BUENOS DIAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
12 de mayo de 2010
Candidatos del PRI a presidentes municipales, en el filo de la navaja.
Sus cacareados triunfos electorales están prendidos de alfileres y pueden venirse abajo.
Lo que significaría para el Partido Revolucionario Institucional, poner en riesgo la propia gubernatura.
La historia política y las estadísticas electorales enseñan que en una elección de gobernador y alcaldes, éstos últimos juegan papel importante en dicha jornada electoral.
Porque además de cosechar votos para su cuenta personal, son los encargados de acarrearle miles de sufragios al candidato a la gubernatura.
De ahí la sentencia popular que si los candidatos a ediles son odiados en sus municipios, el aspirante a gobernador de ese mismo partido también recibirá el rechazo del electorado de esos pueblos.
Rara vez en Veracruz o en cualquier otra parte de la geografía electoral del país, se presenta en una elección el voto diferenciado, es decir que la gente vote en contra de un candidato y a favor de otro, ambos del mismo partido político.
Son también honrosas las excepciones en las que todos los candidatos a cargos de elección popular, resulten del agrado y simpatías de la ciudadanía.
En el estado de Veracruz, en las últimas dos elecciones, las locales de septiembre de 2007 y las federales del 5 de Julio de 2009, se ha presentado un fenómeno electoral pocas veces vistos en el país, principalmente después que el PRI perdiera la presidencia de la república en 2000.
En ambas elecciones, el PRI veracruzano resultó el gran vencedor de las jornadas; prácticamente masacró en las urnas al PAN, su más cercano opositor, dejándolo con un pie en la sepultura política.
Pero el PRI de Veracruz del 2007 y 2009 no se alzó con la victoria porque haya seleccionado a los mejores candidatos.
No, la inmensa mayoría de los aspirantes a diputados locales, alcaldes y diputados federales, respectivamente, eran verdaderos desconocidos en el quehacer político estatal que jamás soñaron con ganar una elección, amén de impopulares y con largas colas de corrupción a su favor.
Sin embargo triunfaron en las urnas, gracias al efecto Fidel.
Desde entonces, cualquier ignorante hijo de vecino, agarrado de las valencianas del gobernador Fidel Herrera, ha querido ser candidato a cargos de elección popular.
Y no ha sido para menos.
El pueblo de Veracruz, inspirado, motivado y confiado por la obra Fidelista, ha votado por el PRI de Fidel, no importándole que los candidatos por los que emitió los sufragios, hayan estado para llorar.
Que el efecto Fidel se repita en los comicios del 4 de Julio de 2010, es la confianza que tienen el PRI y el propio gobernador Herrera.
Pero el escenario político-electoral de este año, es diferente.
La selección de candidatos a presidentes municipales se ha visto enrarecida por las presuntas subastas de alcaldías. Se habla que desde la propia dirigencia estatal del PRI se cotizaron en 300 mil, 500 mil, 1 millón, 5 millones y hasta 10 millones de pesos, de acuerdo al sapo fue la pedrada.
Los resultados de esas ventas de ayuntamientos al mejor postor, originaron que hasta el día de ayer miércoles, el PRI no haya logrado la unidad partidista en muchos municipios, lo que se ha convertido en un serio dolor de cabeza tanto para Fidel como el candidato Javier Duarte.
Pero eso no es todo.
En municipios importantes y estratégicos como Xalapa, Veracruz y Boca del Río, el ambiente electoral se ha contaminado.
No conforme con sus desgastadas imágenes de impopulares, desarraigados y trapecistas políticos, los abanderados del tricolor a las alcaldías apuestan su triunfo al trabajo que realicen diversas lacras políticas.
Por ejemplo, en el puerto jarocho la candidata Carolina Gudiño Corro, mejor conocida por muchos como “Juana Gallo”, se ha rodeado de seudo-dirigentes de colonos y sectoriales del PRI, todos expresidiarios y corruptos, y otros con cuentas pendientes con la justicia.
Sin embargo, la Gudiño al igual que muchos de los candidatos a presidentes municipales, depositan en esos indiciados su confianza para triunfar en los comicios del 4 de Julio.
