Con motivo de la libertad de expresión, el gobernador de Veracruz, festejó a sus empleados de la comunicación.
Aquellos que se tiran a la alfombra y hacen fiesta a cada gobernante en turno, guiados por su olfato financiero, pero olvidando el deber de informar con profesionalismo, rectitud y transparencia, los abusos del poder.
Y en esta administración estatal, es cierto, son muchos los hechos realizados, pero también los excesos cometidos.
Corrupción e impunidad, protegidas por el manto de la complicidad, y enriquecimiento ilícito e inexplicable obtenido bajo el amparo del poder, son dos cánceres visibles que amenazan la obra y el trabajo incansable de Fidel Herrera.
Y lamentablemente, esos males han sido ocultos por quienes tienen el compromiso con sus lectores, radioescuchas y televidentes de denunciarlos.
No todo en Veracruz es miel sobre hojuelas, eso lo saben tanto el propio ejecutivo estatal como sus achichincles de los medios a su servicio.
Cada vez tenemos una sociedad más exigente, harta del doble discurso del gobernante, y que demanda credibilidad en los comunicadores más allá de sus intereses personales.
Y no es para menos.
En México no puede hablarse de democracia si esta no va de la mano con la información veraz y oportuna, esa que lacera las entrañas de las componendas del poder político.
Por ello, para la gran mayoría de los sectores productivos y mexicanos en general, la presunta Libertad de Expresión en cualquier entidad del país, es mera simulación, tanto del gobernante como de los periodistas que los hacen compadres.
Y Veracruz, no es la excepción…
El lunes pasado el gobernador Fidel Herrera desayunó con quienes se reunieron en Xalapa, y ayer martes hizo lo propio con los de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Por quinta y penúltima ocasión en su gobierno, Fidel Herrera celebró con empresarios de los medios de comunicación, editores y reporteros, un aniversario más del Día del Periodista.
Durante su encuentro con los comunicadores en la capital del estado, llamó la atención ver al mandatario estatal rodeado de personajes represores del pasado que hoy se etiquetan como periodistas aliados de su gobierno, cuando apenas ayer lo repudiaban por su color de piel y buscaron truncarle sus aspiraciones de gobernar Veracruz.
Yo le preguntaría a mi amigo Fidel, que ¿Cuántos de los que posaron con él en la foto del recuerdo 2009, todavía le guardan lealtad, sumisión y servilismo?
Porque muchos de ellos con los que compartió el pan y la sal los días lunes y martes, aparentando seguir pintados de rojo, se encuentran arañando y tocando las puertas blanquiazules, principalmente las del funcionario federal que despacha en el ISSSTE, pensando que no habrá vuelta de hoja en el 2010 y que el sucesor de Fidel será su más odiado enemigo de los últimos 20 años.
A los eventos anuales conmemorativos de la Libertad de Expresión 2009, organizados por el gobernador del estado, se dieron cita, como cada año, toda clase de plumíferos y periodiqueros, y desde luego algunos de los reporteros y columnistas críticos, quienes desde luego, se cuentan con los dedos de la mano, porque analizar o censurar los errores de Fidel como gobernante, es convertirse en su enemigo, al que cerrarán todas las puertas de la publicidad estatal.
Por lo anterior, me atrevo a señalar que una vez más, Herrera Beltrán agasajó a sus chamberos de los medios de comunicación del estado que gobierna; además de darles un taco qué llevarse a la boca a esas horas de la mañana, los hizo regosijar con los selectos regalos que obsequió a su servidumbre.
Locos de contentos se veían con sus mini laptop, varios de los suertudos, y Fidel, en forma maliciosa disfrutó cada instante de la entrega.
En fin, todo fue alegría entre Fidel y los homenajeados por su gobierno con motivo del aniversario de la libertad de Prensa.
¿Cuánto tardará el refrendo del idilio?
Porque los últimos eventos suscitados en la entidad y los que están por venir, no son como para seguir echando cuetes.
El asunto del “levantón” y posible ejecución del director de la Aduana Marítima del Puerto de Veracruz, Francisco Serrano, sigue hirviendo, y amenaza con quemar a muchos de palacio estatal.
El ingreso sorpresivo de las fuerzas federales de seguridad al penal Ignacio Allende, que terminó con el traslado a otros reclusorios de los principales cabecillas de las células de las bandas criminales que operaban en el CERERSO, sólo son avisos de lo que viene.
Insisto otra vez que, ya no tan lejos, escucho los tamboras de guerra.
