BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
21 de febrero 2011
Hasta hoy domingo 20 de febrero, han transcurrido 82 días de la administración del gobernador, Javier Duarte.
Y las lenguas de doble filo que se retuercen y escupen su veneno por los pasillos del vetusto palacio de gobierno, hablan ya, comentan, chismean y corren rumores de los primeros ceses fulminantes de funcionarios estatales por incompetentes en el cargo que les fue conferido el 1 de diciembre pasado.
De acuerdo al “borrego” soltado desde la misma secretaria particular del mandatario veracruzano a cargo de Harry Grappa, la primera víctima sería el secretario de Agricultura, Tomás Carrillo, considerado uno de los muchos recomendados Fidelistas agazapados en el régimen Duartista.
Cuentan unos que sólo bastó una llamada de Fidel Herrera para que se diera fin al linchamiento en contra de su paisano Carrillo, quien fue exhibido como un traidor de las políticas restrictivas del gobernador Duarte en materia financiera, además de un bueno para nada y completo desconocedor del campo estatal.
Aseguran otros que Carrillo todavía se encuentra en el banquillo de los acusados y con un pie fuera del actual régimen estatal, y que una vez que tengan sucesor será oficial su dimisión; dicen que llegaría el jefe del clan de los bembones de Boca del Río, Ramón Ferrari Pardiño para que, igual como hizo en el sexenio alemanista, venga a construir otro elefante blanco similar al armadillo de Rinconada.
La verdad de todo es que al interior del gabinete del doctor Duarte, se han desatado encarnizadas luchas de todos contra todos por el poder; las grillas palaciegas, piquete de ojos y puñaladas traseras están a la orden del día; con chismes y no con trabajo y resultados a favor de la ciudadanía veracruzana, muchos colaboradores buscan ganarse la confianza del joven gobernante.
En el gobierno de Javier Duarte no hay compromisos de resultados a corto plazo; en asunción al poder otros mandatarios asumían responsabilidades de entregar las primeras cuentas de compromisos cumplidos en los primeros 100 días de mandato.
Duarte no se echó ese trompo a la uña, en forma habilidosa no se puso la soga en el cuello, sabedor del desastre financiero en las arcas estatales que le heredaba el doctor de la transa, el engaño y la simulación, su maestro Fidel Herrera Beltrán.
Hizo bien el político cordobés en no fijar fechas, en no prometer lo que su gobierno no estaría en condiciones de realizar o cumplir por falta de recursos económicos, ya que lo único que encontraría el 1 de diciembre en el cajón de la tesorería estatal serían deudas millonarias que, se presumen, rebasan los 60 mil millones de pesos.
Lo mucho, poco o nada hecho por la actual administración estatal en los 82 días transcurridos ya, está a la vista de todos, que sea el mismo pueblo que dio el voto el 4 de julio, el que juzgue, y así no darle motivos a los intrigosos de palacio de expresarle al oído del gobernador Duarte que los medios de información críticos somos enemigos de su administración.
Lo que sí es inevitable lanzar la siguiente interrogante:
¿Qué colaboradores están realmente dando los resultados que para Veracruz quiere el mandatario estatal?
¿Han cumplido al cien por ciento con la encomienda del gobernador Duarte los secretarios, subsecretarios de despacho, el encargado de la Procuraduría de Justicia, directores y subdirectores de áreas?
La evaluación corresponde al propio ejecutivo estatal; la aprobación o desaprobación del trabajo que realizan le toca hacerla al pueblo veracruzano, por ser sus habitantes los beneficiados o perjudicados.
Lo cierto es que más que dar resultados, los colaboradores del doctor Duarte se han encerrado en su caja de cristal, acostumbrados a no hacer nada, a ser ignorados como en el régimen anterior, se les observa pasivos, indiferentes ante la problemática estatal; mientras el gobernador trae un ritmo acelerado de trabajo de norte a sur y de este a oeste, ellos no salen de sus cómodas oficinas.
En un gobierno no se requieren meses o años para identificar al verdadero funcionario público, honesto, transparente y con entrega y vocación de servicio, lo mismo que al pillo, ladrón o sinvergüenza.