La operatividad de la campaña proselitista de “Juana Gallo” por las colonias de Veracruz, estaría encabezada por Laura Granados, alias “La Malandra”, representante de Grupos Gestores Libres, un membrete social inventado por el director de INVIVIENDA, del gobierno estatal, Manuel Barclay, quien les dio licencia para robar y atracar a la gente pobre con necesidad de un pedazo de tierra donde construir una humilde vivienda.
Laura Granados es comadre de Carolina Gudiño, y por lo tanto se cree intocable, además de decirse integrante y protegida de las bandas del crimen organizado, y ha dado muestras de su poder. El 1 de mayo agentes ministeriales la detuvieron cumpliendo orden de aprehensión del Juzgado Tercero de Primera Instancia del Puerto de Veracruz, acusada de fraude por promesas de terrenos en agravio de diversos colonos; obtuvo su libertad por intervención de su comadre la candidata Gudiño.
Personajes siniestros con decenas de ilícitos cometidos contra la gente jodida, como Laura Granados en el puerto de Veracruz, son repudiados por miles de colonos, y sin lugar a dudas, impactarán en los votos que pueda obtener “Juana Gallo”.
En Boca del Río, el candidato Salvador Manzur también tiene a su Judas en medio de su campaña; el abogado Rergis, quien le hace trabajos de apoyo jurídico a la población boqueña, se ha convertido en el azote de las guapas mujeres que caen en sus manos por necesidad de algún trámite judicial.
Indignadas, todas esas féminas corren la voz de no votar por el PRI de Manzur, por esos monstruos que, de llegar a palacio municipal de Boca del Río y con poder, serán peligro para todas las mujeres de Boca del Río.
Y así como estos dos ejemplos, existen cientos en todo Veracruz, donde los candidatos a alcaldes, lejos de beneficiar la candidatura de Javier Duarte, lo perjudicarán en las urnas.
Con esos amigos en el PRI, para qué quiere enemigos Duarte.
¿O usted qué opina?
12 de mayo de 2010
Candidatos del PRI a presidentes municipales, en el filo de la navaja.
Sus cacareados triunfos electorales están prendidos de alfileres y pueden venirse abajo.
Lo que significaría para el Partido Revolucionario Institucional, poner en riesgo la propia gubernatura.
La historia política y las estadísticas electorales enseñan que en una elección de gobernador y alcaldes, éstos últimos juegan papel importante en dicha jornada electoral.
Porque además de cosechar votos para su cuenta personal, son los encargados de acarrearle miles de sufragios al candidato a la gubernatura.
De ahí la sentencia popular que si los candidatos a ediles son odiados en sus municipios, el aspirante a gobernador de ese mismo partido también recibirá el rechazo del electorado de esos pueblos.
Rara vez en Veracruz o en cualquier otra parte de la geografía electoral del país, se presenta en una elección el voto diferenciado, es decir que la gente vote en contra de un candidato y a favor de otro, ambos del mismo partido político.
Son también honrosas las excepciones en las que todos los candidatos a cargos de elección popular, resulten del agrado y simpatías de la ciudadanía.
En el estado de Veracruz, en las últimas dos elecciones, las locales de septiembre de 2007 y las federales del 5 de Julio de 2009, se ha presentado un fenómeno electoral pocas veces vistos en el país, principalmente después que el PRI perdiera la presidencia de la república en 2000.
En ambas elecciones, el PRI veracruzano resultó el gran vencedor de las jornadas; prácticamente masacró en las urnas al PAN, su más cercano opositor, dejándolo con un pie en la sepultura política.
Pero el PRI de Veracruz del 2007 y 2009 no se alzó con la victoria porque haya seleccionado a los mejores candidatos.
No, la inmensa mayoría de los aspirantes a diputados locales, alcaldes y diputados federales, respectivamente, eran verdaderos desconocidos en el quehacer político estatal que jamás soñaron con ganar una elección, amén de impopulares y con largas colas de corrupción a su favor.
