A punto de iniciarse la campaña electoral de 2004 varios editores del estado, tanto de medios impresos como radiofónicos, exigían al candidato de la Fidelidad por Veracruz la firma de millonarios convenios de publicidad.
El aspirante al gobierno estatal, a quien le habían puesto verdaderas montañas que a punto estuvieron de impedirle el paso a la candidatura del partido tricolor, estaba sin dinero para iniciar su trabajo proselitista.
Tampoco tenía recursos todavía para contratar espacios publicitarios en los medios informativos del estado, por lo que les pidió “lo esperaran”.
Acostumbrados al chantaje, los empresarios del periodismo amenazaban con boicotear las actividades de campaña del candidato del PRI al gobierno de Veracruz.
La realidad de todo fue que esa presión sobre el abanderado priísta era ordenada o manipulada desde palacio de gobierno, donde despachaban funcionarios alemanistas que no digerían y menos aceptaban haberse quedado en el camino a la nominación.
Mucho menos que “un negro” les haya arrebatado la candidatura.
A Fidel Herrera Beltrán no le dejaron otro camino que sembrar el terrorismo fiscal, usando información privilegiada que poseía sobre diversas casas editoriales con adeudos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Sus tres décadas en el Distrito Federal en las que fue cuatro veces diputado federal y una senador, le habían servido a Herrera para amarrar amistades en todo el aparato gubernamental del país, que sabía le servirían en el momento esperado.
Y efectivamente así sucedió.
Durante muchos años Fidel “sacó” de aprietos fiscales a cientos de connotados empresarios veracruzanos y también de otras entidades que tenían cuentas pendientes, por cierto, millonarias, con Hacienda, ocasionadas por no pagar los impuestos de varios años.
Desde luego que la “ayuda” del diputado o senador Herrera Beltrán, no era de “a gratis”, tenía un costo bastante considerable.
Para ilustrar un ejemplo: Si la empresa o industria debía 10 millones de pesos de impuestos, el intermediario Fidel lograba que la deuda se redujera a sólo 3 millones, pero él cobraba por el “servicio” otros 2 millones, dizque para invertirlos en beneficios sociales para los marginados de Veracruz.
En total el evasor fiscal desembolsaba 5 millones pesos, la mitad del adeudo, cantidad que le resultaba atractiva, y que por lo tanto aceptaba liquidar con tal de no ir a parar a la cárcel.
Cuentan exfuncionarios de la SHCP que Fidel hizo grandes negocios como “cobrador” de las instituciones hacendarias, hubo “peces godos” que durante años evadieron el fisco acumulando cantidades por pagar que superaban los 100 o 200 millones de pesos.
En casos como el anterior, echemos a volar la imaginación de cuánto pudo haber ganado el tío Fide.
Sería oficioso mencionar algunos de esos prominentes hombres de negocios rescatados por Fidel, que han amasado grandes fortunas, pero que tienen la maña de no cumplir con sus responsabilidades de pagar impuestos. Muchos de ellos por ahí andan todavía chingando gente, ahora metidos al ramo de la construcción, en la que por cierto hacen los grandes negocios con las obras del gobierno asignadas sin licitación.
Con esa experiencia de “salvador fiscal” acumulada, Herrera Beltrán alcanzó la candidatura del PRI al gobierno de Veracruz, y cuando enfrentó el cerco de los editores que exigían publicidad para sus medios informativos, actuó con calma y serenidad.
Pidió hablar con cada uno de ellos en forma personal.
Cuando individualmente estuvieron en su mesa, lo primero que hizo fue sacar unos documentos de su portafolios color negro, mismos que en forma violenta aventó a las manos del editor en turno.
Se trataba de las “cuentas pendientes” con hacienda, que al verlas el empresario empezó a sudar en frío, su rostro mostró palidez y su boca balbuceó, no logrando articular palabra ante la sorpresa recibida.
En efecto, ante sus ojos, el magnate periodístico tenía la cantidad evadida de pago a la autoridad fiscal.
Como consuelo, el entonces abanderado tricolor, les decía:
-“Voy ayudarte con mis amigos de hacienda, debes $$… tanto, pediré que te la rebajen a $ …tanto, y lo que vas ahorrarte me lo pagas con publicidad de mi campaña”.
Y asunto arreglado.
Así de fácil y sencillo operó Fidel con algunos medios de comunicación renuentes a darle cobertura en sus espacios informativos.
Dos casos están debidamente confirmados, un radiofónico de la ciudad capital y otro periodístico del norte del estado. Ambos doblaron las manos y “aceptaron negociar”.
Ese estilo de Fidel para cobrar facturas a opositores o enemigos usando los fraudes fiscales, regresa a mi memoria la acusación que enfrenta el senador José Luis Lobato Campos y sus hijos, José Luis y Cinthya, de la cual, en forma exclusiva di cuenta en el comentario del lunes.
Pareciera que la presunta defraudación fiscal será usada por el gobierno de Felipe Calderón, como ajuste de cuentas contra senadores y diputados que critican y se oponen a la aprobación de su reforma energética.
Muy grave resultaría para el país que regresaran esas viejas prácticas usadas durante los años de poder de la clase priísta para someter al adversario.
Y quien podría estar metiendo la cizaña debe ser un viejo militante del partido tricolor que conoce los recovecos de la política.
El gobierno calderonista va dando tumbos que no tiene los tamaños para hacer frente a una embestida de terrorismo fiscal.