El mandatario estatal ha dignificado al servidor público; si en el Fidelismo les amarraron las lenguas para que no hablaran pero con las manos sueltas para que las metieran al cajón de los impuestos de los veracruzanos, con Javier es a la inversa, les desató la lengua, pero los mantiene con las manos atadas; bueno, al menos eso es lo que espera la ciudadanía.
Es importante que en estos momentos de catástrofe financiera que enfrenta el régimen estatal todos los colaboradores del gobernador se pongan las pilas y trabajen por el Veracruz próspero que Duarte quiere hacer del estado.
No es mediante diatribas ni golpes bajos como el gobierno de Javier Duarte resolverá los grandes rezagos sociales, económicos y de seguridad pública que Veracruz tiene pendientes de resolver.
En efecto, si un colaborador, por muy cercano al gobernador, no está rindiendo las expectativas trazadas, tendrán que dárseles las gracias.
Así es que señores funcionarios, aunque sean parte de la herencia maldita, pónganse a trabajar y dejen trabajar ya al mandatario veracruzano.
Pese a la luna de miel que se vive con las fuerzas castrenses, el horno no está como para bollos en Veracruz; el estado enfrenta momentos de emergencia, tanto en lo financiero, en seguridad pública como en lo político.
En el PRI estatal no hay rumbo ni destino; el partido se encuentra paralizado y lo poco que hace el Cabeza de Lata es entregar las dirigencias municipales a manos inexpertas, algunas de ellas con antecedentes familiares bajo sospecha.
Si el futuro dirigente del CEN del PRI, Humberto Moreira, decidió cancelar el evento masivo que sostendría este fin de semana en el WTC de Boca del Río, es porque seguramente no es partidario del fondo y las formas que está haciéndose política en Veracruz.
Si todavía es muy temprano para calificar el desempeño de los funcionarios estatales en estos primeros 82 días de trabajo, en el PRI sí es urgente la intervención del primer priísta de Veracruz.
La elección federal de 2012 parece estar lejos todavía, pero el camino se hace al andar, no al cuarto para las doce, y en este rubro Duarte tiene mucho que caminar si es que quiere estrenarse como un ganador en la primera contienda electoral que enfrentará con la estafeta de gobernador de Veracruz.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
BUENOS DÍAS VERACRUZ en vivo -11am-
www.lagazeta.org
Por: David Varona Fuentes
21 de febrero 2011
Hasta hoy domingo 20 de febrero, han transcurrido 82 días de la administración del gobernador, Javier Duarte.
Y las lenguas de doble filo que se retuercen y escupen su veneno por los pasillos del vetusto palacio de gobierno, hablan ya, comentan, chismean y corren rumores de los primeros ceses fulminantes de funcionarios estatales por incompetentes en el cargo que les fue conferido el 1 de diciembre pasado.
De acuerdo al “borrego” soltado desde la misma secretaria particular del mandatario veracruzano a cargo de Harry Grappa, la primera víctima sería el secretario de Agricultura, Tomás Carrillo, considerado uno de los muchos recomendados Fidelistas agazapados en el régimen Duartista.
Cuentan unos que sólo bastó una llamada de Fidel Herrera para que se diera fin al linchamiento en contra de su paisano Carrillo, quien fue exhibido como un traidor de las políticas restrictivas del gobernador Duarte en materia financiera, además de un bueno para nada y completo desconocedor del campo estatal.
Aseguran otros que Carrillo todavía se encuentra en el banquillo de los acusados y con un pie fuera del actual régimen estatal, y que una vez que tengan sucesor será oficial su dimisión; dicen que llegaría el jefe del clan de los bembones de Boca del Río, Ramón Ferrari Pardiño para que, igual como hizo en el sexenio alemanista, venga a construir otro elefante blanco similar al armadillo de Rinconada.
La verdad de todo es que al interior del gabinete del doctor Duarte, se han desatado encarnizadas luchas de todos contra todos por el poder; las grillas palaciegas, piquete de ojos y puñaladas traseras están a la orden del día; con chismes y no con trabajo y resultados a favor de la ciudadanía veracruzana, muchos colaboradores buscan ganarse la confianza del joven gobernante.
En el gobierno de Javier Duarte no hay compromisos de resultados a corto plazo; en asunción al poder otros mandatarios asumían responsabilidades de entregar las primeras cuentas de compromisos cumplidos en los primeros 100 días de mandato.
