lunes, 28 de febrero de 2011

TRES MESES DE GOBIERNO: NADA QUE FESTEJAR

BUENOS DÍAS VERACRUZ

Por. David Varona Fuentes
1 de marzo 2011

Se cumplen tres meses del gobierno de Javier Duarte.
Y es caótica la situación en Veracruz.
No hay lugar alguno de la geografía estatal que no se escuchen gritos y lamentos de desesperación por la crisis financiera que enfrenta Veracruz.
Empresarios, estudiantes, amas de casas, proveedores y contratistas se quejan de la parálisis económica de la entidad.
Hasta los ayuntamientos se encuentran ahorcados a consecuencia de las deudas recibidas y por los estratosféricos salarios de 290 mil, 250, 200, 150 y no menos de 100 mil pesos mensuales que muchos voraces y hambrientos alcaldes se impusieron.
Muy aparte del flagelo de la inseguridad pública, el desempleo, la pobreza y marginación que ataca al ciudadano común y corriente, el que apenas y gana para malcomer en compañía de su familia.
El joven doctor en economía y administración, Javier Duarte, no encuentra todavía la fórmula mágica para terminar de arrancar el proyecto que busca y quiere para alcanzar un mejor Veracruz.
No sabe por dónde comenzar el mandatario estatal.
Varios de sus principales colaboradores han fallado en la encomienda recibida a partir del 1 de diciembre; en estos primeros 90 días de gobierno pareciera que les sucedió lo que al zopilote estreñido, se la pasaron planear y planear sin poder aterrizar en lo que Duarte quiere para los veracruzanos.
Son apenas tres meses del sexenio, pero es hora de dar la primera sacudida al árbol del gobierno próspero.
Es indudable que funcionarios como el de Sedarpa, Tomás Carrillo, deben tirar la toalla, resultaron incompetentes, el cargo les quedó demasiado grande; lejos de mostrar visos para hacer del campo veracruzano un gigante de la producción nacional, el cuenqueño ha puesto en su contra a todo el sector agropecuario; que éste lunes diversas organizaciones campesinas se apoderaran de la dependencia estatal, fue la gota que derramó el vaso.
Resultó con un costo muy alto entregar la Secretaría de Agricultura a recomendados de la herencia maldita Fidelista, considerados verdaderos ignorantes del sector; no es lo mismo atrapar o pactar con delincuentes, que armar proyectos que saquen del olvido y la improductividad al campo veracruzano.
Tomás Carrillo no puede continuar un día más en la Sedarpa, al menos que el gobernador quiera que le incendie el estado; ayer fueron los de Antorcha Campesina, mañana la CNC, y pasado la UGOCP u otras organizaciones que también estén en desacuerdo con el desorden que priva en esa dependencia estatal.
Y así como Carrillo, hay otros colaboradores que también están traicionando la confianza del gobernador Javier Duarte.
Son aquellos que creyeron que venir a gobernar Veracruz era como disfrutar de un día de campo y encontrarse, como en otros tiempos recientes, con la mesa totalmente servida para empezar a saciar el hambre y la sed por el dinero del pueblo.
Se equivocaron.
Javier recibió un Veracruz con finanzas públicas en completa bancarrota, corrompido, endeudado, ensangrentado, analfabeto, enfermo y vergonzantemente sumido en la pobreza extrema, y por lo tanto requiere de la entrega y pasión de los funcionarios por servirle a los veracruzanos, en especial los que menos tienen.
Claro, hay que decirlo:
Antes de su protesta el 1 de diciembre en Palacio legislativo, el gobernador Duarte tuvo conocimiento oportuno, de primera mano, de la quiebra financiera y catastrófica en las que recibía el gobierno de Veracruz de su antecesor y maestro Fidel Herrera.
Es cierto, Duarte fue el hombre clave, el cómplice de Fidel en la Secretaría de Finanzas muy por encima del titular Rafael Murillo, alias La flecha, quien realmente fungió sólo de figura decorativa; pero nunca imaginó Javier la magnitud ni el tamaño criminal que la deuda pública de Veracruz adquirió en los últimos meses del régimen de la Fidelidad, cuando todos los recursos que cayeron de la federación fueron a parar a todas las cuentas bancarias de Fidel, cómplices y socios políticos, y los pagos del estado quedaron en calidad de pendientes.
No ignoró tampoco Javier, ni como subsecretario y secretario de Finanzas, diputado federal, candidato y gobernador electo, que la entidad se encontraba, y sigue estando, en manos de las bandas del crimen organizado que, aseguran informes de inteligencia y seguridad nacionales, son creación del ingenio y la perversidad propias de una mente prodigiosa para la tranza y chinga de los demás, como la del oriundo de Nopaltepec. Durante sus dos campañas proselitistas, Duarte siempre se vio protegido por toda una muralla de al menos 50 presuntos miembros de los Zetas o La Compañía, a cuyos cabecillas principales busca hoy exterminar en Veracruz en alianza con el huésped de Los Pinos.
En pocas palabras, el político cordobés, considerado el alumno más aventajado del Fidelismo, sabía a lo que venía, conocía, al menos en materia financiera y de seguridad pública, los grandes problemas que enfrentaba Veracruz.
¿Y en qué han avanzado?
En el renglón de seguridad, los malosos que secuestran para extorsionar o levantan para ejecutar en forma salvaje a sus víctimas, siguen haciendo de las suyas, a pesar de las declaraciones trilladas de las autoridades correspondientes de que Veracruz es un paraíso de la paz y tranquilidad sociales.
De la brutal crisis financiera que golpea al gobierno estatal, el secretario de Finanzas, Tomás Ruiz González, dijo a empresarios este lunes 28 en Boca del Río, que ”empiezan a llegar los recursos federales a Veracruz y por lo tanto las finanzas pasan por buen momento”.
Siempre he dicho que si al gobernador de Veracruz le va bien, a los veracruzanos también les irá bien; si el hombre de las finanzas del estado asegura que la situación empieza a componérsele al gobierno en turno, que sea para bien.
Sin embargo es oportuno señalar que así como en el gabinete estatal se observan colaboradores ineficaces y desleales, también existen casos de alcaldes que marcaron líneas distintas a los proyectos del gobernador Javier Duarte, y en consecuencia se han convertido en tremendas y molestosas piedras que viene cargando en sus zapatos.
Casos concretos los de Alfredo Gándara, de Poza Rica; Elizabeth Morales, de Xalapa, y sus similares del puerto de Veracruz, Carolina Gudiño, y de Boca del Río, Salvador Manzur, quienes trabajan para intereses personales del 2012 y 2016, siempre al servicio y bajo la directriz de la mano negra que, dicen ellos mismos, sigue meciendo los hilos del poder en Veracruz.
El poder y el dinero marean a los inteligentes y enloquece a los pendejos, y este podría ser el caso del cuarteto de ediles que anda irreconocible, en especial la xalapeña, quien vocifera contar también con el apoyo incondicional de un magnate del periodismo mexicano.
Y con presidentes municipales como esos que se han trazado caminos distintos a los del gobierno estatal, sin duda alguna obstaculizan el proyecto de prosperidad de Duarte para los veracruzanos.
Por lo pronto, tres meses de gobierno, nada que festejar.
No queda otra que sacar la escoba para barrer a los que no dieron el ancho, y redoblar esfuerzos con quienes si quieren y amen a Veracruz.
¿O usted qué opina?

davidvaronaf@hotmail.com

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