BUENOS DIAS VERACRUZ
David Varona Fuentes
Martes 7 de agosto del 2012.
Urge un nuevo secretario de Salud en Veracruz.
A Pablo Anaya Rivera, le quedó grande el cargo.
Premio nacional durante su larga estancia como director del IMSS en Poza Rica, pero reprobado por ineficiente en el gabinete de Javier Duarte, no puede con la herencia maldita recibida en materia de salud.
Sus antecesores le dejaron una papa caliente que no puede enfriar, al contrario ha convertido el sistema estatal de salud en un infierno para los veracruzanos.
Hospitales en condiciones infrahumanas, insalubres, sin medicamentos, con pacientes y familiares durmiendo en el piso, y con negligencias médicas a la orden del día, solapadas por la autoridad y sin castigo a los responsables.
Sinceramente da tristeza entrar a un nosocomio estatal dependiente de la Secretaría que encabeza Anaya Rivera.
Y si a lo anterior sumamos los actos de corrupción y tráfico de influencias de funcionarios de alto nivel, el escenario es trágico y lamentable en la Secretaría de Salud a lo largo y ancho de la geografía veracruzana.
Sin lugar a dudas, Pablo no puede con el paquete.
He aquí una prueba.
Después de que por varios años el dengue clásico y el hemorrágico estuvieron controlados en el estado, con cifras aceptadas en zonas tropicales donde se reproduce el mosquito Aedes aegypti, causante del dengue, en este año la enfermedad se ha disparado, se encuentra incontrolable, suman ya hasta julio pasado más de mil 100 casos.
Y aunque Anaya Rivera niegue y esconda al gobernador las muertes por dengue hemorrágico, van cuatro defunciones en lo que va del año, según cifras oficiales de la Secretaría de Salud del gobierno federal.
Es abismal la comparación de la epidemia por dengue de los años 2009 a 2012.
De acuerdo a organismos de la Secretaría de Salud federal, hasta julio de 2009 se reportaron en la entidad 500 enfermos, en el mismo lapso en 2010, sólo 100 casos y en 2012 se tienen detectados y confirmados 1,100 casos, entre éstos 410 de tipo hemorrágico que pone en riesgo la vida de los pacientes.
¿Qué pasa con los trabajos preventivos para el control del dengue?
Es alarmante, realmente preocupa a la población la incidencia del llamado hemorrágico; a estas fechas pero de 2011 se habían reportado sólo 31 casos, y ahora suman 410, aparte de las cuatro defunciones contabilizadas hasta finales del mes pasado.
La respuesta es fácil y sencilla:
No hay campañas de fumigación, por lo tanto no hay actividad para contrarrestar la proliferación del mortal mosquito.
Tan solo la Jurisdicción Sanitario ubicada en el puerto de Veracruz que cubre una veintena de municipios, argumenta no contar con recursos económicos para ese tipo de tareas preventivas, todos los empleados de campo que en años anteriores realizaban esos trabajos fueron despedidos.
No hay dinero para invertirlo en la salud y bienestar de los veracruzanos, pero sí para las fanfarronerías del secretario Anaya.
Donde quiera que se pare en esta ciudad capital se le observa transportarse en vehículos blindados y custodiado por gran número de guardaespaldas mal encarados.
¿A qué teme el funcionario estatal, cuáles son sus miedos?
Tal vez no tenga su conciencia muy tranquila y los fantasmas de Pancho Colorado lo persigan por doquier.
No debe olvidarse que en sus años de alcalde de Poza Rica, Pablo Anaya hizo los grandes negocios con el empresario preso y sujeto a juicio en Estados Unidos por presuntas actividades de lavado de dinero proveniente de las bandas del crimen organizado.
Al igual que otros munícipes como Alberto Silva, de Tuxpan, compadre de Colorado, Anaya Rivera se encuentra en la mira de la SIEDO y la PGR, dentro de una lista de presuntos funcionarios públicos de Veracruz socios y cómplices de don Pancho, el dueño de caballos finos cuarto de milla que osaban montar servidores y ex servidores veracruzanos.
Si nada debe, ni nada se ha comido el actual secretario de Salud de Veracruz no es entendible que exceda en seguridad y protección, claro, todo con cargo al erario estatal.
La realidad de todo es que la función de Anaya en el sector Salud que tanto preocupa al gobernador Duarte y a su esposa doña Karime Macías de Duarte, ha sido negativa.
