridad pública, o de los verdaderos delincuentes.
Indudable es que la decisión presidencial de ir retirando poco a poco de las calles a los miembros del ejército por tantas vejaciones a la sociedad civil mexicana, representa buenas noticias para el pueblo.
Hasta podría considerarse triunfo de la Conferencia Nacional de Gobernadores, la CONAGO, cuyos miembros en su reunión mensual del 23 de marzo en Morelia, Michoacán, decidieron hacer un solo frente policiaco estatal para atacar a las bandas delictivas.
Justo cuando los gobernadores del PRI y PRD integrantes de la CONAGO, preparan el documento que presentarán a diputados federales y senadores para su respectivo análisis y posible aprobación legislativa, el gobierno de Felipe Calderón anuncia la salida de las calles de los militares, decisión que ha desatado jaloneos en San Lázaro con los altos jefes de la milicia.
Cierto es que mientras en otras entidades los atropellos militares contra civiles indefensos son alarmantes, en Veracruz todo es miel sobre hojuelas entre las autoridades estatales y los mandos castrenses.
El trabajo coordinado que realizan gobierno Fidelista y el Ejército, ha dado frutos en materia de seguridad pública, incluso los tres titulares del área que ha tenido la administración de Herrera, son militares retirados.
Veracruz no tiene problemas con el trabajo de las fuerzas armadas, sin embargo como acordaron los integrantes de la CONAGO, “se requiere mayor eficiencia en la operatividad y sólo se logrará conformando súper- policías en cada entidad”.
En innegable que avanza el acuerdo de los gobernadores de la CONAGO alcanzado en Morelia, Michoacán, cuyos principales promotores fueron los mandatarios de Veracruz y Nuevo León.
Pronto habrá nuevo rostro policiaco en los estados del país.
Que sea para bien, y no se trate de lo mismo, sólo que revolcado.
¿O usted qué opina?
Por: David Varona Fuentes
13 de abril de 2010
El Ejército regresará a los cuarteles.
En forma paulatina la tropa será retirada de las calles del país, a donde llegó para combatir al crimen organizado.
Pero que lamentablemente los militares distorsionaron su función y se dedicaron a sembrar terror y muerte en pueblos y ciudades del territorio nacional.
Los mexicanos que trabajan en forma honesta y transparente no aguantan más atropellos de los verdes.
Como lo escribí en entregas anteriores, el grito ciudadano es que la milicia desaparezca de las calles y retome sus actividades exclusivas de combatir a los narcotraficantes.
Y que las tareas contra la delincuencia organizada dedicadas a otros ilícitos como el secuestro, sea responsabilidad de las fuerzas federales que encabeza Genaro García Luna, convertido ahora en un poderoso secretario de Seguridad Pública Federal.
El tema de la seguridad nacional es asunto escabroso, delicado y tentador por las carretadas de miles de millones de dólares que manejan en México las células del narcotráfico y del crimen organizado.
Militares con las condecoraciones más elevadas y los jefes policiacos de primer nivel, no soportaron la tentación del poder corruptivo de las mafias, y terminaron al servicio de los capos de las drogas y dirigentes de las bandas criminales.
A lo largo y ancho del país es larga la lista de funcionarios públicos que sucumbieron a las maletas de los billetes verdes enviados por los delincuentes a cambio de privilegios clandestinos para realizar sus operaciones delictivas.
Y es posible que debido a esa red de complicidades entre delincuentes con políticos y policías, alcanzar la anhelada seguridad pública sea todavía un espejismo en México.
Para el gobierno de la república y sus candidatos a gobernadores, la lucha contra los malosos ha sido exitosa, y todavía…“viene lo mejor”.
Pero aquellos ciudadanos comunes y corrientes, reprimidos y aterrorizados por tanta sangre derramada, y los familiares de los civiles asesinados a mansalva, expresan todo lo contario.
Incluso ven a los elementos militares como una verdadera amenaza para sus vidas; hoy día no saben ya de quién cuidarse, si de los soldados o policías garantes de la seguridad pública, o de los verdaderos delincuentes.
Indudable es que la decisión presidencial de ir retirando poco a poco de las calles a los miembros del ejército por tantas vejaciones a la sociedad civil mexicana, representa buenas noticias para el pueblo.
Hasta podría considerarse triunfo de la Conferencia Nacional de Gobernadores, la CONAGO, cuyos miembros en su reunión mensual del 23 de marzo en Morelia, Michoacán, decidieron hacer un solo frente policiaco estatal para atacar a las bandas delictivas.
Justo cuando los gobernadores del PRI y PRD integrantes de la CONAGO, preparan el documento que presentarán a diputados federales y senadores para su respectivo análisis y posible aprobación legislativa, el gobierno de Felipe Calderón anuncia la salida de las calles de los militares, decisión que ha desatado jaloneos en San Lázaro con los altos jefes de la milicia.
Cierto es que mientras en otras entidades los atropellos militares contra civiles indefensos son alarmantes, en Veracruz todo es miel sobre hojuelas entre las autoridades estatales y los mandos castrenses.
El trabajo coordinado que realizan gobierno Fidelista y el Ejército, ha dado frutos en materia de seguridad pública, incluso los tres titulares del área que ha tenido la administración de Herrera, son militares retirados.
Veracruz no tiene problemas con el trabajo de las fuerzas armadas, sin embargo como acordaron los integrantes de la CONAGO, “se requiere mayor eficiencia en la operatividad y sólo se logrará conformando súper- policías en cada entidad”.
En innegable que avanza el acuerdo de los gobernadores de la CONAGO alcanzado en Morelia, Michoacán, cuyos principales promotores fueron los mandatarios de Veracruz y Nuevo León.
Pronto habrá nuevo rostro policiaco en los estados del país.
Que sea para bien, y no se trate de lo mismo, sólo que revolcado.
¿O usted qué opina?
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