¿O usted qué opina?
Aquellos que se tiran a la alfombra y hacen fiesta a cada gobernante en turno, guiados por su olfato financiero, pero olvidando el deber de informar con profesionalismo, rectitud y transparencia, los abusos del poder.
Y en esta administración estatal, es cierto, son muchos los hechos realizados, pero también los excesos cometidos.
Corrupción e impunidad, protegidas por el manto de la complicidad, y enriquecimiento ilícito e inexplicable obtenido bajo el amparo del poder, son dos cánceres visibles que amenazan la obra y el trabajo incansable de Fidel Herrera.
Y lamentablemente, esos males han sido ocultos por quienes tienen el compromiso con sus lectores, radioescuchas y televidentes de denunciarlos.
No todo en Veracruz es miel sobre hojuelas, eso lo saben tanto el propio ejecutivo estatal como sus achichincles de los medios a su servicio.
Cada vez tenemos una sociedad más exigente, harta del doble discurso del gobernante, y que demanda credibilidad en los comunicadores más allá de sus intereses personales.
Y no es para menos.
En México no puede hablarse de democracia si esta no va de la mano con la información veraz y oportuna, esa que lacera las entrañas de las componendas del poder político.
Por ello, para la gran mayoría de los sectores productivos y mexicanos en general, la presunta Libertad de Expresión en cualquier entidad del país, es mera simulación, tanto del gobernante como de los periodistas que los hacen compadres.
Y Veracruz, no es la excepción…
El lunes pasado el gobernador Fidel Herrera desayunó con quienes se reunieron en Xalapa, y ayer martes hizo lo propio con los de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Por quinta y penúltima ocasión en su gobierno, Fidel Herrera celebró con empresarios de los medios de comunicación, editores y reporteros, un aniversario más del Día del Periodista.
Durante su encuentro con los comunicadores en la capital del estado, llamó la atención ver al mandatario estatal rodeado de personajes represores del pasado que hoy se etiquetan como periodistas aliados de su gobierno, cuando apenas ayer lo repudiaban por su color de piel y buscaron truncarle sus aspiraciones de gobernar Veracruz.
Yo le preguntaría a mi amigo Fidel, que ¿Cuántos de los que posaron con él en la foto del recuerdo 2009, todavía le guardan lealtad, sumisión y servilismo?
Porque muchos de ellos con los que compartió el pan y la sal los días lunes y martes, aparentando seguir pintados de rojo, se encuentran arañando y tocando las puertas blanquiazules, principalmente las del funcionario federal que despacha en el ISSSTE, pensando que no habrá vuelta de hoja en el 2010 y que el sucesor de Fidel será su más odiado enemigo de los últimos 20 años.
A los eventos anuales conmemorativos de la Libertad de Expresión 2009, organizados por el gobernador del estado, se dieron cita, como cada año, toda clase de plumíferos y periodiqueros, y desde luego algunos de los reporteros y columnistas críticos, quienes desde luego, se cuentan con los dedos de la mano, porque analizar o censurar los errores de Fidel como gobernante, es convertirse en su enemigo, al que cerrarán todas las puertas de la publicidad estatal.
Por lo anterior, me atrevo a señalar que una vez más, Herrera Beltrán agasajó a sus chamberos de los medios de comunicación del estado que gobierna; además de darles un taco qué llevarse a la boca a esas horas de la mañana, los hizo regosijar con los selectos regalos que obsequió a su servidumbre.
Locos de contentos se veían con sus mini laptop, varios de los suertudos, y Fidel, en forma maliciosa disfrutó cada instante de la entrega.
En fin, todo fue alegría entre Fidel y los homenajeados por su gobierno con motivo del aniversario de la libertad de Prensa.
¿Cuánto tardará el refrendo del idilio?
Porque los últimos eventos suscitados en la entidad y los que están por venir, no son como para seguir echando cuetes.
El asunto del “levantón” y posible ejecución del director de la Aduana Marítima del Puerto de Veracruz, Francisco Serrano, sigue hirviendo, y amenaza con quemar a muchos de palacio estatal.
El ingreso sorpresivo de las fuerzas federales de seguridad al penal Ignacio Allende, que terminó con el traslado a otros reclusorios de los principales cabecillas de las células de las bandas criminales que operaban en el CERERSO, sólo son avisos de lo que viene.
Insisto otra vez que, ya no tan lejos, escucho los tamboras de guerra.
¿O usted qué opina?
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