-¡Sálvate ahora que todavía puedes!
-“Renuncia al cargo porque va cargarte la madre junto con tu gobernador”.
Son los llamados a la deserción Fidelista, que andan ofreciendo a los principales colaboradores del gobierno estatal.
Insistencias de alerta que han puesto a pensar en su futuro político a dos que tres de los secretarios de despacho y a buen número de directores de áreas, esos que se levantan y duermen rezando plegarias de la Fidelidad, los mismos aduladores y arrastrados que tanto daño hicieron al gobernador Fidel Herrera.
Aquellos que se dicen cuadernos de doble raya del tío Fide, y cuyas dependencias manejan un chingo de lana de presupuesto, dinero que, para su mala suerte, sólo ven pasar.
Y lo más grave, después tienen que justificar su inversión entrándole con su firma a la hora de hacer magia, circo y teatro para cuadrar las cuentas de lo que se gastó y no se hizo.
-“Todos van a terminar en la cárcel, es la hora de la salvación”.
Repite una y otra vez la misma voz a sus amigos e incondicionales agazapados en la administración que late con fuerza, y de quienes recibió la documentación probatoria de los grandes negocios realizados al amparo del poder y mediante el tráfico de influencias.
Rafael Murillo Pérez, siendo secretario de Finanzas y Planeación, siempre escuchó las advertencias que hoy llegan a los oídos de quienes todavía gozan de trabajar para la administración del gobernador Herrera.
La “Flecha” soportó la misma letanía alarmista los últimos seis meses del 2007.
-“Están agarrándote de pendejo Flechita, hacen obra pública mala y carísima; el dinero se lo llevan para otro lado”.
Con tal de salvar a su “hermano” que caminaba en medio del fuego, el amigo recurría a los recuerdos del ayer:
-“Tú sabes cuánto nos quiso a ti y a mi, don Rafael, (Hernández Ochoa) sal con dignidad de ese gobierno de bandidos y delincuentes”.
Y en efecto, la “Flecha”, y quien lo azuzaba a renunciar al gabinete Fidelista, son grandes amigos, razón más que determinante para que don Rafael Murillo Pérez, escuchara y tomara en cuenta sus recomendaciones.
Con el presupuesto estatal de ingreso y egresos de 2005 y 2006, las obras realizadas en esos dos años, en fin, con todos los números en la mano, el amigo mostraba a la “Flecha”, el gran saqueo Fidelista, y remataba diciéndole:
-“Mira, es peor de rata que los alemanistas”.
En muchas de éstas reuniones ultra-secretas sostenidas entre ambos personajes, el extesorero del gobierno de Hernández Ochoa, se quedó pensativo, suspiraba largo y tendido, no terminando de entender la doble moral de quien lo había invitado a ser otra vez titular de las finanzas del estado (bueno…auque sea de nombre).
Fue allá por el quinto encuentro de terapias que el señor Murillo despertó, y empezó a hacer un recuento de sus actuaciones como secretario de Finanzas del gobierno de la Fidelidad. Concluyendo que para lo único que lo había usado su amigo Fidel Herrera en los primeros dos años y medio del sexenio, fue para firmar, firmar y … firmar.
En esos momentos, frente a su visionario protector, decidió:
-“Voy a renunciar Mi…querido amigo”.
Pasaron tres intentos de chisparse del gobierno estatal, que según su viejo amigo, “huele a cárcel”, y las tres veces su carta de renuncia terminó en el cesto de basura del despacho de Fidel.
-“No te vayas, “Flecha”, le haces falta a mi gobierno; Veracruz te necesita”, cuentan le decía Fidel para retenerlo al frente de Finanzas.
Y ante el embrujo de las palabras Fidelistas, el hijo del exgobernador Rafael Murillo Vidal, termino tres veces convencido.
Pero en la oficina de Finanzas y Planeación, nada cambió para la “Flecha”, cada llamado a palacio de gobierno seguía siendo para dar y firmar.
Hasta que ya no aguantó más. Por las noches soñaba con el trío del cuatrienio que terminaron siendo huéspedes de Pacho de Pacho Viejo por más de 15 meses, y eso le dio valor para inventar cansancio y enfermedad.
Finalmente el 15 de enero de 2008, se hizo pública la renuncia de Rafael Murillo a la Secretaría de Finanzas.
La primera llamada que recibiría la “Flecha” Murillo, una vez anunciada su dimisión al cargo, fue la de su amigo, quien, palabras más, palabras menos, le dijo.
-“De la que te salvaste…Felicidades, amigo Flecha”.
Ese mismo amigo, tiene más amigos encubiertos en cargos claves del gobierno estatal, y después que lo han surtido tres años seis meses de información privilegiada y confidencial, busca rescatarlos de lo que, según él, será el infierno Fidelista.
Ha vuelto a la carga, gritándoles:
-“Renuncia, sálvate, huye, corre… de los ladrones”.
¿Hasta dónde será capaz de llegar el gobierno calderonista para apoderarse de Veracruz?
