Se anuncia que el CISEN intervendrá en el proceso electoral de 2009.
Investigará vidas privadas, cuentas bancarias y las amistades “non gratas” de todos los aspirantes a diputados federales.
Lo que ha generado que muchos que creen tener la candidatura “amarrada y en la bolsa”, en sus respectivas entidades, peguen el grito en el cielo.
Y no es para menos.
No pasarán el detector del dinero sucio en sus actividades de campaña, mucho menos saldrán limpios del examen antidoping.
A esos políticos, zorros y dinosaurios y de nuevas generaciones, con padrinazgos sospechosos que les ha sido fácil comprar alcaldías, diputaciones, senadurías y hasta gubernaturas, se les viene la PGR encima.
No cruzarán el río de la legalidad ni yendo a bailar a Chalma, ni tampoco con una rameada del brujo mayor de Catemaco.
Peor tantito si son candidatos del PRI o PRD que vayan en alianzas con PT, PVEM y Convergencia.
Eso ameritará una voraz e implacable cacería de brujas por parte del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Se dice que el objetivo de la intervención del CISEN es el de detectar que el narcotráfico no se infiltre entre los candidatos que participarán en los comicios federales del próximo año.
Qué rara coincidencia que sea precisamente en la contienda intermedia cuando se soliciten los servicios de información de la policía política del gobierno federal.
Los partidos opositores al PAN no deben tirar a saco roto que son los comicios intermedios, los que el panismo quiere ganar o arrebatar para tener mayoría en San Lázaro y poder sacar todas las reformas que hoy le niegan al presidente Felipe Calderón.
Por lo tanto, si por unanimidad se aprueba que el CISEN violente el marco de la privacidad de los actores políticos, los opositores que representen peligro electoral para el PAN, caminarán sobre el filo de la navaja; no porque necesariamente los agarren con los costales de dólares de dudosa procedencia, sino porque podría tratarse de información falsa que sólo se use para denostar o desprestigiar.
Los manos limpias andan desesperados porque su partido no levanta en ninguna entidad, y corren el riesgo que las gubernaturas que mantienen en su poder se vayan perdiendo en cada proceso electoral.
Y esa desesperación lo puede llevar a inventar falsos testimonios de la honorabilidad de algunos de los candidatos del PRI o de cualquier otra fracción política que se encuentre posesionada en los 300 distritos federales del país, con tal de exhibirlos y sacarlos de la elección.
Con esta nueva jalada de “investigación de los candidatos” que nació en la Secretaría de Gobernación, Juan Camilo Mouriño cree descubrir el hilo negro.
Ignora que el dopaje de candidatos y la intervención del narcotráfico en actividades políticas del país, no es ninguna novedad.
Los informes del CISEN dando pelos y señales de los políticos “cocodrilos” y con nexos en el narco, siempre han estado en el escritorio del titular en turno de la SG, y no se salvan muchos connotados empresarios militantes del PAN que llegaron a ser gobernadores.
La noticia del posible espionaje del CISEN mantiene acalambrada a la clase política nacional, incluyendo a varios mandatarios estatales que llegaron al poder bajo la sospecha pública de haber gastado dinero sucio.
Y en Veracruz, a punto estuvo de írseles la boca chueca a renombradas personalidades de la política estatal, así como también a prominentes miembros del mundo de los negocios y uno que otro líder ganadero.
Se presume que todos juntos, en el 2004 y 2007, hicieron de las suyas para sacar adelante, primero para apoderarse de la gubernatura y luego del Congreso local.
Pero ahora… cuando más urgidos están del efectivo.
¿Quién podrá ayudarlos?
¿O usted qué opina?
Investigará vidas privadas, cuentas bancarias y las amistades “non gratas” de todos los aspirantes a diputados federales.
Lo que ha generado que muchos que creen tener la candidatura “amarrada y en la bolsa”, en sus respectivas entidades, peguen el grito en el cielo.
Y no es para menos.
No pasarán el detector del dinero sucio en sus actividades de campaña, mucho menos saldrán limpios del examen antidoping.
A esos políticos, zorros y dinosaurios y de nuevas generaciones, con padrinazgos sospechosos que les ha sido fácil comprar alcaldías, diputaciones, senadurías y hasta gubernaturas, se les viene la PGR encima.
No cruzarán el río de la legalidad ni yendo a bailar a Chalma, ni tampoco con una rameada del brujo mayor de Catemaco.
Peor tantito si son candidatos del PRI o PRD que vayan en alianzas con PT, PVEM y Convergencia.
Eso ameritará una voraz e implacable cacería de brujas por parte del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Se dice que el objetivo de la intervención del CISEN es el de detectar que el narcotráfico no se infiltre entre los candidatos que participarán en los comicios federales del próximo año.
Qué rara coincidencia que sea precisamente en la contienda intermedia cuando se soliciten los servicios de información de la policía política del gobierno federal.
Los partidos opositores al PAN no deben tirar a saco roto que son los comicios intermedios, los que el panismo quiere ganar o arrebatar para tener mayoría en San Lázaro y poder sacar todas las reformas que hoy le niegan al presidente Felipe Calderón.
Por lo tanto, si por unanimidad se aprueba que el CISEN violente el marco de la privacidad de los actores políticos, los opositores que representen peligro electoral para el PAN, caminarán sobre el filo de la navaja; no porque necesariamente los agarren con los costales de dólares de dudosa procedencia, sino porque podría tratarse de información falsa que sólo se use para denostar o desprestigiar.
Los manos limpias andan desesperados porque su partido no levanta en ninguna entidad, y corren el riesgo que las gubernaturas que mantienen en su poder se vayan perdiendo en cada proceso electoral.
Y esa desesperación lo puede llevar a inventar falsos testimonios de la honorabilidad de algunos de los candidatos del PRI o de cualquier otra fracción política que se encuentre posesionada en los 300 distritos federales del país, con tal de exhibirlos y sacarlos de la elección.
Con esta nueva jalada de “investigación de los candidatos” que nació en la Secretaría de Gobernación, Juan Camilo Mouriño cree descubrir el hilo negro.
Ignora que el dopaje de candidatos y la intervención del narcotráfico en actividades políticas del país, no es ninguna novedad.
Los informes del CISEN dando pelos y señales de los políticos “cocodrilos” y con nexos en el narco, siempre han estado en el escritorio del titular en turno de la SG, y no se salvan muchos connotados empresarios militantes del PAN que llegaron a ser gobernadores.
La noticia del posible espionaje del CISEN mantiene acalambrada a la clase política nacional, incluyendo a varios mandatarios estatales que llegaron al poder bajo la sospecha pública de haber gastado dinero sucio.
Y en Veracruz, a punto estuvo de írseles la boca chueca a renombradas personalidades de la política estatal, así como también a prominentes miembros del mundo de los negocios y uno que otro líder ganadero.
Se presume que todos juntos, en el 2004 y 2007, hicieron de las suyas para sacar adelante, primero para apoderarse de la gubernatura y luego del Congreso local.
Pero ahora… cuando más urgidos están del efectivo.
¿Quién podrá ayudarlos?
¿O usted qué opina?
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