En los días por venir un nuevo periódico vespertino saldrá al mercado informativo en el puerto de Veracruz.
No tardan en hacerse las primeras pruebas de impresión, la idea es que a partir del próximo diciembre se encuentre en circulación, por aquello de la urgencia de facturarle al gobierno estatal.
Será editado por la misma casa periodística que ya cuenta con otros medios informativos, los cuales que, aún cuando han sido un rotundo fracaso en rating informativo y en aceptación de lectores, en el aspecto financiero sí que dejan millonarias ganancias.
Y no es para menos.
Su principal cliente es el gobierno del estado, que cada mes paga alrededor de 2 millones de pesos por concepto de publicidad, que más bien se trata de rendirle culto a la imagen del gobernador Fidel Herrera y a su administración que dizque late con fuerza.
La aparición de otro medio impreso en una plaza que se encuentra ya saturada, no es ninguna novedad y no representa delito alguno.
Lo grave del asunto es que, como todo secreto a voces, se da como un hecho que el dueño del nuevo rotativo de la tarde es el gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Al igual como lo es también de la compañía que lo editará, y de otros varios periódicos de circulación estatal, instalados en la zona centro, sur y norte de Veracruz.
Y la adjudicación de propiedad o socio mayoritario de cada publicación, tiene sus orígenes bajo sospecha, como cada uno de los cientos de negocios Fidelistas efectuados con el manto del tráfico de influencia los últimos tres años, y que sin lugar a dudas ha creado a los nuevos millonarios del sexenio estatal, incluido el propio tío Fide.
Por razones de espacio y para no salirme del tema principal motivo de este comentario, hoy tocaré de resbalón el caso de un importante e influyente Diario, cuyo dueño murió ejecutado a manos de gatilleros a sueldo, quienes, a tres años del abominable crimen, continúan gozando de libertad, gracias a la impunidad solapada desde lo alto del régimen estatal, pese al slogan publicitario televisivo del gobernador Herrera de que “en Veracruz el que la hace, la paga”.
Ese cobarde asesinato, al igual que muchos otros cometidos a lo largo y ancho del territorio veracruzano en la era Fidelista, esconde misterios que ningún otro periodista ha querido ventilar públicamente para “no molestar al señor gobernador”, y desde luego, para no sufrir las consecuencias financieras, o cualquier represalia contra la vida, muy de moda en la entidad desde el 1 de diciembre de 2004.
Lo cierto es que de acuerdo a presuntas versiones de familiares y amigos cercanos, antes de ser acribillado, el editor “había tenido altercados por cobros de dinero” con el entonces candidato de la Fidelidad por Veracruz al gobierno estatal.
De tal magnitud fueron los enfrentamientos; el periodista exigiendo el pago publicitario de las actividades de campaña, y el político negándose a cubrir el adeudo, que todo terminó con amenazas de muerte, mismas que el periodista mantenía grabadas y sigilosamente escondidas en su caja de seguridad personal, que guardaba en sus oficinas del matutino.
Porque más tarde que temprano las atrocidades cometidas bajo el amparo del poder deben hacerse del conocimiento ciudadano, por única vez elevaré mi pregunta en forma pública, como nunca antes se ha hecho, esperando que alguien me ofrezca la respuesta o el argumento que se invente al caso.
¿Qué tan cierto es que el gobernador fue el primero en llegar a las instalaciones del rotativo y meterse al privado del director, apenas unos minutos después de conocerse la brutal ejecución?
¿Y… qué llegó a buscar?
CONTINUARA…
No tardan en hacerse las primeras pruebas de impresión, la idea es que a partir del próximo diciembre se encuentre en circulación, por aquello de la urgencia de facturarle al gobierno estatal.
Será editado por la misma casa periodística que ya cuenta con otros medios informativos, los cuales que, aún cuando han sido un rotundo fracaso en rating informativo y en aceptación de lectores, en el aspecto financiero sí que dejan millonarias ganancias.
Y no es para menos.
Su principal cliente es el gobierno del estado, que cada mes paga alrededor de 2 millones de pesos por concepto de publicidad, que más bien se trata de rendirle culto a la imagen del gobernador Fidel Herrera y a su administración que dizque late con fuerza.
La aparición de otro medio impreso en una plaza que se encuentra ya saturada, no es ninguna novedad y no representa delito alguno.
Lo grave del asunto es que, como todo secreto a voces, se da como un hecho que el dueño del nuevo rotativo de la tarde es el gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Al igual como lo es también de la compañía que lo editará, y de otros varios periódicos de circulación estatal, instalados en la zona centro, sur y norte de Veracruz.
Y la adjudicación de propiedad o socio mayoritario de cada publicación, tiene sus orígenes bajo sospecha, como cada uno de los cientos de negocios Fidelistas efectuados con el manto del tráfico de influencia los últimos tres años, y que sin lugar a dudas ha creado a los nuevos millonarios del sexenio estatal, incluido el propio tío Fide.
Por razones de espacio y para no salirme del tema principal motivo de este comentario, hoy tocaré de resbalón el caso de un importante e influyente Diario, cuyo dueño murió ejecutado a manos de gatilleros a sueldo, quienes, a tres años del abominable crimen, continúan gozando de libertad, gracias a la impunidad solapada desde lo alto del régimen estatal, pese al slogan publicitario televisivo del gobernador Herrera de que “en Veracruz el que la hace, la paga”.
Ese cobarde asesinato, al igual que muchos otros cometidos a lo largo y ancho del territorio veracruzano en la era Fidelista, esconde misterios que ningún otro periodista ha querido ventilar públicamente para “no molestar al señor gobernador”, y desde luego, para no sufrir las consecuencias financieras, o cualquier represalia contra la vida, muy de moda en la entidad desde el 1 de diciembre de 2004.
Lo cierto es que de acuerdo a presuntas versiones de familiares y amigos cercanos, antes de ser acribillado, el editor “había tenido altercados por cobros de dinero” con el entonces candidato de la Fidelidad por Veracruz al gobierno estatal.
De tal magnitud fueron los enfrentamientos; el periodista exigiendo el pago publicitario de las actividades de campaña, y el político negándose a cubrir el adeudo, que todo terminó con amenazas de muerte, mismas que el periodista mantenía grabadas y sigilosamente escondidas en su caja de seguridad personal, que guardaba en sus oficinas del matutino.
Porque más tarde que temprano las atrocidades cometidas bajo el amparo del poder deben hacerse del conocimiento ciudadano, por única vez elevaré mi pregunta en forma pública, como nunca antes se ha hecho, esperando que alguien me ofrezca la respuesta o el argumento que se invente al caso.
¿Qué tan cierto es que el gobernador fue el primero en llegar a las instalaciones del rotativo y meterse al privado del director, apenas unos minutos después de conocerse la brutal ejecución?
¿Y… qué llegó a buscar?
CONTINUARA…
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