Fuego amigo, indisciplina, golpes bajos, deslealtad y traiciones, marcarán el resto de la administración estatal.
La negativa de algunos funcionarios a entregar las oficinas porque han sido reemplazados en sus cargos, la rebeldía de otros que quieren ser candidatos a gobernador, y la protesta manipulada de los maestros en las calles, son los primeros síntomas de la pérdida silenciosa del poder.
Es la inevitable llegada de la cuenta regresiva, a la que huye todo gobernante cuando se encuentra embriagado de poder.
E s el inicio de la soledad; la nostalgia y los arrepentimientos por los abusos cometidos, o por lo que se prometió y no hubo voluntad política para cumplir.
Cuánto no sería capaz de pagar cualquier gobernante porque la pachanga en la función pública, fuera interminable; que el festín, las francachelas y las orgías del placer, se eternizaran.
Pero no… el poder sólo es prestado.
Lamentablemente los funcionarios recurren a la demencia para pretextar olvidar que son aves de paso, más cuando están en el clímax del poder, que los hace sordos y ciegos.
Siempre he dicho que el poder marea a los inteligentes y enloquece a los pendejos, y ésta máxima no fue la excepción en la administración Fidelista.
El gobernador de Veracruz de pronto sintió ser el escogido por los dioses para el 2012, y desde entonces no paró su constante paseo por las nubes, imaginando hablarse de tu con las estrellas.
A todos los integrantes de su gabinete prohibió publicitarse en los medios de comunicación, o balconearse por su acertado desempeño en la responsabilidad conferida.
A muchos de sus principales colaboradores exhibió en público regañándolos por presuntos errores cometidos, y a éstos no les quedó otra que aguantar el baño.
Lo que Fidel no evitó fue que sus incondicionales enriquecieran con el dinero ajeno, penoso asunto del cual el mandatario estatal le debe una explicación al pueblo veracruzano.
En días pasados el gobernador tocó el tema de la corrupción al referirse a los servidores públicos de su gobierno que “ya se cansaron o ya se llenaron”, pidiéndoles que renuncien al cargo que ostenta.
Sin embargo Fidel no abundó en el tema.
¿Se llenaron de qué?
Hasta cualquier ciudadano común y corriente “sin la brillantez” de los Fidelistas, acertaría que el tío Fide se refirió a “llenarse de billetes”.
Y en efecto, la actual administración estatal tiene una epidemia de ratas de dos patas, como dice la cantante de Alto Lucero.
Lo grave es que quienes “se llenaron y se fueron, y los que todavía no se van”, son protegidos por el manto de la impunidad.
Jamás serán alcanzados, al menos, por la ley Fidelista.
Y son precisamente esos que ya engrosaron sus cuentas bancarias, tanto en México como en el extranjero, los que provocarán tormentas políticas al interior del gobierno del estado, bien porque alistan maletas para subirse a otro barco que los aguarda, o por simple venganza a las agresiones sufridas.
Conforme transcurran los meses, el sexenio de la Fidelidad irá debilitándose; sus latidos serán débiles, anunciando su muerte.
El político de Nopaltepec, empieza a ser víctima de la soledad.
Y por lo consiguiente, el poder se le está yendo de las manos; al paso de los días cada vez le será más difícil contener a la bufalada de traidores que le juraron lealtad.
Muchas manos conocidas por Fidel jalarán los hilos para desestabilizar su gobierno, creando confusión, miedo y zozobra en la población.
Es el principio del fin.
Pedimos porque la sangre no llegue al rio.
¿O usted qué opina?
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