BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
3 febrero 2011
Se aparecieron los demonios.
De visita en Tlacotalpan, el ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari y el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.
Dios los hace y ellos se juntan.
Ambos personajes políticos son de tristes recuerdos para la ciudadanía mexicana en su conjunto.
Salinas dejó al país ensangrentado por los crímenes del entonces candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio y de Francisco Ruiz Massieu, y heredó al sucesor una nación quebrada, hundida, con una economía prendida de alfileres que se desplomó en los primeros días de diciembre de 1994.
Herrera Beltrán no se quedó atrás, el 30 de noviembre entregó a Javier Duarte una entidad sumergida en la violencia, controlada por el crimen organizado, con latidos de sangre por cualquier rincón de la geografía veracruzana, y sumergido en una deuda multimillonaria de más de 40 mil millones de pesos que mantiene al actual gobierno estatal en la peor crisis financiera de los últimos 40 años.
Desde la crisis económica de 1994, con los presidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, México no ha podido levantarse, la riqueza petrolera se acaba y el pueblo mexicano continúa en la miseria, además de estar viviendo desde hace cuatro años a salto de mata, tratando de salvarse de la guerra perdida que el gobierno federal mantiene con las organizaciones del narcotráfico y del crimen organizado.
Los dos, Salinas y Fidel, como presidente y gobernador respectivamente, ejercieron el poder político con sentido patrimonialista, exclusivamente para ellos, su familia, sus amigos empresarios y para los cómplices de colaboradores.
Zedillo sentado en Los Pinos no perdonó a Salinas el grave daño causado a México, prácticamente lo expulsó obligándolo a exiliarse en Dublín, Irlanda, y para demostrarle quién mandaba en el país, metió a la cárcel a su hermano Raúl, acusado de la autoría intelectual de la muerte de su ex cuñado, José Francisco Ruiz Massieu, cuando éste se desempeñaba como Secretario General del CEN del PRI.
En cambio Duarte, como gobernador, perdona al pillo de Fidel Herrera todos los desmanes causados en su mandato que tienen a Veracruz en situación financiera catastrófica; además le da chamba a los secuaces del gobierno Fidelista, y de pilón invita a su hacedor político a las fiestas populares de los veracruzanos.
De la mano Salinas y Fidel, llevando de anfitrión al gobernador Duarte, oyeron misa y se pasearon por medio Tlacotalpan con motivo del último día de las celebraciones de la Candelaria.
Observar otra vez en Veracruz al ex presidente Carlos Salinas acompañado del ex gobernador Herrera Beltrán, despertó expectación, asombro y suspicacias.
Y las interrogantes no se hicieron esperar.
¿Qué nuevos negocios sucios, tenebrosos y truculentos se trae entre manos el tío Fide, y de qué grueso serán para traer de vuelta a la entidad al último de los ex mandatarios más repudiados por el pueblo mexicano?
Por lo visto, Herrera quiere seguir mamando de Veracruz, sabe que esta tierra que gobernó es fértil para las grandes componendas políticas y financieras, donde el que la hace robándose el dinero del pueblo, matando, levantando y extorsionando víctimas inocentes, nunca, nunca la paga.
Lo evidente de la aparición pública de Fidel en Veracruz después de dos meses de ausencia tras terminar su sexenio, es el rostro compungido, triste, ojeroso, cansado y sin ilusiones que mostró este miércoles en Tlacotalpan.
No es para menos lo apesadumbrado que luce el político de Nopaltepec.
En primera porque extraña el pinche poder.
En segunda porque el pisar tierras veracruzanas es tener encima millones de ojos ciudadanos que quisieran devorárselo, desaparecerlo, por todas las grandes mentiras, por las agarradas de pendejos a todo un pueblo, al que engañó diciendo que “no dejaba deuda pública; que heredaba un gobierno fuerte en finanzas, con muchos millones de pesos en caja para que el sucesor Javier Duarte pudiera arrancar el 1 de diciembre de 2010.
Y en tercera, porque otros demonios, los que habitan en Los Pinos, le provocan insomnios; no lo dejan en paz, sabe que hoy más que nunca, lo persiguen, lo amenazan; Fidel siente que el agua le llega al cuello.
Máximo que su alumno el que dejó en palacio de gobierno, le manda señales de haberse entregado en forma voluntaria a Los Pinos, en intento desesperado por abrir las llaves del dinero federal.
Que las fuerzas federales de seguridad se hayan apoderado del estado, que investiguen y realicen detenciones de los integrantes de la organización criminal que él fundó a su llegada al gobierno de Veracruz, no son buenos augurios para Fidel.
Y del manotazo justiciero de Calderón, a Fidel no lo salvará ni siquiera su amigo Salinas de Gortari.
Por cierto, no habrá algún asesor que le diga al doctor Duarte que juntarse con Salinas, es de mala suerte.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
Por: David Varona Fuentes
3 febrero 2011
Se aparecieron los demonios.
