8 de marzo de 2010
Por: David Varona Fuentes
Es evidente la putrefacción de los partidos políticos en México.
Huele a estiércol.
Urge sacudir al árbol político del país.
Los mexicanos no tienen ya elección en quien confiar los votos que cada proceso electoral acuden a depositar en las urnas.
Pareciera que cada instituto político son parte de lo mismo, corrupción, simulación, falsedad y engaño a sus electores.
En temporadas proselitistas los candidatos se van de la boca prometiendo hasta las perlas de la Virgen, pero a la hora de cumplir las promesas de campaña, la inmensa mayoría se hace ojo de hormiga.
El prometer y dejar colgada a la gente, ha sido la forma de hacer política en México; hasta que el pueblo ha dicho, basta.
Y es indudable que los últimos eventos políticos suscitados en el país, podrían traer consecuencias catastróficas para los distintos partidos que han caído en actuaciones vergonzantes.
Me refiero en exclusivo a los Partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional.
El maridaje del PAN con el PRI en diciembre de 2009 para aprobar la Reforma Fiscal de 2010 es una muestra de la descomposición política que enfrenta el país, donde los intereses partidistas son superiores al bienestar de los mexicanos.
En mi comentario de ayer lunes me referí al PAN y sus acuerdos bajo la mesa con el PRI para sacar el presupuesto de Ingresos 2010 del gobierno del presidente Felipe Calderón, que terminaron convirtiendo en un denigrante patio de vecindad al blanquiazul.
Hoy hablaré del partido tricolor, de los truculentos convenios de la dirigente Beatriz Paredes Rángel con el PAN.
Y vaya que ha dejado sorprendidos a la cúpula priísta la actuación de la generala-presidente, quien después del impresionante sendero de triunfos alcanzados al frente del CEN, de pronto tira todo a la borda y su imagen de líder recta e intachable se convierte ignominiosa.
Descubiertos los convenios que bajo las sombras de la oscuridad realiza con el panista César Nava Vázquez, para muchos prominentes y destacados priístas, es cuestionable el papel de doña Bety al frente de la dirigencia nacional.
A la voz del ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Puebla Manuel Bartlett Díaz, que pide la cabeza de la tlaxcalteca al frente del CEN del PRI, se van sumando la de otros actores políticos del tricolor que demandan su renuncia.
Y no es para menos…
La líder Paredes Rangel se fue por la libre cuando se reunió con César Nava para tramar el consentimiento del paquete fiscal 2010 del gobierno calderonista, que significaba aumentos en los impuestos y servicios que ofrece la federación.
La presidente del CEN priísta engañó a los gobernadores de su partido y agarró de pendejos a los diputados federales y senadores, quienes como blancas palomitas cumplieron con la encomienda del alto mando de su agrupación política.
La orden a los representantes populares priístas fue aprobar la Reforma Fiscal 2010 del Presidente Calderón, y éstos cumplieron al pie de la letra.
Jamás imaginó Beatriz Paredes que César Nava la traicionaría confesando sin rubor alguno, el pacto del PAN con el PRI para sacar adelante el presupuesto federal 2010, donde los azules se comprometían a no hacer alianzas con el PRD en las elecciones locales de este año en 15 estados de la república, en las que se disputarán 12 gubernaturas.
Hoy todo México conoce las andanzas de la dirigente del PRI; y los militantes del otrora poderoso partido tricolor, hombres y mujeres que ejercen el poder público y político en el país, no pueden ocultar su descontento, para ellos significa traición y demandan cambios en el liderazgo nacional.
No estaría por demás que nuevos aires soplaran al priísmo mexicano.
Un nuevo rostro que venga a curar heridas abiertas, esas que son difíciles de cicatrizar.
Un nuevo proyecto ideológico que se haya construido en la trinchera legislativa, que conozca al derecho y al revés los recovecos del quehacer político mexicano; que una a la clase política en su conjunto para alcanzar los acuerdos tan necesarios que México requiere para salir de la parálisis en que se encuentra.
Comprobado quedó que el PAN no estaba preparado para gobernar al país.
Si el PRI ha venido pavimentando el camino de regreso a Los Pinos en el 2012, requiere de un liderazgo nacional que convenza, que tenga poder de convocatoria y atraiga a las multitudes que se fueron en el 2000 con la pérdida de la presidencia de la república, y que aún decepcionados por el cambio que no llegó, siguen mostrando renuencia en volver a confiar en el revolucionario institucional.
El próximo dirigente nacional del PRI deberá salir de los resultados que el partido obtenga en las elecciones del 4 de Julio en las 12 entidades donde se renovarán las gubernaturas.
Y Veracruz, con Fidel Herrera, lleva mano.
