(SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)
11 de Marzo de 2010
Por: David Varona Fuentes
Corrupción, enriquecimiento inexplicable y tráfico de poder, fueron las cartas de recomendación que Julen Remetería obtuvo de la presidencia municipal de Veracruz.
Y que desde luego, mañosamente no presentó al presidente Calderón cuando éste lo invitó a colaborar en el gobierno federal.
El ex alcalde jarocho (2004-2007) se cubrió con el falso manto de la honestidad y transparencia, y sorprendió al mandatario Felipe Calderón.
Siendo precandidato del PAN y buscando la candidatura, Calderón había recibido presuntas muestras de apoyo y lealtad del entonces edil del puerto de Veracruz, y en correspondencia le abrió las puertas en la administración federal.
El presidente ignoró siempre qué clase de alimaña metía a su gobierno, dándole la cartera de Coordinador de los Centros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el país.
Cuando Julen asumió el cargo, su hacedor Francisco Ávila Camberos, ex alcalde, ex diputado federal y ex Coordinador de Puertos y Marina Mercante en el gobierno de Vicente Fox, pegó el grito en el cielo.
En tono irónico el político panista de los cabellos rubios, dijo que era una responsabilidad muy grande para Julen, ya que si como alcalde no fue capaz de tapar hoyancos en calles y avenidas de la ciudad que gobernaba, menos pavimentaría carreteras, construiría puentes o abriría nuevos caminos a lo largo y ancho del territorio mexicano.
Lo cierto de todo es que los señalamientos de corrupto, inepto y traidor que recibe Julen de los panistas de la ciudad de Veracruz, principalmente de su hacedor Ávila Camberos, se los ganó con el sudor de su frente.
Y no es para menos.
Su gestión al frente del primer ayuntamiento de América en tierra firme, estuvo envuelta en escándalos de corrupción y abuso del poder para beneficiar a sus amigos, compadres y familiares directos.
Las nóminas secretas que manejaba desde la propia presidencia municipal para premiar, estimular y sobornar a los ediles y directores de departamentos hasta con 100 y 200 mil pesos mensuales, representó solo un ejemplo de la cloaca en su periodo.
Quiénes conocen al derecho y al revés la vida de Julen Rementería, están sorprendidos por la incalculable riqueza financiera y material que ha logrado amasar en los últimos años, tres como alcalde de Veracruz y los que lleva como empleado de la federación.
Reconocen en Julen esa habilidad innata para robar, esa facilidad para hacer negocios y componer entuertos al amparo del poder, como los primero que hizo cuando llegó a la presidencia municipal de Veracruz.
Resulta que una vez sentado en la alcaldía más importante del estado, Julen se dio cuenta que, como decía Sergio Vaca antes que fuera su amigo, vender trusas y calcetines nunca ganaría lo que en política, por lo que decidió cerrar la tienda El Importador, herencia de sus padres, y ubicada en el corazón del Centro Histórico de Veracruz.
Con el poder en las manos por ser alcalde de la ciudad, Julen no liquidó conforme a la ley a ninguno de los 30 empleados que laboraron por décadas en la tienda, sino que, sin descaro ni vergüenza alguna, se los llevó al ayuntamiento para que pasaran a formar parte de la plantilla de trabajadores, y antes de terminar su trienio a todos éstos los basificó, acción que provocó odios en rencores en aquellos fieles panistas que lo aclamaron y que hoy están en la calle porque los dejó desprotegidos y su primo Jon los corrió.
Julen presume a propios y extraños que es un panista “exitoso”.
Y no lo dudan.
El ex vendedor de trusas y calcetines, según el diputado Vaca, ha descubierto las trampas para el enriquecimiento ilícito.
Para quienes ejercen algún cargo público no desconocen que la asignación de obra pública deja a los funcionarios millonarias ganancias y muy pocas posibilidades de fiscalización.
Ese secreto del quehacer político lo aprendió muy bien Julen Rementería cuando fue la primera autoridad del municipio de Veracruz, donde empezó a probar las mieles de la riqueza al recibir de los constructores el 10 o 15 por ciento del costo de las obras que él decidía entregarles a través de licitaciones amañadas.