Sin embargo triunfaron en las urnas, gracias al efecto Fidel.
Desde entonces, cualquier ignorante hijo de vecino, agarrado de las valencianas del gobernador Fidel Herrera, ha querido ser candidato a cargos de elección popular.
Y no ha sido para menos.
El pueblo de Veracruz, inspirado, motivado y confiado por la obra Fidelista, ha votado por el PRI de Fidel, no importándole que los candidatos por los que emitió los sufragios, hayan estado para llorar.
Que el efecto Fidel se repita en los comicios del 4 de Julio de 2010, es la confianza que tienen el PRI y el propio gobernador Herrera.
Pero el escenario político-electoral de este año, es diferente.
La selección de candidatos a presidentes municipales se ha visto enrarecida por las presuntas subastas de alcaldías. Se habla que desde la propia dirigencia estatal del PRI se cotizaron en 300 mil, 500 mil, 1 millón, 5 millones y hasta 10 millones de pesos, de acuerdo al sapo fue la pedrada.
Los resultados de esas ventas de ayuntamientos al mejor postor, originaron que hasta el día de ayer miércoles, el PRI no haya logrado la unidad partidista en muchos municipios, lo que se ha convertido en un serio dolor de cabeza tanto para Fidel como el candidato Javier Duarte.
Pero eso no es todo.
En municipios importantes y estratégicos como Xalapa, Veracruz y Boca del Río, el ambiente electoral se ha contaminado.
No conforme con sus desgastadas imágenes de impopulares, desarraigados y trapecistas políticos, los abanderados del tricolor a las alcaldías apuestan su triunfo al trabajo que realicen diversas lacras políticas.
Por ejemplo, en el puerto jarocho la candidata Carolina Gudiño Corro, mejor conocida por muchos como “Juana Gallo”, se ha rodeado de seudo-dirigentes de colonos y sectoriales del PRI, todos expresidiarios y corruptos, y otros con cuentas pendientes con la justicia.
Sin embargo, la Gudiño al igual que muchos de los candidatos a presidentes municipales, depositan en esos indiciados su confianza para triunfar en los comicios del 4 de Julio.
La operatividad de la campaña proselitista de “Juana Gallo” por las colonias de Veracruz, estaría encabezada por Laura Granados, alias “La Malandra”, representante de Grupos Gestores Libres, un membrete social inventado por el director de INVIVIENDA, del gobierno estatal, Manuel Barclay, quien les dio licencia para robar y atracar a la gente pobre con necesidad de un pedazo de tierra donde construir una humilde vivienda.
Laura Granados es comadre de Carolina Gudiño, y por lo tanto se cree intocable, además de decirse integrante y protegida de las bandas del crimen organizado, y ha dado muestras de su poder. El 1 de mayo agentes ministeriales la detuvieron cumpliendo orden de aprehensión del Juzgado Tercero de Primera Instancia del Puerto de Veracruz, acusada de fraude por promesas de terrenos en agravio de diversos colonos; obtuvo su libertad por intervención de su comadre la candidata Gudiño.
Personajes siniestros con decenas de ilícitos cometidos contra la gente jodida, como Laura Granados en el puerto de Veracruz, son repudiados por miles de colonos, y sin lugar a dudas, impactarán en los votos que pueda obtener “Juana Gallo”.
En Boca del Río, el candidato Salvador Manzur también tiene a su Judas en medio de su campaña; el abogado Rergis, quien le hace trabajos de apoyo jurídico a la población boqueña, se ha convertido en el azote de las guapas mujeres que caen en sus manos por necesidad de algún trámite judicial.
Indignadas, todas esas féminas corren la voz de no votar por el PRI de Manzur, por esos monstruos que, de llegar a palacio municipal de Boca del Río y con poder, serán peligro para todas las mujeres de Boca del Río.
Y así como estos dos ejemplos, existen cientos en todo Veracruz, donde los candidatos a alcaldes, lejos de beneficiar la candidatura de Javier Duarte, lo perjudicarán en las urnas.
Con esos amigos en el PRI, para qué quiere enemigos Duarte.
¿O usted qué opina?
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