Es evidente la demencia del gobernador de Veracruz.
Y de verdad, qué lamentable.
Quisiera no tocar también este tema, pero mi compromiso con los cientos de correos que recibí tan sólo el día de ayer con referencia al comportamiento público de los últimos días del mandatario veracruzano, me obligan a escribir en torno al asunto.
En otros comentarios aquí expresados, señalé que mi amigo Fidel había perdido la brújula del gobierno estatal, seguía en su viaje eterno por las nubes en el que soñaba hablarse de tú con las estrellas.
Dije también que su mal empeoró cuando algún vival o bufón, de esos muchos dueños de periódicos que se le arrastran, le dijeron que en color y actitudes “era el retrato hablado de Barack Obama”, y que él podría convertirse en el fenómeno veracruzano que México requería para el 2012”.
Para qué lo engañaron.
La locura del político de Nopaltepec, empeoró a gran escala.
En consecuencia, para nadie pasa desapercibido esa aparente pérdida de la memoria, del tiempo y las circunstancias del gobernador Fidel Herrera.
Todos notan esa transformación psicológica del ejecutivo estatal, hasta sus más cercanos colaboradores después de terminar sus discursos o escucharlo hablar en entrevistas, mirándose entre ellos se preguntan, qué está pasando con el jefe.
Pero nadie de sus achichincles por temor a despertar la furia del gobernante, se atreve a comentarle sus contradicciones, menos a criticarle el doble discurso que usa cuando, principalmente se refiere al presidente Felipe Calderón.
Pero Fidel, en el quinto año de su mandato no puede ocultar las coordenadas de estar viviendo en otro planeta, en el que, como en el mundo de la Chimultrufia de la comedia del Chavo del Ocho, cuando se le ocurra puede decir una cosa, pero al mismo tiempo otra. Y quiere que sus locuras se las crean todos los habitantes de Veracruz, y de preferencia el huésped actual de la residencia oficial de Los Pinos.
Lo que resulta imposible, y no es para menos.
Un día el gobernador de Veracruz tirando la piedra y escondiendo la mano, arremete contra el presidente Felipe Calderón y atenta con incendiarle el país, en venganza por la frialdad del trato presidencial.
Bajo sus órdenes y complacencia se organizan contra el gobierno federal plantones, protestas, tomas de ingenios, y hasta manda paralizar el transporte de pasajeros y de carga en toda la república.
Hasta el propio Fidel se atreve a criticar la falta de sensatez del presidente Calderón que muestra oídos sordos a las peticiones de sus “recomendados”.
Y sin embargo, horas más tarde de la arremetida en los medios de comunicación comprados por su gobierno, en forma inexplicable el gobernador Herrera ordena a los editores a su servicio publiquen en primera plana una foto de archivo donde aparezca “saludando y platicando amenamente con Calderón”,
Y en cuyo pie de foto pide escriban que…
“El presidente Calderón no se encuentra solo porque el gobierno del estado de Veracruz está de su lado; lo apoyamos en todas sus decisiones para disminuir los efectos de la crisis económica; en su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, y también en el combate a la corrupción oficial.”.
De qué se trata tal trastorno, paranoia o esquizofrenia, como usted amable lector quiera llamarle.
¿Fidel, el gobernador de Veracruz, está del lado o en contra del presidente de México?
O a qué juega el gobernante estatal con ese doble lenguaje que ya le cerró las puertas y las llaves del dinero federal.
Alguien tendrá que decírselo, antes que su demencia lo lleve a cometer más locuras que vengan a perjudicar a las clases marginadas del pueblo veracruzano, o para evitar que siga cavando su propia tumba política.
En lo personal, con pruebas documentales en las manos lo alerté que por errores de su gente buscarían hundirlo.
Lo hice en nombre de los más de 30 años de trato y amistad, cuando no tenía nada y todos le negaban amistad.
Pero Fidel, perdió el piso, y cree que también se cortó esa cola larga que los calderonistas tienen bien pesada y documentada.
¿O usted qué opina?
miércoles, 18 de febrero de 2009
LA VERBORREA DE FIDEL
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