BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
14 de febrero de 2011
Resultados, resultados y más resultados…
Es el único camino que tienen los alcaldes veracruzanos.
Al reunirse este domingo con los 81 presidentes municipales del PRI, el gobernador Javier Duarte, los exhortó a trabajar por la ciudadanía que los eligió el pasado 4 de julio,
El mandatario estatal quiere que los actuales alcaldes del PRI sean los mejores de la historia de Veracruz.
¿Y cómo se logra eso, con qué se come? Fue la pregunta que se hicieron muchos de los ediles presentes.
No es para menos la interrogante.
En primer lugar, cómo aspirar a llenarse de gloria y pasar a la historia en tiempos de crisis financiera, si además de encontrar vacio el cajón de las tesorerías municipales los alcaldes heredaron de sus antecesores deudas millonarias que asfixiará la economía de los ayuntamientos que presiden.
Y en segundo lugar, a qué alcalde, sea del PRI, PAN, PRD, PVEM. PT o PNAL, le interesa pasar a la historia por honesto y transparente.
La honradez en la función pública, es letra muerta en Veracruz.
En la actualidad ser político es el negocio más redituable; por ello las luchas encarnizadas cuando de alcanzar las candidaturas se trata.
Todos sin excepción alguna, buscan el poder político para enriquecerse haciendo los grandes negocios usando el tráfico de influencias.
La solicitud del cómplice, amigo, compadre o familiar al hombre o mujer en la cima del poder de: “no me des, sólo ponme donde pueda robar”, cobran vigencia hoy, mañana y siempre.
Al final de cada sexenio o trienio de gobierno se cuentan nuevas historias de corrupción y acumulamiento de riquezas escandalosas de gobernadores, secretarios y subsecretarios de despacho, directores y subdirectores de áreas y desde luego de alcaldes, síndicos y regidores municipales.
Nada más echemos un simple vistazo a la administración del sexenio anterior y a las dos últimas generaciones de alcaldes con las que le tocó trabajar al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, donde los números fríos de quebrantos patrimoniales hablan que estado y municipios fueron de la mano en podredumbre, abuso del poder, y enriquecimientos ilícitos.
Aún cuando a los alcaldes peces gordos se les protege en el ORFIS y la legislatura estatal con el manto de la impunidad, los ex ediles rateros y sinvergüenzas ya fueron encuerados, faltan ahora los pillos del gobierno anterior que, pese a que también buscan cubrir diciendo que no hay que investigarle al régimen de Herrera Beltrán, lo cierto es que será el gobierno del presidente Calderón el que lo exonere o le finque responsabilidad penal ya que el 99 por cientos de los recursos públicos que manejó fueron de carácter federal.
Sin lugar a dudas es misión casi imposible la que el gobernador Duarte quiere hacer de los 81 presidentes municipales compañeros de su instituto político.
Yo pregunto:
¿Acaso Elizabeth Morales, alcaldesa de Xalapa, Carolina Gudiño, de Veracruz; Salvador Manzur, de Boca del Río, Marcos Theurel, de Coatzacoalcos; Alfredo Gándara, de Poza Rica; Francisco Portilla Bonilla, de Córdoba; y Alberto Silva Ramos, de Tuxpan, considerados los "consentidos" del doctor Duarte, estarán pensando lo mismo que su amigo el gobernador de Veracruz en términos de honestidad y transparencia?
Lo dudo; todos arrastran pasados tenebrosos de corrupción en sus encargos públicos o de elección anteriores.
Cada uno de los alcaldes "preferidos" del Duartismo antes mencionados, en los inicios de sus mandatos ya enfrentan críticas severas de abuso de poder.
Por ejemplo Elizabeth Morales, quien autorizó para ella y sus colaboradoras "íntimas" salarios y compensaciones monstruosas, y a pesar que en la sesión de cabildo de este domingo dijo que su salario será de 55 mil pesos mensuales, se duda que realmente vaya a cobrar lo que afirma.