De visita en Tlacotalpan, el ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari y el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.
Dios los hace y ellos se juntan.
Ambos personajes políticos son de tristes recuerdos para la ciudadanía mexicana en su conjunto.
Salinas dejó al país ensangrentado por los crímenes del entonces candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio y de Francisco Ruiz Massieu, y heredó al sucesor una nación quebrada, hundida, con una economía prendida de alfileres que se desplomó en los primeros días de diciembre de 1994.
Herrera Beltrán no se quedó atrás, el 30 de noviembre entregó a Javier Duarte una entidad sumergida en la violencia, controlada por el crimen organizado, con latidos de sangre por cualquier rincón de la geografía veracruzana, y sumergido en una deuda multimillonaria de más de 40 mil millones de pesos que mantiene al actual gobierno estatal en la peor crisis financiera de los últimos 40 años.
Desde la crisis económica de 1994, con los presidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, México no ha podido levantarse, la riqueza petrolera se acaba y el pueblo mexicano continúa en la miseria, además de estar viviendo desde hace cuatro años a salto de mata, tratando de salvarse de la guerra perdida que el gobierno federal mantiene con las organizaciones del narcotráfico y del crimen organizado.
Los dos, Salinas y Fidel, como presidente y gobernador respectivamente, ejercieron el poder político con sentido patrimonialista, exclusivamente para ellos, su familia, sus amigos empresarios y para los cómplices de colaboradores.
Zedillo sentado en Los Pinos no perdonó a Salinas el grave daño causado a México, prácticamente lo expulsó obligándolo a exiliarse en Dublín, Irlanda, y para demostrarle quién mandaba en el país, metió a la cárcel a su hermano Raúl, acusado de la autoría intelectual de la muerte de su ex cuñado, José Francisco Ruiz Massieu, cuando éste se desempeñaba como Secretario General del CEN del PRI.
En cambio Duarte, como gobernador, perdona al pillo de Fidel Herrera todos los desmanes causados en su mandato que tienen a Veracruz en situación financiera catastrófica; además le da chamba a los secuaces del gobierno Fidelista, y de pilón invita a su hacedor político a las fiestas populares de los veracruzanos.
De la mano Salinas y Fidel, llevando de anfitrión al gobernador Duarte, oyeron misa y se pasearon por medio Tlacotalpan con motivo del último día de las celebraciones de la Candelaria.
Observar otra vez en Veracruz al ex presidente Carlos Salinas acompañado del ex gobernador Herrera Beltrán, despertó expectación, asombro y suspicacias.
Y las interrogantes no se hicieron esperar.
¿Qué nuevos negocios sucios, tenebrosos y truculentos se trae entre manos el tío Fide, y de qué grueso serán para traer de vuelta a la entidad al último de los ex mandatarios más repudiados por el pueblo mexicano?
Por lo visto, Herrera quiere seguir mamando de Veracruz, sabe que esta tierra que gobernó es fértil para las grandes componendas políticas y financieras, donde el que la hace robándose el dinero del pueblo, matando, levantando y extorsionando víctimas inocentes, nunca, nunca la paga.
Lo evidente de la aparición pública de Fidel en Veracruz después de dos meses de ausencia tras terminar su sexenio, es el rostro compungido, triste, ojeroso, cansado y sin ilusiones que mostró este miércoles en Tlacotalpan.
No es para menos lo apesadumbrado que luce el político de Nopaltepec.
En primera porque extraña el pinche poder.
En segunda porque el pisar tierras veracruzanas es tener encima millones de ojos ciudadanos que quisieran devorárselo, desaparecerlo, por todas las grandes mentiras, por las agarradas de pendejos a todo un pueblo, al que engañó diciendo que “no dejaba deuda pública; que heredaba un gobierno fuerte en finanzas, con muchos millones de pesos en caja para que el sucesor Javier Duarte pudiera arrancar el 1 de diciembre de 2010.
Y en tercera, porque otros demonios, los que habitan en Los Pinos, le provocan insomnios; no lo dejan en paz, sabe que hoy más que nunca, lo persiguen, lo amenazan; Fidel siente que el agua le llega al cuello.
Máximo que su alumno el que dejó en palacio de gobierno, le manda señales de haberse entregado en forma voluntaria a Los Pinos, en intento desesperado por abrir las llaves del dinero federal.
Que las fuerzas federales de seguridad se hayan apoderado del estado, que investiguen y realicen detenciones de los integrantes de la organización criminal que él fundó a su llegada al gobierno de Veracruz, no son buenos augurios para Fidel.
Y del manotazo justiciero de Calderón, a Fidel no lo salvará ni siquiera su amigo Salinas de Gortari.
Por cierto, no habrá algún asesor que le diga al doctor Duarte que juntarse con Salinas, es de mala suerte.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
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