Poder político y negocios, siempre ha sido una irresistible combinación para el funcionario público hambriento de riqueza material y monetaria.
Presidentes de la república, gobernadores y alcaldes, no logran vencer las tentaciones por el dinero que no es suyo, y terminan convertidos en los nuevos millonarios una vez concluidas sus administraciones.
Por esos gobernantes ladrones, en la era Fidelista, el estado de Veracruz, vuelve a estar en el descrédito nacional.
Apenas el sexenio pasado el saqueo descarado de Miguelito Alemán Velasco y su banda de exquisitos, que no se olvida y mantiene enardecidos a los ciudadanos, y en el gobierno que lo sucedió se repite otra vez la historia.
La encuesta ciudadana de “Quién es el Peor Gobernador”, convocada por el periodista Carlos Loret de Mola, en el blogs de “Primero Noticias”, ubica al gobernador Fidel Herrera en un honroso y primerísimo lugar.
Y no es para menos.
La Fidelidad lleva cuatro años atracando con fuerza, y los comentarios de respuesta al cuestionamiento del joven conductor televisivo, confirman lo que aquí en este mismo espacio he venido denunciando.
Y vuelvo a reiterarlo:
“Estos salieron peor de pillos que los alemanistas”.
El sentir popular refleja un gobierno estatal simbolizado por la corrupción, tráfico de influencias y uso del poder para acumular fortunas inexplicables de la noche a la mañana, que pronto podrían ser escenarios de escándalos y persecuciones para hacer cumplir la ley.
Al mandatario veracruzano le han prendido ya las luces preventivas; lo tienen enterado de las diversas investigaciones a su gobierno por parte del CISEN y la PGR, pero nada lo hace detenerse en su deseo insaciable de seguir realizando operaciones que podrían tipificarse como delitos.
Los negocios están a la orden del día; Fidel le entra a todo y con todos; ahora se siente también periodista, se enteró que a su director de comunicación social, La Beba Galván, le “va muy bien con un canal de televisión por cable que regentea en Coatzacoalcos, autocomprándose publicidad oficial”, que le dieron ganas de entrarle al comercio informativo.
El deseo personal del gobernador Fidel Herrera de penetrar al mundo periodístico, no es para escribir sus memorias o continuar describiendo el “estado maravilloso que dice construir y que sólo sus ojos alcanzar a ver”.
Fungir como socio mayoritario, comprar o adjudicarse, “a las buenas o a las malas”, diversas empresas periodísticas de la entidad y seguir abriendo otras de edición vespertina, llevan la exclusiva principal de Fidel de seguir haciendo grandes negocios en los últimos dos años que le restan a su mandato. Y si su candidato ganara en el 2010, la cosecha continuaría otros seis años.
Mi amigo el tío Fide, debo reconocerlo, resultó bueno para eso de armar transacciones con empresas editoriales casi fantasmas que nadie conoce, debido a su baja circulación de mil ejemplares diarios, y de los cuales 700 son devueltos, como es el caso de un rotativo jarocho, con varias plumas mercenarias, formadoras de generaciones de mediocres en la escuela de periodismo.
Las millonarias ganancias del ejecutivo estatal a través de las editoriales, de su presunta propiedad, se obtienen gracias a que el propio Fidel también realiza doble operación. Autoriza y paga, fuera de presupuesto, la publicidad a esos Diarios bajo sospecha, y al mismo tiempo sus empresas la cobran al gobierno que representa.
Es decir, paga y se cobra; se habla de más de 50 millones de pesos al mes, y a esos rotativos les pagan muy puntual.
Negocio redondo, sin lugar a dudas, como otros tantos que opera por medio de sus prestanombres, siendo Tonicho Márquez el de los principales, y por lógica el indicado para ser agarrado como “chivo espiatorio”, si la lumbre llegara a palacio estatal.
La mano Fidelista está en todo lo que huela a negocios con su gobierno, desde placas de taxis hasta majestuosas empresas graneleras en las terminales marítimas del estado de Veracruz.