Ahí tenemos también a la Gudiño, a Manzur, a Theurel, a Gándara, a Portilla peleados ya con ediles opositores de sus comunas por diferencias de tipo financiero o porque tratan de cubrir todos los desfalcos de quienes los antecedieron en los ayuntamientos.
Es loable el interés que el gobernador Duarte tiene en que las autoridades municipales trabajen en beneficio exclusivo de la ciudadanía, y que de los priístas como él quiera sacar a los mejores alcaldes en la historia de Veracruz; el propio Javier ha reiterado que no desea pasar como un mandatario más del montón, sino como el que nunca tuvo la entidad.
Las intenciones del joven gobernante veracruzano son aceptables, la ciudadanía las ve con buenos ojos.
Sin embargo, del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Tal vez Duarte amarre las manos y mantenga el control sobre los recursos financieros que pasarán por las manos de sus colaboradores, pero de que pueda evitar que los alcaldes saqueen las tesorerías municipales, es mucho pedir.
Las raterías en los ayuntamientos del estado continuarán; sueños guajiros de quien piense que con las detenciones de los charalitos exalcaldes la corrupción desaparecerá o disminuirá, al contrario obligará a los actuales funcionarios públicos, estatales o municipales, a ser más finos en sus pillerías, a no dejar hoyos abiertos en el manejo del dinero oficial que después desate cacería judicial en su contra, claro, si no es del grupo de los "consentidos" de palacio estatal.
Por lo pronto, los 81 presidentes municipales priístas salieron aburridos de la reunión con Duarte y de su discurso de honradez; varios de ellos preguntándose, en qué planeta vive el gobernador, ya que los términos trabajo, resultados, honestidad y transparencia, no existen en su diccionario de servidores públicos.
Y les asiste toda la razón, dentro de tres años estaremos contando y escribiendo las mismas historias de corrupción.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
Por: David Varona Fuentes
14 de febrero de 2011
Resultados, resultados y más resultados…
Es el único camino que tienen los alcaldes veracruzanos.
Al reunirse este domingo con los 81 presidentes municipales del PRI, el gobernador Javier Duarte, los exhortó a trabajar por la ciudadanía que los eligió el pasado 4 de julio,
El mandatario estatal quiere que los actuales alcaldes del PRI sean los mejores de la historia de Veracruz.
¿Y cómo se logra eso, con qué se come? Fue la pregunta que se hicieron muchos de los ediles presentes.
No es para menos la interrogante.
En primer lugar, cómo aspirar a llenarse de gloria y pasar a la historia en tiempos de crisis financiera, si además de encontrar vacio el cajón de las tesorerías municipales los alcaldes heredaron de sus antecesores deudas millonarias que asfixiará la economía de los ayuntamientos que presiden.
Y en segundo lugar, a qué alcalde, sea del PRI, PAN, PRD, PVEM. PT o PNAL, le interesa pasar a la historia por honesto y transparente.
La honradez en la función pública, es letra muerta en Veracruz.
En la actualidad ser político es el negocio más redituable; por ello las luchas encarnizadas cuando de alcanzar las candidaturas se trata.
Todos sin excepción alguna, buscan el poder político para enriquecerse haciendo los grandes negocios usando el tráfico de influencias.
La solicitud del cómplice, amigo, compadre o familiar al hombre o mujer en la cima del poder de: “no me des, sólo ponme donde pueda robar”, cobran vigencia hoy, mañana y siempre.
Al final de cada sexenio o trienio de gobierno se cuentan nuevas historias de corrupción y acumulamiento de riquezas escandalosas de gobernadores, secretarios y subsecretarios de despacho, directores y subdirectores de áreas y desde luego de alcaldes, síndicos y regidores municipales.
