BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
17 de febrero de 2011
Suena a broma de mal gusto, pero por si las dudas:
¡¡ Todos a temblar!!
Influyentes, magnates y coyotes del transporte público, empresarios, editores, reporteros, amigos, amantes, familiares, parientes y cómplices de la administración Fidelista.
Todos en el ojo del huracán.
Y no es para menos…
Aseguran, destaparán la cloaca en la Dirección General de Tránsito y Transporte.
Se da como un hecho que el régimen de Javier Duarte ha decidido cancelar por lo menos 20 mil concesiones de taxis, de las casi 40 mil entregadas durante los seis años del gobierno de Fidel Herrera Beltrán.
De acuerdo a datos internos de la DGTTEV, todavía no confirmados ni difundidos, una exhaustiva investigación realizada en el proceso de entrega de las concesiones para el transporte público en la modalidad de taxis en el sexenio pasado, ha dejado a descubierto una red de complicidades que violentó la normatividad requerida para el reparto de las mismas.
En casi el 50 por ciento de las concesiones liberadas por el gobierno de Herrera Beltrán se pasaron por alto todos y cada uno de los lineamientos que deben cubrir los aspirantes a obtener un juego de placas para el servicio de taxi en Veracruz.
Es decir, las concesiones se dieron violentando la legalidad y transparencia para estos fines; se dieron al mejor postor, al que pagaba más, a la que resultaba mejor amante, a los falsos editores y periodiqueros, los más arrastrados y serviles, a los hermanos, tíos, sobrinos o primos más queridos, y a los amigos de los amigos agazapados en el poder en tiempos de la Fidelidad.
No es secreto para nadie en Veracruz, que la forma en que el gobierno de Fidel Herrera operó la distribución de más de 39 mil nuevas concesiones para taxis, resultó una verdadera porquería, un cochinero, un lodazal, donde muchos de los actuales funcionarios de la prosperidad están embarrados hasta las manitas.
Hoy, se dice, el gobierno de Javier Duarte, llamará a cuentas a la mitad de los privilegiados por el gobernador fogoso con un par de láminas que les permiten ostentarse como nuevos taxistas del estado de Veracruz.
Reitero, al momento de conocer este miércoles la información proveniente de fuentes confiables de la propia Secretaría de Gobierno, escéptico no pude aguantar soltarme a carcajadas.
No fue para menos mi sorpresa.
Lo primero que piensas es que, por las cartas credenciales que ha enseñado el gobierno sucesor en sus primeros meses en el ejercicio del poder, da muestras que difícilmente habrá deseos y voluntad política para atacar los vicios, la corrupción y el tráfico de influencias tan gastados en el sexenio pasado.
En especial cuando observas indolencia, desinterés y valemadrismo en quienes tienen pero no quieren o no saben manejar los hilos del poder político en el estado, tan primordial en estos momentos para emitir y lanzar mensajes advirtiendo que en los tiempos del Duartismo la renovación moral en Veracruz, va en serio.
Sin embargo, por más que tratan de cubrir con el manto de la impunidad todos los entuertos financieros del Fidelismo, no pueden, hay hoyos por todos lados.
Aseguran, cuentan, dicen, especulan, que el joven gobernante veracruzano sigue dándose de topes en las paredes de Casa Veracruz y palacio de Gobierno cada vez que sus cercanos colaboradores le informan que han descubierto nuevos fraudes y abusos de poder de su antecesor.
Y al parecer, las quejas y denuncias de los excesos Fidelistas, aunados a las deudas millonarias que dejó por todos lados, han llenado de piedritas el hígado del doctor Duarte y causado fuerte jaqueca, al grado de exasperarlo y gritar: ¡¡Ya basta!!
Que el gobernador de Veracruz haya ordenado escudriñar en la podredumbre de Tránsito del Estado, si es que en efecto así se hizo o se hace, es porque es muy grande el tamal que se comieron Fidel Herrera y su principal cómplice en la Dirección de Tránsito, Julio César Cerecedo, considerado por toda la clase política estatal como el Zar de la Corrupción, ratificado en la Subdirección por el propio ejecutivo estatal.
¿A cuánto le gusta, amigo lector, que hayan vendido en la Fidelidad cada una de las casi 40 mil concesiones para taxis que entregaron?
Por si no tienen imaginación queridos leyentes, dicen aquellos que compraron una, que el precio mínimo para los cuates fue de 50 mil pesos, pero que hubo quienes dieron 100 y hasta 150 mil pesos.
Ufffffff, un chingo de miles de pesos; hagan números.
Y el problema es que de más de 17 mil placas liberadas por Fidel, a Finanzas no fue reportado ningún pago por los derechos correspondientes.
Por lo tanto son esas las que, dicen en la Secretaría de Gobierno, cancelarán en los días por venir.
Yo, lo dudo; hasta no ver, no creer.
¿O usted qué opina?
P.D. En próximas entregas, los grandes negocios de JULEN REMENTERÍA.