Tan sorprendido estaba por los dividendos económicos que recibía, que optó por formar empresas constructoras usando prestanombres, que le generaban ganancias dobles, cobraba la obra y se auto-cobraba el diezmo, y muchas veces hasta el 15 por ciento.
Sin embargo, para Julen su verdadera mina de oro es el Centro SCT del país, que este año le asignaron un presupuesto de 85 mil millones de pesos, todo un mundo de diferencia en dinero con los menos de mil millones que manejó como alcalde de Veracruz.
Sí amables lectores, el habilidoso funcionario federal está yéndose hasta las manitas con sus tres presuntas empresas que auto-contratan trabajos a la SCT, y con el impuesto subrepticio que pagan los constructores por las obras que directamente, y sin trabas legales reciben de la dependencia federal que, en forma inocente Calderón puso a cargo del gallego Julen.
Es decir, el presidente dejó una de sus tantas iglesias federales, en manos de Lutero.
Quienes conocen de la fortuna actual de Julen como funcionario público, aseguran no exagerar, pero es inimaginable el mundo de dinero y de propiedades que posee el calderonista veracruzano, tanto en Veracruz, en otras partes del país y en España, la tierra de sus orígenes.
Todo gracias a que adjudicarse el 10 por ciento de 85 mil millones, no es cualquier cosa.
Por ello, Julen se arrugó cuando desde Los Pinos le advirtieron que fuera sacando sus chivas del Centro nacional SCT, sí insistía en regatear y condicionarle apoyo al candidato panista de Calderón al gobierno de Veracruz
Julen optó por fingir demencia y olvidar el paquete de diputaciones plurinominales, sindicaturas y regidurías exigido al delfín calderonista a la gubernatura del estado.
De todos modos, palo dado ni dios lo quita.
La suerte del ex dueño del Importador, está echada.
Se encuentra en el filo de la navaja, y sus días como Coordinador del Centro SCT en el país, están contados.
Las acusaciones que lanza contra el gobierno de Veracruz, sólo son cortinas de humo para ocultar su nerviosismo.
¿O usted qué opina?
11 de Marzo de 2010
Por: David Varona Fuentes
Corrupción, enriquecimiento inexplicable y tráfico de poder, fueron las cartas de recomendación que Julen Remetería obtuvo de la presidencia municipal de Veracruz.
Y que desde luego, mañosamente no presentó al presidente Calderón cuando éste lo invitó a colaborar en el gobierno federal.
El ex alcalde jarocho (2004-2007) se cubrió con el falso manto de la honestidad y transparencia, y sorprendió al mandatario Felipe Calderón.
Siendo precandidato del PAN y buscando la candidatura, Calderón había recibido presuntas muestras de apoyo y lealtad del entonces edil del puerto de Veracruz, y en correspondencia le abrió las puertas en la administración federal.
El presidente ignoró siempre qué clase de alimaña metía a su gobierno, dándole la cartera de Coordinador de los Centros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el país.
Cuando Julen asumió el cargo, su hacedor Francisco Ávila Camberos, ex alcalde, ex diputado federal y ex Coordinador de Puertos y Marina Mercante en el gobierno de Vicente Fox, pegó el grito en el cielo.
En tono irónico el político panista de los cabellos rubios, dijo que era una responsabilidad muy grande para Julen, ya que si como alcalde no fue capaz de tapar hoyancos en calles y avenidas de la ciudad que gobernaba, menos pavimentaría carreteras, construiría puentes o abriría nuevos caminos a lo largo y ancho del territorio mexicano.
Lo cierto de todo es que los señalamientos de corrupto, inepto y traidor que recibe Julen de los panistas de la ciudad de Veracruz, principalmente de su hacedor Ávila Camberos, se los ganó con el sudor de su frente.
Y no es para menos.
Su gestión al frente del primer ayuntamiento de América en tierra firme, estuvo envuelta en escándalos de corrupción y abuso del poder para beneficiar a sus amigos, compadres y familiares directos.
Las nóminas secretas que manejaba desde la propia presidencia municipal para premiar, estimular y sobornar a los ediles y directores de departamentos hasta con 100 y 200 mil pesos mensuales, representó solo un ejemplo de la cloaca en su periodo.