¿Qué más falta por ver, señor gobernado?
Presidentes de la república, gobernadores y alcaldes, no logran vencer las tentaciones por el dinero que no es suyo, y terminan convertidos en los nuevos millonarios una vez concluidas sus administraciones.
Por esos gobernantes ladrones, en la era Fidelista, el estado de Veracruz, vuelve a estar en el descrédito nacional.
Apenas el sexenio pasado el saqueo descarado de Miguelito Alemán Velasco y su banda de exquisitos, que no se olvida y mantiene enardecidos a los ciudadanos, y en el gobierno que lo sucedió se repite otra vez la historia.
La encuesta ciudadana de “Quién es el Peor Gobernador”, convocada por el periodista Carlos Loret de Mola, en el blogs de “Primero Noticias”, ubica al gobernador Fidel Herrera en un honroso y primerísimo lugar.
Y no es para menos.
La Fidelidad lleva cuatro años atracando con fuerza, y los comentarios de respuesta al cuestionamiento del joven conductor televisivo, confirman lo que aquí en este mismo espacio he venido denunciando.
Y vuelvo a reiterarlo:
“Estos salieron peor de pillos que los alemanistas”.
El sentir popular refleja un gobierno estatal simbolizado por la corrupción, tráfico de influencias y uso del poder para acumular fortunas inexplicables de la noche a la mañana, que pronto podrían ser escenarios de escándalos y persecuciones para hacer cumplir la ley.
Al mandatario veracruzano le han prendido ya las luces preventivas; lo tienen enterado de las diversas investigaciones a su gobierno por parte del CISEN y la PGR, pero nada lo hace detenerse en su deseo insaciable de seguir realizando operaciones que podrían tipificarse como delitos.
Los negocios están a la orden del día; Fidel le entra a todo y con todos; ahora se siente también periodista, se enteró que a su director de comunicación social, La Beba Galván, le “va muy bien con un canal de televisión por cable que regentea en Coatzacoalcos, autocomprándose publicidad oficial”, que le dieron ganas de entrarle al comercio informativo.
El deseo personal del gobernador Fidel Herrera de penetrar al mundo periodístico, no es para escribir sus memorias o continuar describiendo el “estado maravilloso que dice construir y que sólo sus ojos alcanzar a ver”.
Fungir como socio mayoritario, comprar o adjudicarse, “a las buenas o a las malas”, diversas empresas periodísticas de la entidad y seguir abriendo otras de edición vespertina, llevan la exclusiva principal de Fidel de seguir haciendo grandes negocios en los últimos dos años que le restan a su mandato. Y si su candidato ganara en el 2010, la cosecha continuaría otros seis años.
Mi amigo el tío Fide, debo reconocerlo, resultó bueno para eso de armar transacciones con empresas editoriales casi fantasmas que nadie conoce, debido a su baja circulación de mil ejemplares diarios, y de los cuales 700 son devueltos, como es el caso de un rotativo jarocho, con varias plumas mercenarias, formadoras de generaciones de mediocres en la escuela de periodismo.
Las millonarias ganancias del ejecutivo estatal a través de las editoriales, de su presunta propiedad, se obtienen gracias a que el propio Fidel también realiza doble operación. Autoriza y paga, fuera de presupuesto, la publicidad a esos Diarios bajo sospecha, y al mismo tiempo sus empresas la cobran al gobierno que representa.
Es decir, paga y se cobra; se habla de más de 50 millones de pesos al mes, y a esos rotativos les pagan muy puntual.
Negocio redondo, sin lugar a dudas, como otros tantos que opera por medio de sus prestanombres, siendo Tonicho Márquez el de los principales, y por lógica el indicado para ser agarrado como “chivo espiatorio”, si la lumbre llegara a palacio estatal.
La mano Fidelista está en todo lo que huela a negocios con su gobierno, desde placas de taxis hasta majestuosas empresas graneleras en las terminales marítimas del estado de Veracruz.
¿Qué más falta por ver, señor gobernado?
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