BUENOS DIAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
27 de octubre de 2010
No la tiene nada fácil Javier Duarte en la conformación de su equipo de trabajo.
Como todo gobernante que está por empezar su administración, se enfrenta a un voraz monstruo de mil cabezas que, si lo permite, le impondrá a la inmensa mayoría de todos sus futuros colaboradores.
Por equis o por zeta, todos quienes consideren derechos de representatividad en la siguiente administración estatal, exigirán sus respectivas parcelas de poder.
En la etapa contemporánea del poder político en México, no se recuerda a gobernante alguno que no haya cedido espacios públicos a recomendados de los dueños del dinero, a los amigos, familiares, compadres, padrinos o madrinas, y desde luego a los propios íntimos de quien arriba a la gloria del ejercicio público.
Haciendo más presente nuestra comparación, ni siquiera Fidel Herrera, aún siendo un zorro del quehacer político, con toneladas de costales de mañas a cuestas producto de más de 30 años en el ejercicio de tragar sapos sin hacer gestos, pudo salvarse de incluir en su grupo de colaboradores a verdaderas lacras del servicio público.
Sería oficioso mencionar a todos con nombres y apellidos, de aquellos pésimos subalternos que por compromisos políticos Fidel tuvo que incluir en su gobierno, pero de que fallaron o traicionaron la confianza de Herrera Beltrán, no hay dudas.
Hoy, al final del sexenio quedan evidenciados todos aquellos que llegaron al gabinete Fidelista exclusivamente a enriquecerse, haciendo grandes negocios por medio del tráfico de influencias, del compadrazgo y del abuso del poder.
Seguro estoy, Fidel se encuentra decepcionado de muchos de sus cercanos colaboradores que defraudaron su esperanza de que trabajarían con entrega, dignidad y transparencia a favor de los veracruzanos.
Conociendo al gobernador Fidel Herrera como la palma de mi mano, seguro estoy también, que no se atrevería a recomendar, insinuar o proponer a su sucesor Javier Duarte, a colaborador o ex servidor suyo que haya terminado el encargo en su administración convertido en traidor, pillo, ratero o sinvergüenza; mismos que ya merodean y muestran sus falsas cartas credenciales al futuro gobernador de Veracruz.
Incluso, el propio mandatario estatal hizo tal advertencia después de los comicios del 4 de julio, cuando quedó a descubierto que muchos Fidelistas traicionaron al propio gobernador Herrera y al entonces candidato priísta Javier Duarte.
Pero, insisto, como es la costumbre sexenal cuando las ratas de barco abandonan la embarcación que sucumbe para treparse a la otra que inicia operaciones, muchas de éstas recurren a sus recomendados para asegurar un lugar en el próximo gobierno.
Por lo tanto, desde la noche del martes una vez ratificado Duarte por el TRIFE, es seguro empezaron las presiones en su persona para ceder espacios en su gabinete.
Son los estragos del viejo ritual político que todo gobernador entrante tiene que padecer para dejar a todos contentos, o al menos medios-convencidos.
Cada cambio de gobierno, todos los grupos políticos, económicos y sociales, locales o foráneos buscan cobrar facturas al mandatario que inicia funciones, exigiendo parcelas de poder mediante cargos públicos, o bien a través de la promesa de entrega de millonarios contratos amañados de obras públicas.
El gobierno del doctor Duarte Ochoa no será la excepción, es posible esté obligado a entregar espacios importantes en su gabinete, pero por su compromiso con los veracruzanos de incorporar a su administración a los mejores talentos sean hombres o mujeres, Javier tiene en sus manos el aceptarlos o negarles el ingreso, en especial cuando esté comprobado que se trata de consumados bandoleros con pasados de corrupción y abrupto enriquecimiento ilegal e inexplicable.
Javier Duarte no se encuentra obligado a ceder en su gobierno cotos de poder a corruptos, bribones o sinvergüenzas, de los que la ciudadanía veracruzana ha manifestado en las elecciones estar hasta la madre.
Por ello insisto:
Muchos periodiqueros, cuidando sus intereses financieros los siguientes seis años, se han dado a la tarea de publicar listas de sus recomendados como presuntos futuros colaboradores del gobernador Duarte Ochoa.
A excepción de unos cuantos que por su trayectoria y desempeño político merecen respeto, la mayoría de los nombres de esas listas están para llorar; y que sin lugar a dudas denigrarían el gabinete de Javier, provocando en inicio de sexenio un mal precedente para el sucesor del tío Fide.
El doctor Duarte Ochoa, tiene la palabra.
¿O usted qué opina?
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