La gloria o el infierno, es en efecto lo que representa para muchos, el proceso electoral del próximo 5 de julio en el estado de Veracruz.
Los resultados de los comicios marcarán el escenario futurista del 2010, cuando habrá de elegirse al nuevo gobernador del estado, sucesor de Fidel Herrera, así como también a los nuevos 50 diputados locales y a los 212 presidentes municipales.
Por eso es importante el papel que juegan las elecciones intermedias 2009 en Veracruz
El partido político que en el proceso federal gane 15 o más diputaciones de las 21 que habrán de disputarse el domingo, se subirá a los cuernos de luna.
Y en consecuencia, el instituto que cargue con la derrota no alcanzando más allá de cinco escaños legislativos, prácticamente nada tiene que hacer en la sucesión gubernamental de Veracruz el año venidero.
Esa es la razón de números por la que el Partido Acción Nacional en la entidad, está tirando la casa por la ventana, inyectándole millonarios recursos financieros a las campañas proselitistas de sus 21 aspirantes a diputados federales.
En Los Pinos y en el CEN del PAN de Germán Martínez, saben que si el PRI y la Fidelidad por México les repite la dosis de septiembre de 2007, tendrán que decirle adios a los sueños guajiros de gobernar Veracruz a partir del 1 de diciembre de 2010.
Y de acuerdo a pronósticos que arrojan encuestas y sondeos realizados la semana pasada, es evidente que el Partido Revolucionario Institucional se alzará con la victoria en 15 o 18 distritos electorales de la entidad veracruzana.
Los analistas políticos más antifidelistas, no ven por dónde el partido del presidente Felipe Calderón pueda darle la vuelta a la tortilla en Veracruz.
Y no porque en la entidad gobierno y sociedad no reconozcan el trabajo titánico de Calderón en su lucha contra los capos del narcotráfico y de las bandas del crimen organizado.
No están a discusión el esfuerzo e interés del mandatario michoacano por darle seguridad a los mexicanos, regresándole a las familias los espacios públicos arrebatados por los delincuentes.
El propio gobernador Fidel Herrera, ha dicho hasta al cansancio que “pueblo y gobierno de Veracruz apoyan al presidente Calderón en su lucha contra los malos”; incluso ha sido el primer ejecutivo estatal en enviar al Congreso local las propuestas o iniciativas para estar a la par con la federación, como fue el caso de la cadena perpetua para secuestradores.
Más bien, el desprecio de los veracruzanos hacia los candidatos blanquiazules a diputados federales, se deba a las imposiciones que a nivel cupular se realizó en el proceso selectivo de los representantes en la contienda del próximo domingo.
Intereses de bandos pudo más que una estricta y escrupulosa selección de aspirantes, apegada a los lineamientos internos del propio PAN.
El Partido Acción Nacional, se encuentra hoy dividido, y lo que es peor, está herido de muerte, sus militantes no saben hacia qué grupo jalar, si al Julen Rementería, al de Juan Bueno Torio, al de Buganza, o al del miembro adherente Miguel Ángel Yunes Linares.
Tan grave es la situación política interna que enfrenta el blanquiazul, que hasta anoche, a cinco días de la elección no tenían candidato a diputado federal por el distrito de Orizaba.
Y en medio del caos y el desorden, no puede aspirarse a obtener las perlas de la virgen en ningún encuentro electoral.
Lo que al PAN le sucedió en las elecciones locales de septiembre de 2007, en las que el PRI lo masacró en las urnas, fue el reflejo de las imposiciones y venta de candidaturas por parte de los dirigentes estatales.
Y como se ve el escenario preelectoral del 2009, todo tiende a que Veracruz volverá a pintarse de rojo el domingo que viene.
La desesperación, los arrebatos y el autoritarismo en algunas decisiones medulares de los principales operadores de Acción Nacional, costarán muy caro en Veracruz al partido formado por Gómez Morín.
Reitero, de acuerdo a cómo se desarrollaron las campañas que podrían representan el censor de las preferencias ciudadanas, los sueños del PAN de apoderarse del gobierno del estado, tendrán que posponerse otros seis años más.
O al menos que Calderón y sus operadores, tengan para el domingo un as guardado sobre la manga.
¿O usted qué opina?