Reynaldo Madruga Picazzo, resultó todo un fracaso como responsable del Poder Judicial de Veracruz.
Quienes desde palacio de gobierno lo propusieron, apoyaron, y operaron bajo el agua para que Madruga alcanzara la presidencia del Tribunal Superior de Justicia, se fueron con el falso canto de las sirenas.
Hoy, se dicen decepcionados del miserable papel que el abogado Madruga Picazzo ha venido desempeñando al frente de la Supremacía Judicial en el estado, que no es otra cosa que “más de lo mismo”… corrupción, tráfico de influencias y comercio de la ley al mejor postor.
Los magistrados Julio Patiño Rodríguez, Sara Hilda Beltrán Ramos, Gregorio Valerio Gómez y Emilio Polanco Servín, quienes en la sesión solemne del 2 de diciembre de 2007 votaron a favor de la candidatura de Madruga, no pueden dejar de culparse por la gran equivocación cometida.
“El licenciado Madruga Picazzo no engañó a todos”, es el comentario al unísono que se deja escuchar en los pasillos del TSJ.
Y no es para menos…
Todos esperaban más de don Reynaldo como experto del derecho, conocedor del sistema judicial estatal y testigo fiel de ese maligno cáncer llamado corrupción, que devora a jueces y secretarios de acuerdos.
Y sobre todo porque siempre se manejó como el más interesado precursor de una nueva legislación que permitiera que el Poder Judicial de Veracruz fuera sometido a una rigurosa, estricta y profunda reforma integral, que viniera a cortar de tajo las ramificaciones de la cloaca corruptiva en la administración e impartición de justicia.
Se dijo que dichos cambios constitucionales, servirían también para dignificar al Poder Judicial del estado, dotando a los jueces, secretarios de acuerdo y demás personal que labora en los juzgados, de las modernas herramientas para atender en tiempo y forma las demandas del pueblo veracruzano.
Pero principalmente que todos los recintos donde se suministra justicia pronta y expedita en Veracruz, estuvieran instalados en sitios seguros, amplios y rejuvenecidos.
Nada de lo que tanto cacaraqueó Reynaldo Madruga Picazzo en su asunción como Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura estatal, ha sido posible alcanzar.
Todo sigue igual o quizás peor en la era Madruguista en el Poder Judicial del estado.
La putrefacción en la aplicación de la ley, es pan de cada día; jueces y secretarios se despachan con la cuchara grande vendiendo la justicia, o inclinándola siempre al poderoso que tiene el dinero para comprarla.
Los edificios donde se instalan los juzgados, como el caso de Veracruz puerto, son verdaderas mazmorras, tan deprimentes y miserables como la propia impartición de justicia que muchas veces aplican los juzgadores.
Los recursos materiales en los tribunales del fuero común son de hambre; no tienen ni siquiera hojas blancas para lo más esencial, como escribir las declaraciones, sus respectivas ampliaciones o ratificaciones; redactar los vencimientos de términos, hacer los recibos de fianzas otorgadas, u otros importantes trámites.
Es decir…
Los juzgados en Veracruz están para llorar.
¿Y dónde están los recursos financieros autorizados cada año por la Legislatura local?
Con el gobernador Fidel Herrera Beltrán, han sido millonarios los presupuestos entregados en los dos años de Madruga Picazzo.
¿Dónde está ese billetote, señor magistrado-presidente del Honorable Tribunal Superior de Justicia de Veracruz?
¿Acaso todo lo invirtió en comprarse vehículos de lujo donde pasear los fines de semana con la familia; o en el costoso equipo de cómputo que hoy se encuentra inservible y ha sido arrumbado en todos los rincones del TSJ?
Es mucho el dinero que no se sabe donde termina…
En 2008, el mandatario Fidel Herrera pidió al Congreso autorizaran mil millones al Poder Judicial; en este 2009 el gobernador, confiando en la reforma integral prometida por Madruga, volvió a pugnar porque le dieran más, fueron mil 151 millones de pesos.
Y para 2010 el angelito de Reynaldo Madruga quiere sólo mil 120 millones de pesos, 31 millones de pesos menos que en 2009; porque “es un funcionario consiente de la austeridad que enfrenta el país”.
Es indudable que urge que alguien exija cuentas al ex subprocurador de Justicia en la zona de Veracruz, en el sexenio del ratón Miguelito.
Que no se confunda Madruga…
La presunta autonomía del PJ en la que se escuda para no entregar cuentas a nadie, no involucra corrupción, muchos menos que los veracruzanos desconozcan a qué bolsillos van a parar el dinero de sus impuestos.
No alucine con poderes de intocable, señor Madruga…
La justicia es ciega, usted lo sabe, pero tarde que temprano llega.
Yo pregunto…
¿Quién pone el cascabel al gato en el TSJ?