¿O usted qué opina?
-“Renuncia al cargo porque va cargarte la madre junto con tu gobernador”.
Son los llamados a la deserción Fidelista, que andan ofreciendo a los principales colaboradores del gobierno estatal.
Insistencias de alerta que han puesto a pensar en su futuro político a dos que tres de los secretarios de despacho y a buen número de directores de áreas, esos que se levantan y duermen rezando plegarias de la Fidelidad, los mismos aduladores y arrastrados que tanto daño hicieron al gobernador Fidel Herrera.
Aquellos que se dicen cuadernos de doble raya del tío Fide, y cuyas dependencias manejan un chingo de lana de presupuesto, dinero que, para su mala suerte, sólo ven pasar.
Y lo más grave, después tienen que justificar su inversión entrándole con su firma a la hora de hacer magia, circo y teatro para cuadrar las cuentas de lo que se gastó y no se hizo.
-“Todos van a terminar en la cárcel, es la hora de la salvación”.
Repite una y otra vez la misma voz a sus amigos e incondicionales agazapados en la administración que late con fuerza, y de quienes recibió la documentación probatoria de los grandes negocios realizados al amparo del poder y mediante el tráfico de influencias.
Rafael Murillo Pérez, siendo secretario de Finanzas y Planeación, siempre escuchó las advertencias que hoy llegan a los oídos de quienes todavía gozan de trabajar para la administración del gobernador Herrera.
La “Flecha” soportó la misma letanía alarmista los últimos seis meses del 2007.
-“Están agarrándote de pendejo Flechita, hacen obra pública mala y carísima; el dinero se lo llevan para otro lado”.
Con tal de salvar a su “hermano” que caminaba en medio del fuego, el amigo recurría a los recuerdos del ayer:
-“Tú sabes cuánto nos quiso a ti y a mi, don Rafael, (Hernández Ochoa) sal con dignidad de ese gobierno de bandidos y delincuentes”.
Y en efecto, la “Flecha”, y quien lo azuzaba a renunciar al gabinete Fidelista, son grandes amigos, razón más que determinante para que don Rafael Murillo Pérez, escuchara y tomara en cuenta sus recomendaciones.
Con el presupuesto estatal de ingreso y egresos de 2005 y 2006, las obras realizadas en esos dos años, en fin, con todos los números en la mano, el amigo mostraba a la “Flecha”, el gran saqueo Fidelista, y remataba diciéndole:
-“Mira, es peor de rata que los alemanistas”.
En muchas de éstas reuniones ultra-secretas sostenidas entre ambos personajes, el extesorero del gobierno de Hernández Ochoa, se quedó pensativo, suspiraba largo y tendido, no terminando de entender la doble moral de quien lo había invitado a ser otra vez titular de las finanzas del estado (bueno…auque sea de nombre).
Fue allá por el quinto encuentro de terapias que el señor Murillo despertó, y empezó a hacer un recuento de sus actuaciones como secretario de Finanzas del gobierno de la Fidelidad. Concluyendo que para lo único que lo había usado su amigo Fidel Herrera en los primeros dos años y medio del sexenio, fue para firmar, firmar y … firmar.
En esos momentos, frente a su visionario protector, decidió:
-“Voy a renunciar Mi…querido amigo”.
Pasaron tres intentos de chisparse del gobierno estatal, que según su viejo amigo, “huele a cárcel”, y las tres veces su carta de renuncia terminó en el cesto de basura del despacho de Fidel.
-“No te vayas, “Flecha”, le haces falta a mi gobierno; Veracruz te necesita”, cuentan le decía Fidel para retenerlo al frente de Finanzas.
Y ante el embrujo de las palabras Fidelistas, el hijo del exgobernador Rafael Murillo Vidal, termino tres veces convencido.
Pero en la oficina de Finanzas y Planeación, nada cambió para la “Flecha”, cada llamado a palacio de gobierno seguía siendo para dar y firmar.
Hasta que ya no aguantó más. Por las noches soñaba con el trío del cuatrienio que terminaron siendo huéspedes de Pacho de Pacho Viejo por más de 15 meses, y eso le dio valor para inventar cansancio y enfermedad.
Finalmente el 15 de enero de 2008, se hizo pública la renuncia de Rafael Murillo a la Secretaría de Finanzas.
La primera llamada que recibiría la “Flecha” Murillo, una vez anunciada su dimisión al cargo, fue la de su amigo, quien, palabras más, palabras menos, le dijo.
-“De la que te salvaste…Felicidades, amigo Flecha”.
Ese mismo amigo, tiene más amigos encubiertos en cargos claves del gobierno estatal, y después que lo han surtido tres años seis meses de información privilegiada y confidencial, busca rescatarlos de lo que, según él, será el infierno Fidelista.
Ha vuelto a la carga, gritándoles:
-“Renuncia, sálvate, huye, corre… de los ladrones”.
¿Hasta dónde será capaz de llegar el gobierno calderonista para apoderarse de Veracruz?
¿O usted qué opina?
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