Sólo ha servido para proteger a servidores vivales que han enriquecido haciendo grandes negocios en Salud, como Manuel Gudiño Corro, hermano de la presidenta municipal de Veracruz Carolina Gudiño Corro. Resulta que el consanguíneo de la alcaldesa jarocha hacía de las finanzas del Hospital General de aquella ciudad lo que le venía en ganas, al grado de comprar toneladas de medicamentos para vendérselas al Ayuntamiento de Veracruz que preside su hermanita, y que ésta se luciera donándoselas a otros nosocomios, como el de Tarimoya y al DIF municipal donde despacha su cuñado Víctor Hugo Vázquez Bretón.
Todo lo anterior, con el silencio cómplice del secretario Anaya.
Y como el tráfico de influencias de Manuel Gudiño, muchos casos más de corrupción e incumplimiento de un deber legal en el sector salud de Veracruz que lastima a los veracruzanos.
El gobernador Duarte debe ordenar una investigación exhaustiva a las arcas financieras de la Secretaría de Salud.
Los antecedentes de Pablo Anaya en el servicio público no son confiables, como alcalde de Poza Rica heredó deudas sin comprobar por más de 300 millones de pesos. Al sucesor Gándara le ordenaron de palacio enterrar las pruebas del quebranto municipal de su antecesor, pero él las guarda como tesoro familiar.
Urge meter orden en la Secretaría de Salud.
Mauro Loyo Varela, el secretario de Salud de Miguel Alemán, construyó e inauguró hospitales fantasmas.
Jon Remetería Sempé, Manuel Lila de Arce y Luis Fernando Antigas Tinoco, los secretarios de Salud de Fidel Herrera, saquearon la dependencia, compraron toneladas de medicamentos caducados, dejaron hospitales en obra negra y los reportaron terminados.
¿Cuál será la herencia a los veracruzanos de Pablo Anaya Rivera, si éste sigue en el cargo, protegido por el manto de la complicidad?
Ya lo veremos...
Por lo pronto, está fallando y mintiendo a su jefe Javier Duarte.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA….
Casi, ya casi es un hecho…
Está cayéndosele la reelección por siete años más en el ORFIS al exquisito Mauricio Audirac. Algunos dirigentes partidistas que no se mueven solos, han empezado a manifestarse y pedirle al Congreso local lance la convocatoria para conocer a nuevos prospectos a dirigir el Ente Fiscalizador de Veracruz.
Tenía que ser… y eso que la sociedad veracruzana no conoce las adicciones de don Mauricio, mismas que se llevan a cabo con un grupo de malandrines allá en el puerto de Veracruz en la Torre de las Pipas; de las que hablaremos en nuestras próximas entregas.
David Varona Fuentes
Martes 7 de agosto del 2012.
Urge un nuevo secretario de Salud en Veracruz.
A Pablo Anaya Rivera, le quedó grande el cargo.
Premio nacional durante su larga estancia como director del IMSS en Poza Rica, pero reprobado por ineficiente en el gabinete de Javier Duarte, no puede con la herencia maldita recibida en materia de salud.
Sus antecesores le dejaron una papa caliente que no puede enfriar, al contrario ha convertido el sistema estatal de salud en un infierno para los veracruzanos.
Hospitales en condiciones infrahumanas, insalubres, sin medicamentos, con pacientes y familiares durmiendo en el piso, y con negligencias médicas a la orden del día, solapadas por la autoridad y sin castigo a los responsables.
Sinceramente da tristeza entrar a un nosocomio estatal dependiente de la Secretaría que encabeza Anaya Rivera.
Y si a lo anterior sumamos los actos de corrupción y tráfico de influencias de funcionarios de alto nivel, el escenario es trágico y lamentable en la Secretaría de Salud a lo largo y ancho de la geografía veracruzana.
Sin lugar a dudas, Pablo no puede con el paquete.
He aquí una prueba.
Después de que por varios años el dengue clásico y el hemorrágico estuvieron controlados en el estado, con cifras aceptadas en zonas tropicales donde se reproduce el mosquito Aedes aegypti, causante del dengue, en este año la enfermedad se ha disparado, se encuentra incontrolable, suman ya hasta julio pasado más de mil 100 casos.
Y aunque Anaya Rivera niegue y esconda al gobernador las muertes por dengue hemorrágico, van cuatro defunciones en lo que va del año, según cifras oficiales de la Secretaría de Salud del gobierno federal.
Es abismal la comparación de la epidemia por dengue de los años 2009 a 2012.
De acuerdo a organismos de la Secretaría de Salud federal, hasta julio de 2009 se reportaron en la entidad 500 enfermos, en el mismo lapso en 2010, sólo 100 casos y en 2012 se tienen detectados y confirmados 1,100 casos, entre éstos 410 de tipo hemorrágico que pone en riesgo la vida de los pacientes.
¿Qué pasa con los trabajos preventivos para el control del dengue?