¿O usted qué Opina?
Quienes desde palacio de gobierno lo propusieron, apoyaron, y operaron bajo el agua para que Madruga alcanzara la presidencia del Tribunal Superior de Justicia, se fueron con el falso canto de las sirenas.
Hoy, se dicen decepcionados del miserable papel que el abogado Madruga Picazzo ha venido desempeñando al frente de la Supremacía Judicial en el estado, que no es otra cosa que “más de lo mismo”… corrupción, tráfico de influencias y comercio de la ley al mejor postor.
Los magistrados Julio Patiño Rodríguez, Sara Hilda Beltrán Ramos, Gregorio Valerio Gómez y Emilio Polanco Servín, quienes en la sesión solemne del 2 de diciembre de 2007 votaron a favor de la candidatura de Madruga, no pueden dejar de culparse por la gran equivocación cometida.
“El licenciado Madruga Picazzo no engañó a todos”, es el comentario al unísono que se deja escuchar en los pasillos del TSJ.
Y no es para menos…
Todos esperaban más de don Reynaldo como experto del derecho, conocedor del sistema judicial estatal y testigo fiel de ese maligno cáncer llamado corrupción, que devora a jueces y secretarios de acuerdos.
Y sobre todo porque siempre se manejó como el más interesado precursor de una nueva legislación que permitiera que el Poder Judicial de Veracruz fuera sometido a una rigurosa, estricta y profunda reforma integral, que viniera a cortar de tajo las ramificaciones de la cloaca corruptiva en la administración e impartición de justicia.
Se dijo que dichos cambios constitucionales, servirían también para dignificar al Poder Judicial del estado, dotando a los jueces, secretarios de acuerdo y demás personal que labora en los juzgados, de las modernas herramientas para atender en tiempo y forma las demandas del pueblo veracruzano.
Pero principalmente que todos los recintos donde se suministra justicia pronta y expedita en Veracruz, estuvieran instalados en sitios seguros, amplios y rejuvenecidos.
Nada de lo que tanto cacaraqueó Reynaldo Madruga Picazzo en su asunción como Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura estatal, ha sido posible alcanzar.
Todo sigue igual o quizás peor en la era Madruguista en el Poder Judicial del estado.
La putrefacción en la aplicación de la ley, es pan de cada día; jueces y secretarios se despachan con la cuchara grande vendiendo la justicia, o inclinándola siempre al poderoso que tiene el dinero para comprarla.
Los edificios donde se instalan los juzgados, como el caso de Veracruz puerto, son verdaderas mazmorras, tan deprimentes y miserables como la propia impartición de justicia que muchas veces aplican los juzgadores.
Los recursos materiales en los tribunales del fuero común son de hambre; no tienen ni siquiera hojas blancas para lo más esencial, como escribir las declaraciones, sus respectivas ampliaciones o ratificaciones; redactar los vencimientos de términos, hacer los recibos de fianzas otorgadas, u otros importantes trámites.
Es decir…
Los juzgados en Veracruz están para llorar.
¿Y dónde están los recursos financieros autorizados cada año por la Legislatura local?
Con el gobernador Fidel Herrera Beltrán, han sido millonarios los presupuestos entregados en los dos años de Madruga Picazzo.
¿Dónde está ese billetote, señor magistrado-presidente del Honorable Tribunal Superior de Justicia de Veracruz?
¿Acaso todo lo invirtió en comprarse vehículos de lujo donde pasear los fines de semana con la familia; o en el costoso equipo de cómputo que hoy se encuentra inservible y ha sido arrumbado en todos los rincones del TSJ?
Es mucho el dinero que no se sabe donde termina…
En 2008, el mandatario Fidel Herrera pidió al Congreso autorizaran mil millones al Poder Judicial; en este 2009 el gobernador, confiando en la reforma integral prometida por Madruga, volvió a pugnar porque le dieran más, fueron mil 151 millones de pesos.
Y para 2010 el angelito de Reynaldo Madruga quiere sólo mil 120 millones de pesos, 31 millones de pesos menos que en 2009; porque “es un funcionario consiente de la austeridad que enfrenta el país”.
Es indudable que urge que alguien exija cuentas al ex subprocurador de Justicia en la zona de Veracruz, en el sexenio del ratón Miguelito.
Que no se confunda Madruga…
La presunta autonomía del PJ en la que se escuda para no entregar cuentas a nadie, no involucra corrupción, muchos menos que los veracruzanos desconozcan a qué bolsillos van a parar el dinero de sus impuestos.
No alucine con poderes de intocable, señor Madruga…
La justicia es ciega, usted lo sabe, pero tarde que temprano llega.
Yo pregunto…
¿Quién pone el cascabel al gato en el TSJ?
¿O usted qué Opina?
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