Quiénes conocen al derecho y al revés la vida de Julen Rementería, están sorprendidos por la incalculable riqueza financiera y material que ha logrado amasar en los últimos años, tres como alcalde de Veracruz y los que lleva como empleado de la federación.
Reconocen en Julen esa habilidad innata para robar, esa facilidad para hacer negocios y componer entuertos al amparo del poder, como los primero que hizo cuando llegó a la presidencia municipal de Veracruz.
Resulta que una vez sentado en la alcaldía más importante del estado, Julen se dio cuenta que, como decía Sergio Vaca antes que fuera su amigo, vender trusas y calcetines nunca ganaría lo que en política, por lo que decidió cerrar la tienda El Importador, herencia de sus padres, y ubicada en el corazón del Centro Histórico de Veracruz.
Con el poder en las manos por ser alcalde de la ciudad, Julen no liquidó conforme a la ley a ninguno de los 30 empleados que laboraron por décadas en la tienda, sino que, sin descaro ni vergüenza alguna, se los llevó al ayuntamiento para que pasaran a formar parte de la plantilla de trabajadores, y antes de terminar su trienio a todos éstos los basificó, acción que provocó odios en rencores en aquellos fieles panistas que lo aclamaron y que hoy están en la calle porque los dejó desprotegidos y su primo Jon los corrió.
Julen presume a propios y extraños que es un panista “exitoso”.
Y no lo dudan.
El ex vendedor de trusas y calcetines, según el diputado Vaca, ha descubierto las trampas para el enriquecimiento ilícito.
Para quienes ejercen algún cargo público no desconocen que la asignación de obra pública deja a los funcionarios millonarias ganancias y muy pocas posibilidades de fiscalización.
Ese secreto del quehacer político lo aprendió muy bien Julen Rementería cuando fue la primera autoridad del municipio de Veracruz, donde empezó a probar las mieles de la riqueza al recibir de los constructores el 10 o 15 por ciento del costo de las obras que él decidía entregarles a través de licitaciones amañadas.
Tan sorprendido estaba por los dividendos económicos que recibía, que optó por formar empresas constructoras usando prestanombres, que le generaban ganancias dobles, cobraba la obra y se auto-cobraba el diezmo, y muchas veces hasta el 15 por ciento.
Sin embargo, para Julen su verdadera mina de oro es el Centro SCT del país, que este año le asignaron un presupuesto de 85 mil millones de pesos, todo un mundo de diferencia en dinero con los menos de mil millones que manejó como alcalde de Veracruz.
Sí amables lectores, el habilidoso funcionario federal está yéndose hasta las manitas con sus tres presuntas empresas que auto-contratan trabajos a la SCT, y con el impuesto subrepticio que pagan los constructores por las obras que directamente, y sin trabas legales reciben de la dependencia federal que, en forma inocente Calderón puso a cargo del gallego Julen.
Es decir, el presidente dejó una de sus tantas iglesias federales, en manos de Lutero.
Quienes conocen de la fortuna actual de Julen como funcionario público, aseguran no exagerar, pero es inimaginable el mundo de dinero y de propiedades que posee el calderonista veracruzano, tanto en Veracruz, en otras partes del país y en España, la tierra de sus orígenes.
Todo gracias a que adjudicarse el 10 por ciento de 85 mil millones, no es cualquier cosa.
Por ello, Julen se arrugó cuando desde Los Pinos le advirtieron que fuera sacando sus chivas del Centro nacional SCT, sí insistía en regatear y condicionarle apoyo al candidato panista de Calderón al gobierno de Veracruz
Julen optó por fingir demencia y olvidar el paquete de diputaciones plurinominales, sindicaturas y regidurías exigido al delfín calderonista a la gubernatura del estado.
De todos modos, palo dado ni dios lo quita.
La suerte del ex dueño del Importador, está echada.
Se encuentra en el filo de la navaja, y sus días como Coordinador del Centro SCT en el país, están contados.
Las acusaciones que lanza contra el gobierno de Veracruz, sólo son cortinas de humo para ocultar su nerviosismo.
¿O usted qué opina?
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