Duarte no se echó ese trompo a la uña, en forma habilidosa no se puso la soga en el cuello, sabedor del desastre financiero en las arcas estatales que le heredaba el doctor de la transa, el engaño y la simulación, su maestro Fidel Herrera Beltrán.
Hizo bien el político cordobés en no fijar fechas, en no prometer lo que su gobierno no estaría en condiciones de realizar o cumplir por falta de recursos económicos, ya que lo único que encontraría el 1 de diciembre en el cajón de la tesorería estatal serían deudas millonarias que, se presumen, rebasan los 60 mil millones de pesos.
Lo mucho, poco o nada hecho por la actual administración estatal en los 82 días transcurridos ya, está a la vista de todos, que sea el mismo pueblo que dio el voto el 4 de julio, el que juzgue, y así no darle motivos a los intrigosos de palacio de expresarle al oído del gobernador Duarte que los medios de información críticos somos enemigos de su administración.
Lo que sí es inevitable lanzar la siguiente interrogante:
¿Qué colaboradores están realmente dando los resultados que para Veracruz quiere el mandatario estatal?
¿Han cumplido al cien por ciento con la encomienda del gobernador Duarte los secretarios, subsecretarios de despacho, el encargado de la Procuraduría de Justicia, directores y subdirectores de áreas?
La evaluación corresponde al propio ejecutivo estatal; la aprobación o desaprobación del trabajo que realizan le toca hacerla al pueblo veracruzano, por ser sus habitantes los beneficiados o perjudicados.
Lo cierto es que más que dar resultados, los colaboradores del doctor Duarte se han encerrado en su caja de cristal, acostumbrados a no hacer nada, a ser ignorados como en el régimen anterior, se les observa pasivos, indiferentes ante la problemática estatal; mientras el gobernador trae un ritmo acelerado de trabajo de norte a sur y de este a oeste, ellos no salen de sus cómodas oficinas.
En un gobierno no se requieren meses o años para identificar al verdadero funcionario público, honesto, transparente y con entrega y vocación de servicio, lo mismo que al pillo, ladrón o sinvergüenza.
El mandatario estatal ha dignificado al servidor público; si en el Fidelismo les amarraron las lenguas para que no hablaran pero con las manos sueltas para que las metieran al cajón de los impuestos de los veracruzanos, con Javier es a la inversa, les desató la lengua, pero los mantiene con las manos atadas; bueno, al menos eso es lo que espera la ciudadanía.
Es importante que en estos momentos de catástrofe financiera que enfrenta el régimen estatal todos los colaboradores del gobernador se pongan las pilas y trabajen por el Veracruz próspero que Duarte quiere hacer del estado.
No es mediante diatribas ni golpes bajos como el gobierno de Javier Duarte resolverá los grandes rezagos sociales, económicos y de seguridad pública que Veracruz tiene pendientes de resolver.
En efecto, si un colaborador, por muy cercano al gobernador, no está rindiendo las expectativas trazadas, tendrán que dárseles las gracias.
Así es que señores funcionarios, aunque sean parte de la herencia maldita, pónganse a trabajar y dejen trabajar ya al mandatario veracruzano.
Pese a la luna de miel que se vive con las fuerzas castrenses, el horno no está como para bollos en Veracruz; el estado enfrenta momentos de emergencia, tanto en lo financiero, en seguridad pública como en lo político.
En el PRI estatal no hay rumbo ni destino; el partido se encuentra paralizado y lo poco que hace el Cabeza de Lata es entregar las dirigencias municipales a manos inexpertas, algunas de ellas con antecedentes familiares bajo sospecha.
Si el futuro dirigente del CEN del PRI, Humberto Moreira, decidió cancelar el evento masivo que sostendría este fin de semana en el WTC de Boca del Río, es porque seguramente no es partidario del fondo y las formas que está haciéndose política en Veracruz.
Si todavía es muy temprano para calificar el desempeño de los funcionarios estatales en estos primeros 82 días de trabajo, en el PRI sí es urgente la intervención del primer priísta de Veracruz.
La elección federal de 2012 parece estar lejos todavía, pero el camino se hace al andar, no al cuarto para las doce, y en este rubro Duarte tiene mucho que caminar si es que quiere estrenarse como un ganador en la primera contienda electoral que enfrentará con la estafeta de gobernador de Veracruz.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
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