¿Qué pasa en Veracruz con la aplicación de la ley?
Es letra muerta y brilla por su ausencia en el sexenio de la Fidelidad, en el que la legalidad ha sido sólo de saliva.
Una es la promesa en el discurso y otra la realidad convertida en pactos de impunidad que sangran el estado de derecho, que tanto gritaron defender.
La era Fidelista comenzó su gobierno solapando y encubriendo a una bien organizada banda de forajidos traída de la ciudad de México que, como he reiterado, no se llevaron el mar porque no les cabía en las bolsas donde guardaron el botín saqueado a los veracruzanos.
El robo de los alemanistas es considerado como el atraco más cuantioso en la historia del estado de Veracruz.; los secuaces encarcelados del cuatrienio se quedaron cortos con sus 450 millones de pesos acusados de robarle al erario estatal.
Sin contar los 3 mil 500 millones de pesos robados y que dejaron en deuda pública, los pillos de la administración anterior se embolsaron en el último año de gobierno más de 20 mil millones de pesos, de acuerdo al contenido de la denuncia que nunca presentó a la Procuraduría la Fiscalía contra los delitos de los funcionarios públicos.
El asalto del siglo a las arcas del dinero del pueblo fue cometido a través de las siguientes dependencias:
El Fideicomiso de los Tiburones Rojos de Rafael Herrerías; las placas de taxis de la Dirección de Tránsito de Tomás Mundo; las obras fantasmas del impuesto al 2 por ciento a la nómina de la Oficina de gobierno de Lorenzo Lazo Margaín; los hospitales dejados en obra negra de la Secretaría de salud del doctor Mauro Loyo Varela; los elefantes blancos de la Secretaría de Agricultura de Ramón Ferrari, y los trabajos de drenaje pluvial y sanitario de la Secretaría de Desarrollo Regional de Porpillo Serrano Amador, que nunca se ejecutaron.
En fin, toda una gama de ilícitos cometidos al viejo estilo del descaro, la sinvergüenza, y teniendo a la impunidad como rectora de dichas acciones, que denigran el servicio público.
Todavía no terminaban los ciudadanos pensantes de digerir ese atraco descabellado de los alemanistas, cuando nuevos hampones de otro régimen de gobierno, hacían de las suyas con los impuestos de los veracruzanos.
Ahora eran Arturo Quirarte Vargas, en la Junta Estatal de Caminos; Juan Antonio Nemi Dib, en el Instituto de la Policía Auxiliar; Cirilo Rincón Aguilar, en la Dirección de los reclusorios y Marta Montoya Barradas, en Tránsito y Transporte estatal.
En este mismo espacio siempre fueron denunciados de estar amasando millonarias fortunas, parecidas a las acumuladas en los seis años anteriores; hasta que fueron cesados.
Pero fueron protegidos por el mismo poder que ordena no aplicar la ley a los ladrones.
A ninguno de los pillos, alemanistas ni fidelistas, se les abrió proceso judicial, mucho menos terminó en prisión.
Al ex secretario de salud no le cobraron el engaño de dejar en ruinas la construcción de ocho hospitales diciendo que los había terminado.
Pero el pago fue peor al vivir el dramático secuestro de su hijo; y de acuerdo a las versiones policiacas no confirmadas, el plagio se debió a una venganza, al ocasionar que “por poco se matara” en su avioneta el junior de quien ejerce el poder en el estado, al titubear en permitir que aterrizara en un helipuerto de Boca de Río, propiedad del neurocirujano
Esos renglones torcidos en materia de justicia, no tienen final en la administración de la Fidelidad.
Un nuevo capítulo de violación a la ley está por escribirse, lo que ha causado irritación en un prominente y afamado bufete de abogados dedicado en defender a los malosos, de los que logró acumular inmensa fortuna.
Además de estar siempre a las órdenes del poder estatal en turno, lo que ha permitido que conjuguen fama jurídica con privilegios políticos.
Todo ha sido felicidad en el bravucón litigante del derecho, dueño de la firma.
Sin embargo, anoche todo era molestia y mentadas de madre en el interior del lujoso y despampanante despacho jurídico ubicado en el corazón de la ciudad jatrocha.
Se habían enterado de una decisión irrevocable de las autoridades encargadas de procurar justicia, y no podían creerlo.
El “prestigio ganado y acumulado por los años, se viene abajo”, decían conteniendo la ira, al saber que su denuncia fue ignorada y archivada, por “ordenes superiores”, a la que no pueden morder la mano.
Todo porque, para quien manda en Veracruz es más importante la concordia con la segunda fuerza política representada en el Congreso local.
No importa que se pisotee la legalidad.
Hoy martes, todos lo sabremos.