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdíasveracruz.blogspot.com
Por: David Varona Fuentes
17 de febrero de 2011
Suena a broma de mal gusto, pero por si las dudas:
¡¡ Todos a temblar!!
Influyentes, magnates y coyotes del transporte público, empresarios, editores, reporteros, amigos, amantes, familiares, parientes y cómplices de la administración Fidelista.
Todos en el ojo del huracán.
Y no es para menos…
Aseguran, destaparán la cloaca en la Dirección General de Tránsito y Transporte.
Se da como un hecho que el régimen de Javier Duarte ha decidido cancelar por lo menos 20 mil concesiones de taxis, de las casi 40 mil entregadas durante los seis años del gobierno de Fidel Herrera Beltrán.
De acuerdo a datos internos de la DGTTEV, todavía no confirmados ni difundidos, una exhaustiva investigación realizada en el proceso de entrega de las concesiones para el transporte público en la modalidad de taxis en el sexenio pasado, ha dejado a descubierto una red de complicidades que violentó la normatividad requerida para el reparto de las mismas.
En casi el 50 por ciento de las concesiones liberadas por el gobierno de Herrera Beltrán se pasaron por alto todos y cada uno de los lineamientos que deben cubrir los aspirantes a obtener un juego de placas para el servicio de taxi en Veracruz.
Es decir, las concesiones se dieron violentando la legalidad y transparencia para estos fines; se dieron al mejor postor, al que pagaba más, a la que resultaba mejor amante, a los falsos editores y periodiqueros, los más arrastrados y serviles, a los hermanos, tíos, sobrinos o primos más queridos, y a los amigos de los amigos agazapados en el poder en tiempos de la Fidelidad.
No es secreto para nadie en Veracruz, que la forma en que el gobierno de Fidel Herrera operó la distribución de más de 39 mil nuevas concesiones para taxis, resultó una verdadera porquería, un cochinero, un lodazal, donde muchos de los actuales funcionarios de la prosperidad están embarrados hasta las manitas.
Hoy, se dice, el gobierno de Javier Duarte, llamará a cuentas a la mitad de los privilegiados por el gobernador fogoso con un par de láminas que les permiten ostentarse como nuevos taxistas del estado de Veracruz.
Reitero, al momento de conocer este miércoles la información proveniente de fuentes confiables de la propia Secretaría de Gobierno, escéptico no pude aguantar soltarme a carcajadas.
No fue para menos mi sorpresa.
Lo primero que piensas es que, por las cartas credenciales que ha enseñado el gobierno sucesor en sus primeros meses en el ejercicio del poder, da muestras que difícilmente habrá deseos y voluntad política para atacar los vicios, la corrupción y el tráfico de influencias tan gastados en el sexenio pasado.
En especial cuando observas indolencia, desinterés y valemadrismo en quienes tienen pero no quieren o no saben manejar los hilos del poder político en el estado, tan primordial en estos momentos para emitir y lanzar mensajes advirtiendo que en los tiempos del Duartismo la renovación moral en Veracruz, va en serio.
Sin embargo, por más que tratan de cubrir con el manto de la impunidad todos los entuertos financieros del Fidelismo, no pueden, hay hoyos por todos lados.
Aseguran, cuentan, dicen, especulan, que el joven gobernante veracruzano sigue dándose de topes en las paredes de Casa Veracruz y palacio de Gobierno cada vez que sus cercanos colaboradores le informan que han descubierto nuevos fraudes y abusos de poder de su antecesor.
Y al parecer, las quejas y denuncias de los excesos Fidelistas, aunados a las deudas millonarias que dejó por todos lados, han llenado de piedritas el hígado del doctor Duarte y causado fuerte jaqueca, al grado de exasperarlo y gritar: ¡¡Ya basta!!
Que el gobernador de Veracruz haya ordenado escudriñar en la podredumbre de Tránsito del Estado, si es que en efecto así se hizo o se hace, es porque es muy grande el tamal que se comieron Fidel Herrera y su principal cómplice en la Dirección de Tránsito, Julio César Cerecedo, considerado por toda la clase política estatal como el Zar de la Corrupción, ratificado en la Subdirección por el propio ejecutivo estatal.
¿A cuánto le gusta, amigo lector, que hayan vendido en la Fidelidad cada una de las casi 40 mil concesiones para taxis que entregaron?
Por si no tienen imaginación queridos leyentes, dicen aquellos que compraron una, que el precio mínimo para los cuates fue de 50 mil pesos, pero que hubo quienes dieron 100 y hasta 150 mil pesos.
Ufffffff, un chingo de miles de pesos; hagan números.
Y el problema es que de más de 17 mil placas liberadas por Fidel, a Finanzas no fue reportado ningún pago por los derechos correspondientes.
Por lo tanto son esas las que, dicen en la Secretaría de Gobierno, cancelarán en los días por venir.
Yo, lo dudo; hasta no ver, no creer.
¿O usted qué opina?
P.D. En próximas entregas, los grandes negocios de JULEN REMENTERÍA.
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
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