Es alarmante, realmente preocupa a la población la incidencia del llamado hemorrágico; a estas fechas pero de 2011 se habían reportado sólo 31 casos, y ahora suman 410, aparte de las cuatro defunciones contabilizadas hasta finales del mes pasado.
La respuesta es fácil y sencilla:
No hay campañas de fumigación, por lo tanto no hay actividad para contrarrestar la proliferación del mortal mosquito.
Tan solo la Jurisdicción Sanitario ubicada en el puerto de Veracruz que cubre una veintena de municipios, argumenta no contar con recursos económicos para ese tipo de tareas preventivas, todos los empleados de campo que en años anteriores realizaban esos trabajos fueron despedidos.
No hay dinero para invertirlo en la salud y bienestar de los veracruzanos, pero sí para las fanfarronerías del secretario Anaya.
Donde quiera que se pare en esta ciudad capital se le observa transportarse en vehículos blindados y custodiado por gran número de guardaespaldas mal encarados.
¿A qué teme el funcionario estatal, cuáles son sus miedos?
Tal vez no tenga su conciencia muy tranquila y los fantasmas de Pancho Colorado lo persigan por doquier.
No debe olvidarse que en sus años de alcalde de Poza Rica, Pablo Anaya hizo los grandes negocios con el empresario preso y sujeto a juicio en Estados Unidos por presuntas actividades de lavado de dinero proveniente de las bandas del crimen organizado.
Al igual que otros munícipes como Alberto Silva, de Tuxpan, compadre de Colorado, Anaya Rivera se encuentra en la mira de la SIEDO y la PGR, dentro de una lista de presuntos funcionarios públicos de Veracruz socios y cómplices de don Pancho, el dueño de caballos finos cuarto de milla que osaban montar servidores y ex servidores veracruzanos.
Si nada debe, ni nada se ha comido el actual secretario de Salud de Veracruz no es entendible que exceda en seguridad y protección, claro, todo con cargo al erario estatal.
La realidad de todo es que la función de Anaya en el sector Salud que tanto preocupa al gobernador Duarte y a su esposa doña Karime Macías de Duarte, ha sido negativa.
Sólo ha servido para proteger a servidores vivales que han enriquecido haciendo grandes negocios en Salud, como Manuel Gudiño Corro, hermano de la presidenta municipal de Veracruz Carolina Gudiño Corro. Resulta que el consanguíneo de la alcaldesa jarocha hacía de las finanzas del Hospital General de aquella ciudad lo que le venía en ganas, al grado de comprar toneladas de medicamentos para vendérselas al Ayuntamiento de Veracruz que preside su hermanita, y que ésta se luciera donándoselas a otros nosocomios, como el de Tarimoya y al DIF municipal donde despacha su cuñado Víctor Hugo Vázquez Bretón.
Todo lo anterior, con el silencio cómplice del secretario Anaya.
Y como el tráfico de influencias de Manuel Gudiño, muchos casos más de corrupción e incumplimiento de un deber legal en el sector salud de Veracruz que lastima a los veracruzanos.
El gobernador Duarte debe ordenar una investigación exhaustiva a las arcas financieras de la Secretaría de Salud.
Los antecedentes de Pablo Anaya en el servicio público no son confiables, como alcalde de Poza Rica heredó deudas sin comprobar por más de 300 millones de pesos. Al sucesor Gándara le ordenaron de palacio enterrar las pruebas del quebranto municipal de su antecesor, pero él las guarda como tesoro familiar.
Urge meter orden en la Secretaría de Salud.
Mauro Loyo Varela, el secretario de Salud de Miguel Alemán, construyó e inauguró hospitales fantasmas.
Jon Remetería Sempé, Manuel Lila de Arce y Luis Fernando Antigas Tinoco, los secretarios de Salud de Fidel Herrera, saquearon la dependencia, compraron toneladas de medicamentos caducados, dejaron hospitales en obra negra y los reportaron terminados.
¿Cuál será la herencia a los veracruzanos de Pablo Anaya Rivera, si éste sigue en el cargo, protegido por el manto de la complicidad?
Ya lo veremos...
Por lo pronto, está fallando y mintiendo a su jefe Javier Duarte.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
PUNTA DE LANZA….
Casi, ya casi es un hecho…
Está cayéndosele la reelección por siete años más en el ORFIS al exquisito Mauricio Audirac. Algunos dirigentes partidistas que no se mueven solos, han empezado a manifestarse y pedirle al Congreso local lance la convocatoria para conocer a nuevos prospectos a dirigir el Ente Fiscalizador de Veracruz.
Tenía que ser… y eso que la sociedad veracruzana no conoce las adicciones de don Mauricio, mismas que se llevan a cabo con un grupo de malandrines allá en el puerto de Veracruz en la Torre de las Pipas; de las que hablaremos en nuestras próximas entregas.
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