Nada más echemos un simple vistazo a la administración del sexenio anterior y a las dos últimas generaciones de alcaldes con las que le tocó trabajar al ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, donde los números fríos de quebrantos patrimoniales hablan que estado y municipios fueron de la mano en podredumbre, abuso del poder, y enriquecimientos ilícitos.
Aún cuando a los alcaldes peces gordos se les protege en el ORFIS y la legislatura estatal con el manto de la impunidad, los ex ediles rateros y sinvergüenzas ya fueron encuerados, faltan ahora los pillos del gobierno anterior que, pese a que también buscan cubrir diciendo que no hay que investigarle al régimen de Herrera Beltrán, lo cierto es que será el gobierno del presidente Calderón el que lo exonere o le finque responsabilidad penal ya que el 99 por cientos de los recursos públicos que manejó fueron de carácter federal.
Sin lugar a dudas es misión casi imposible la que el gobernador Duarte quiere hacer de los 81 presidentes municipales compañeros de su instituto político.
Yo pregunto:
¿Acaso Elizabeth Morales, alcaldesa de Xalapa, Carolina Gudiño, de Veracruz; Salvador Manzur, de Boca del Río, Marcos Theurel, de Coatzacoalcos; Alfredo Gándara, de Poza Rica; Francisco Portilla Bonilla, de Córdoba; y Alberto Silva Ramos, de Tuxpan, considerados los "consentidos" del doctor Duarte, estarán pensando lo mismo que su amigo el gobernador de Veracruz en términos de honestidad y transparencia?
Lo dudo; todos arrastran pasados tenebrosos de corrupción en sus encargos públicos o de elección anteriores.
Cada uno de los alcaldes "preferidos" del Duartismo antes mencionados, en los inicios de sus mandatos ya enfrentan críticas severas de abuso de poder.
Por ejemplo Elizabeth Morales, quien autorizó para ella y sus colaboradoras "íntimas" salarios y compensaciones monstruosas, y a pesar que en la sesión de cabildo de este domingo dijo que su salario será de 55 mil pesos mensuales, se duda que realmente vaya a cobrar lo que afirma.
Ahí tenemos también a la Gudiño, a Manzur, a Theurel, a Gándara, a Portilla peleados ya con ediles opositores de sus comunas por diferencias de tipo financiero o porque tratan de cubrir todos los desfalcos de quienes los antecedieron en los ayuntamientos.
Es loable el interés que el gobernador Duarte tiene en que las autoridades municipales trabajen en beneficio exclusivo de la ciudadanía, y que de los priístas como él quiera sacar a los mejores alcaldes en la historia de Veracruz; el propio Javier ha reiterado que no desea pasar como un mandatario más del montón, sino como el que nunca tuvo la entidad.
Las intenciones del joven gobernante veracruzano son aceptables, la ciudadanía las ve con buenos ojos.
Sin embargo, del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Tal vez Duarte amarre las manos y mantenga el control sobre los recursos financieros que pasarán por las manos de sus colaboradores, pero de que pueda evitar que los alcaldes saqueen las tesorerías municipales, es mucho pedir.
Las raterías en los ayuntamientos del estado continuarán; sueños guajiros de quien piense que con las detenciones de los charalitos exalcaldes la corrupción desaparecerá o disminuirá, al contrario obligará a los actuales funcionarios públicos, estatales o municipales, a ser más finos en sus pillerías, a no dejar hoyos abiertos en el manejo del dinero oficial que después desate cacería judicial en su contra, claro, si no es del grupo de los "consentidos" de palacio estatal.
Por lo pronto, los 81 presidentes municipales priístas salieron aburridos de la reunión con Duarte y de su discurso de honradez; varios de ellos preguntándose, en qué planeta vive el gobernador, ya que los términos trabajo, resultados, honestidad y transparencia, no existen en su diccionario de servidores públicos.
Y les asiste toda la razón, dentro de tres años estaremos contando y escribiendo las mismas historias de corrupción.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
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