¿O usted qué opina?
Por: David Varona Fuentes
Es evidente la putrefacción de los partidos políticos en México.
Huele a estiércol.
Urge sacudir al árbol político del país.
Los mexicanos no tienen ya elección en quien confiar los votos que cada proceso electoral acuden a depositar en las urnas.
Pareciera que cada instituto político son parte de lo mismo, corrupción, simulación, falsedad y engaño a sus electores.
En temporadas proselitistas los candidatos se van de la boca prometiendo hasta las perlas de la Virgen, pero a la hora de cumplir las promesas de campaña, la inmensa mayoría se hace ojo de hormiga.
El prometer y dejar colgada a la gente, ha sido la forma de hacer política en México; hasta que el pueblo ha dicho, basta.
Y es indudable que los últimos eventos políticos suscitados en el país, podrían traer consecuencias catastróficas para los distintos partidos que han caído en actuaciones vergonzantes.
Me refiero en exclusivo a los Partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional.
El maridaje del PAN con el PRI en diciembre de 2009 para aprobar la Reforma Fiscal de 2010 es una muestra de la descomposición política que enfrenta el país, donde los intereses partidistas son superiores al bienestar de los mexicanos.
En mi comentario de ayer lunes me referí al PAN y sus acuerdos bajo la mesa con el PRI para sacar el presupuesto de Ingresos 2010 del gobierno del presidente Felipe Calderón, que terminaron convirtiendo en un denigrante patio de vecindad al blanquiazul.
Hoy hablaré del partido tricolor, de los truculentos convenios de la dirigente Beatriz Paredes Rángel con el PAN.
Y vaya que ha dejado sorprendidos a la cúpula priísta la actuación de la generala-presidente, quien después del impresionante sendero de triunfos alcanzados al frente del CEN, de pronto tira todo a la borda y su imagen de líder recta e intachable se convierte ignominiosa.
Descubiertos los convenios que bajo las sombras de la oscuridad realiza con el panista César Nava Vázquez, para muchos prominentes y destacados priístas, es cuestionable el papel de doña Bety al frente de la dirigencia nacional.
A la voz del ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Puebla Manuel Bartlett Díaz, que pide la cabeza de la tlaxcalteca al frente del CEN del PRI, se van sumando la de otros actores políticos del tricolor que demandan su renuncia.
Y no es para menos…
La líder Paredes Rangel se fue por la libre cuando se reunió con César Nava para tramar el consentimiento del paquete fiscal 2010 del gobierno calderonista, que significaba aumentos en los impuestos y servicios que ofrece la federación.
La presidente del CEN priísta engañó a los gobernadores de su partido y agarró de pendejos a los diputados federales y senadores, quienes como blancas palomitas cumplieron con la encomienda del alto mando de su agrupación política.
La orden a los representantes populares priístas fue aprobar la Reforma Fiscal 2010 del Presidente Calderón, y éstos cumplieron al pie de la letra.
Jamás imaginó Beatriz Paredes que César Nava la traicionaría confesando sin rubor alguno, el pacto del PAN con el PRI para sacar adelante el presupuesto federal 2010, donde los azules se comprometían a no hacer alianzas con el PRD en las elecciones locales de este año en 15 estados de la república, en las que se disputarán 12 gubernaturas.
Hoy todo México conoce las andanzas de la dirigente del PRI; y los militantes del otrora poderoso partido tricolor, hombres y mujeres que ejercen el poder público y político en el país, no pueden ocultar su descontento, para ellos significa traición y demandan cambios en el liderazgo nacional.
No estaría por demás que nuevos aires soplaran al priísmo mexicano.
Un nuevo rostro que venga a curar heridas abiertas, esas que son difíciles de cicatrizar.
Un nuevo proyecto ideológico que se haya construido en la trinchera legislativa, que conozca al derecho y al revés los recovecos del quehacer político mexicano; que una a la clase política en su conjunto para alcanzar los acuerdos tan necesarios que México requiere para salir de la parálisis en que se encuentra.
Comprobado quedó que el PAN no estaba preparado para gobernar al país.
Si el PRI ha venido pavimentando el camino de regreso a Los Pinos en el 2012, requiere de un liderazgo nacional que convenza, que tenga poder de convocatoria y atraiga a las multitudes que se fueron en el 2000 con la pérdida de la presidencia de la república, y que aún decepcionados por el cambio que no llegó, siguen mostrando renuencia en volver a confiar en el revolucionario institucional.
El próximo dirigente nacional del PRI deberá salir de los resultados que el partido obtenga en las elecciones del 4 de Julio en las 12 entidades donde se renovarán las gubernaturas.
Y Veracruz, con Fidel Herrera, lleva mano.
¿O usted qué opina?
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