¿Tendrá algo que ver aquel gobernador priísta que apareció en Bucareli junto a Juan Camilo Mouriño?
¿O usted qué opina?
El aspirante al gobierno estatal, a quien le habían puesto verdaderas montañas que a punto estuvieron de impedirle el paso a la candidatura del partido tricolor, estaba sin dinero para iniciar su trabajo proselitista.
Tampoco tenía recursos todavía para contratar espacios publicitarios en los medios informativos del estado, por lo que les pidió “lo esperaran”.
Acostumbrados al chantaje, los empresarios del periodismo amenazaban con boicotear las actividades de campaña del candidato del PRI al gobierno de Veracruz.
La realidad de todo fue que esa presión sobre el abanderado priísta era ordenada o manipulada desde palacio de gobierno, donde despachaban funcionarios alemanistas que no digerían y menos aceptaban haberse quedado en el camino a la nominación.
Mucho menos que “un negro” les haya arrebatado la candidatura.
A Fidel Herrera Beltrán no le dejaron otro camino que sembrar el terrorismo fiscal, usando información privilegiada que poseía sobre diversas casas editoriales con adeudos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Sus tres décadas en el Distrito Federal en las que fue cuatro veces diputado federal y una senador, le habían servido a Herrera para amarrar amistades en todo el aparato gubernamental del país, que sabía le servirían en el momento esperado.
Y efectivamente así sucedió.
Durante muchos años Fidel “sacó” de aprietos fiscales a cientos de connotados empresarios veracruzanos y también de otras entidades que tenían cuentas pendientes, por cierto, millonarias, con Hacienda, ocasionadas por no pagar los impuestos de varios años.
Desde luego que la “ayuda” del diputado o senador Herrera Beltrán, no era de “a gratis”, tenía un costo bastante considerable.
Para ilustrar un ejemplo: Si la empresa o industria debía 10 millones de pesos de impuestos, el intermediario Fidel lograba que la deuda se redujera a sólo 3 millones, pero él cobraba por el “servicio” otros 2 millones, dizque para invertirlos en beneficios sociales para los marginados de Veracruz.
En total el evasor fiscal desembolsaba 5 millones pesos, la mitad del adeudo, cantidad que le resultaba atractiva, y que por lo tanto aceptaba liquidar con tal de no ir a parar a la cárcel.
Cuentan exfuncionarios de la SHCP que Fidel hizo grandes negocios como “cobrador” de las instituciones hacendarias, hubo “peces godos” que durante años evadieron el fisco acumulando cantidades por pagar que superaban los 100 o 200 millones de pesos.
En casos como el anterior, echemos a volar la imaginación de cuánto pudo haber ganado el tío Fide.
Sería oficioso mencionar algunos de esos prominentes hombres de negocios rescatados por Fidel, que han amasado grandes fortunas, pero que tienen la maña de no cumplir con sus responsabilidades de pagar impuestos. Muchos de ellos por ahí andan todavía chingando gente, ahora metidos al ramo de la construcción, en la que por cierto hacen los grandes negocios con las obras del gobierno asignadas sin licitación.
Con esa experiencia de “salvador fiscal” acumulada, Herrera Beltrán alcanzó la candidatura del PRI al gobierno de Veracruz, y cuando enfrentó el cerco de los editores que exigían publicidad para sus medios informativos, actuó con calma y serenidad.
Pidió hablar con cada uno de ellos en forma personal.
Cuando individualmente estuvieron en su mesa, lo primero que hizo fue sacar unos documentos de su portafolios color negro, mismos que en forma violenta aventó a las manos del editor en turno.
Se trataba de las “cuentas pendientes” con hacienda, que al verlas el empresario empezó a sudar en frío, su rostro mostró palidez y su boca balbuceó, no logrando articular palabra ante la sorpresa recibida.
En efecto, ante sus ojos, el magnate periodístico tenía la cantidad evadida de pago a la autoridad fiscal.
Como consuelo, el entonces abanderado tricolor, les decía:
-“Voy ayudarte con mis amigos de hacienda, debes $$… tanto, pediré que te la rebajen a $ …tanto, y lo que vas ahorrarte me lo pagas con publicidad de mi campaña”.
Y asunto arreglado.
Así de fácil y sencillo operó Fidel con algunos medios de comunicación renuentes a darle cobertura en sus espacios informativos.
Dos casos están debidamente confirmados, un radiofónico de la ciudad capital y otro periodístico del norte del estado. Ambos doblaron las manos y “aceptaron negociar”.
Ese estilo de Fidel para cobrar facturas a opositores o enemigos usando los fraudes fiscales, regresa a mi memoria la acusación que enfrenta el senador José Luis Lobato Campos y sus hijos, José Luis y Cinthya, de la cual, en forma exclusiva di cuenta en el comentario del lunes.
Pareciera que la presunta defraudación fiscal será usada por el gobierno de Felipe Calderón, como ajuste de cuentas contra senadores y diputados que critican y se oponen a la aprobación de su reforma energética.
Muy grave resultaría para el país que regresaran esas viejas prácticas usadas durante los años de poder de la clase priísta para someter al adversario.
Y quien podría estar metiendo la cizaña debe ser un viejo militante del partido tricolor que conoce los recovecos de la política.
El gobierno calderonista va dando tumbos que no tiene los tamaños para hacer frente a una embestida de terrorismo fiscal.
¿Tendrá algo que ver aquel gobernador priísta que apareció en Bucareli junto a Juan Camilo Mouriño?
¿O usted qué opina?
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