Cabizbajo, con la mirada perdida, callado y sumido en sus pensamientos, fue la pose oficial de un gobernador para la fotografía del recuerdo, ayer en la gira del presidente de la república por el estado de Veracruz.
Fidel Herrera prácticamente fue borrado del escenario; al lado de Calderón era sólo una sombra que caminaba, como aquellos muertos que caminan porque todavía nadie se atreve a decirles que están muertos.
Políticamente hablando... Fidel está muerto.
Agotado el protocolo de la salutación institucional, el presidente Felipe Calderón ignoró a Fidel; a grandes zancadas buscaba alejarse del gobernador de Veracruz, de quién todos los días sigue recibiendo los peores informes de su trabajo como gobernante.
Y como muestra de su antipatía hacia el político veracruzano, Calderón vino al estado a realizar un recuento de las acciones de su gobierno en contra de los capos del narcotráfico y de las bandas del crimen organizado. Dio números de malosos detenidos, armamento incautado y toneladas de drogas decomisadas.
Calderón decidió sacar cuentas de su lucha anticrimen en Veracruz, por dos razones…
Una.- En Los Pinos tienen los informes de inteligencia nacionales de que en tierras gobernadas por la Fidelidad, se otorga protección gubernamental precisamente a ese tipo de delincuentes, que les permite actuar en completa impunidad.
Y dos.- Para echarle en cara a Herrera Beltrán que contrario a su cooperación de saliva que dice dar a la lucha contra los malos, en Veracruz no capturan ni siquiera un charalito, aún sabiendo nombres, apellidos y lugares de operación de los peces gordos dedicados al tráfico de drogas y al negocio del secuestro y la extorsión.
Mientras el michoacano leía su discurso de cifras alegres contra la delincuencia, Fidel le hacía al loco, fingía demencia; chiflaba y chiflaba; una y otra vez dirigía su mirada al cielo, como pidiendo clemencia celestial para el orador “por no saber lo que estaba diciendo”.
El comportamiento de ayer de Fidel en la ceremonia naval-militar en Antón Lizardo, fue el mismo que adoptó el 21 de abril de 2007, cuando Calderón no titubeó para “tildar de traidores de México a todos los que protegen y dan cabida a los criminales”. La referencia llevó como destino final a los gobernadores, que hoy se sabe, suman ocho, del PRI, incluyendo al de Veracruz, los que se presume están coludidos con las redes del narcotráfico.
Hace dos años, en el mismo evento recordando la defensa del puerto de Veracruz de la invasión norteamericana de 1914, Fidel hizo lo mismo, se la pasó mirando el infinito y contando cada una de las nubes a falta de estrellas, lo que para muchos significó faltarle respeto a la investidura presidencial de Calderón, quien por primera vez presidía tan importante acto.
Pero Fidel estaba en su tercer año de gobierno, sentíase poderoso e intocable, el viento le hacía lo que a Juárez.
Era entendible su locura…
Venía de vivir un romance de complicidades con el recién salido expresidente Vicente Fox que le abrió el cajón de la federación para que se despachara con las dos manos, y con tanto dinero en su poder creyó ser la única luz que brillaba en el firmamento del partido tricolor para la sucesión del 2012.
Tan grave su paranoia que buscó engañar a todos aduciendo que “esperaba guerra sucia del gobierno calderonista por ser el mejor activo del PRI”.
A sus graves errores como gobernante intenta politizarlos y hacerse la víctima; si en realidad se encuentra en la mira de la PGR o del CISEN, no debe ser porque es una blanca palomita.
Sin lugar a dudas, hoy otro gallo le canta al joven gobernador del estado, y todos los días recibe malas noticias, pese a que sus textoservidores lo engañan diciéndole que todo en su administración es miel sobre hojuelas.
El trato presidencial recibido ayer por Fidel es vergonzante; a tal grado que hasta un simple alcalde es ya más importante que él.
Para la clase política estatal y nacional que se dio cita con motivo de la gira de trabajo de Calderón por Veracruz, no pasó desapercibido que Jon Rementería, el exsecretario de Salud Fidelista, se llevó la tarde.
El alcalde jarocho, recibió del mandatario federal, todas las distinciones negadas al buen tío Fide.
Calderón no pudo o no quiso ocultar sus simpatías hacia el presidente municipal príista, el mismo que arrebatara la joya de la corona a su partido Acción Nacional en las elecciones de septiembre de 2007.
Y no es para menos el trato al munícipe porteño…
El presidente lo reconoce como un destacado profesional de la medicina, especialmente en el ramo de la gastroenterología. Con lo cual le muestra gratitud por las atenciones recibidas cuando enfermó de fuerte infección estomacal, en ocasión de sus actos de campaña en el estado como candidato del PAN.
Cabe destacar que don Felipe no perdió tiempo para dialogar con el doctor Rementería, ordenó al estado mayor presidencial mantenerlo cercano a él; hasta en la congregación Santa Fe, municipio de Veracruz, donde entregó apoyos al campo, siempre caminó llevando a su lado al presiente municipal.
Mientras que al gobernador se le veía alejado, a cuatro o cinco metros de distancia de Calderón.
Vaya cachetadón a Fidel con guante blanco.
Cuánto debe extrañar el político de Nopaltepec los apapachos de su brother Fox cada vez que éste visitaba la entidad.
Porque con Felipe Calderón, ni abrazos ni mimos, mucho menos maridajes o componendas financieras en lo oscurito.
Y todavía lo que falta por venir.
¿O usted qué opina?
martes, 21 de abril de 2009
VERACRUZ AL ROJO VIVO
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