¿O Usted qué Opina?
Es letra muerta y brilla por su ausencia en el sexenio de la Fidelidad, en el que la legalidad ha sido sólo de saliva.
Una es la promesa en el discurso y otra la realidad convertida en pactos de impunidad que sangran el estado de derecho, que tanto gritaron defender.
La era Fidelista comenzó su gobierno solapando y encubriendo a una bien organizada banda de forajidos traída de la ciudad de México que, como he reiterado, no se llevaron el mar porque no les cabía en las bolsas donde guardaron el botín saqueado a los veracruzanos.
El robo de los alemanistas es considerado como el atraco más cuantioso en la historia del estado de Veracruz.; los secuaces encarcelados del cuatrienio se quedaron cortos con sus 450 millones de pesos acusados de robarle al erario estatal.
Sin contar los 3 mil 500 millones de pesos robados y que dejaron en deuda pública, los pillos de la administración anterior se embolsaron en el último año de gobierno más de 20 mil millones de pesos, de acuerdo al contenido de la denuncia que nunca presentó a la Procuraduría la Fiscalía contra los delitos de los funcionarios públicos.
El asalto del siglo a las arcas del dinero del pueblo fue cometido a través de las siguientes dependencias:
El Fideicomiso de los Tiburones Rojos de Rafael Herrerías; las placas de taxis de la Dirección de Tránsito de Tomás Mundo; las obras fantasmas del impuesto al 2 por ciento a la nómina de la Oficina de gobierno de Lorenzo Lazo Margaín; los hospitales dejados en obra negra de la Secretaría de salud del doctor Mauro Loyo Varela; los elefantes blancos de la Secretaría de Agricultura de Ramón Ferrari, y los trabajos de drenaje pluvial y sanitario de la Secretaría de Desarrollo Regional de Porpillo Serrano Amador, que nunca se ejecutaron.
En fin, toda una gama de ilícitos cometidos al viejo estilo del descaro, la sinvergüenza, y teniendo a la impunidad como rectora de dichas acciones, que denigran el servicio público.
Todavía no terminaban los ciudadanos pensantes de digerir ese atraco descabellado de los alemanistas, cuando nuevos hampones de otro régimen de gobierno, hacían de las suyas con los impuestos de los veracruzanos.
Ahora eran Arturo Quirarte Vargas, en la Junta Estatal de Caminos; Juan Antonio Nemi Dib, en el Instituto de la Policía Auxiliar; Cirilo Rincón Aguilar, en la Dirección de los reclusorios y Marta Montoya Barradas, en Tránsito y Transporte estatal.
En este mismo espacio siempre fueron denunciados de estar amasando millonarias fortunas, parecidas a las acumuladas en los seis años anteriores; hasta que fueron cesados.
Pero fueron protegidos por el mismo poder que ordena no aplicar la ley a los ladrones.
A ninguno de los pillos, alemanistas ni fidelistas, se les abrió proceso judicial, mucho menos terminó en prisión.
Al ex secretario de salud no le cobraron el engaño de dejar en ruinas la construcción de ocho hospitales diciendo que los había terminado.
Pero el pago fue peor al vivir el dramático secuestro de su hijo; y de acuerdo a las versiones policiacas no confirmadas, el plagio se debió a una venganza, al ocasionar que “por poco se matara” en su avioneta el junior de quien ejerce el poder en el estado, al titubear en permitir que aterrizara en un helipuerto de Boca de Río, propiedad del neurocirujano
Esos renglones torcidos en materia de justicia, no tienen final en la administración de la Fidelidad.
Un nuevo capítulo de violación a la ley está por escribirse, lo que ha causado irritación en un prominente y afamado bufete de abogados dedicado en defender a los malosos, de los que logró acumular inmensa fortuna.
Además de estar siempre a las órdenes del poder estatal en turno, lo que ha permitido que conjuguen fama jurídica con privilegios políticos.
Todo ha sido felicidad en el bravucón litigante del derecho, dueño de la firma.
Sin embargo, anoche todo era molestia y mentadas de madre en el interior del lujoso y despampanante despacho jurídico ubicado en el corazón de la ciudad jatrocha.
Se habían enterado de una decisión irrevocable de las autoridades encargadas de procurar justicia, y no podían creerlo.
El “prestigio ganado y acumulado por los años, se viene abajo”, decían conteniendo la ira, al saber que su denuncia fue ignorada y archivada, por “ordenes superiores”, a la que no pueden morder la mano.
Todo porque, para quien manda en Veracruz es más importante la concordia con la segunda fuerza política representada en el Congreso local.
No importa que se pisotee la legalidad.
Hoy martes, todos lo sabremos.
¿O Usted qué Opina?
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