BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
24 de enero de 2011
¿Qué secretos, negocios sucios, triquiñuelas o componendas, le sabe Julio Cerecedo al gobernador Javier Duarte?
Porque no puede entenderse cómo es que el joven mandatario veracruzano ratifica en el cargo al subdirector general de Tránsito y Transporte.
De Fidel Herrera podía esperarse lo peor, hasta de bañar con el agua de la pureza a un criminal o delincuente y hacerlo funcionario público de su gobierno.
Pero de Javier Duarte no, los veracruzanos esperaban ver caras nuevas, las de gente honesta, recta y transparente, aquellas que tanto prometió en su campaña proselitista cuando buscaba el voto popular.
Por lo que resulta increíble e insólito que más miembros de la herencia maldita sigan siendo protegidos con el manto de la complicidad.
Gracias a Julio Cesar Cerecedo Aguilar, la Dirección de Tránsito y Transporte de Veracruz, se encuentra convertida en un cochinero.
La estela vergonzante de corrupción, tráfico de influencias, enriquecimiento inexplicable, y abuso del poder que arrastra Cerecedo, es fama pública en Veracruz, todos, absolutamente todos, saben qué tipo de calaña es el ahora confirmado funcionario estatal.
¿Acaso lo ignora el gobernador Duarte?
De un pobre taxista cafre del volante en el puerto de Veracruz apodado “El Poca Luz”, que no tenía ni en qué caerse muerto, Julio Cerecedo es hoy un hombre multimillonario; quienes lo conocen desde su miseria que lo hizo emigrar de su natal Chicontepec, cuentan que es dueño de ranchos ganaderos, majestuosas residencias, penthouse de lujos, autobuses urbanos, y de no menos de 50 concesiones de taxis las cuales mantiene a nombre de parientes cercanos.
Llevado de la mano de su tía Alicia González Cerecedo ante el gobernador Herrera Beltrán, Julio sorprendió al propio Fidel por su facilidad para “producir” dinero; si en sus mejores tiempos el tío Fide fue bueno para el atraco, su subordinado en Tránsito del estado, lo superó por margen muy amplio.
“Cerecedo es una máquina para hacer dinero”, dicen que loco de contento confiaba Fidel a sus íntimos. Y todo por las cuentas alegres y abultadas que cada 30 días recibía del subdirector.
Tan exitoso y efectivo operador resultó, que Cerecedo fue en el Fidelismo el todopoderoso en la Dirección de Tránsito y Transporte.
Los directores Harry Jackson, Martha Montoya, Homero Gamboa y Enrique Cano Cardiel, fueron sólo figuras decorativas; nada se movía en la dependencia sin la autorización de Cerecedo, incluso por arriba del subdirector administrativo Ramón Herrera, medio hermano de Fidel.
Por su marcada podredumbre que los embarraba, todos los titulares de Tránsito quisieron tumbar del trono a Julio; cada uno en su momento presentaron al gobernador Herrera documentos conteniendo las pruebas fehacientes de los actos de corrupción del subalterno: subasta de concesiones de taxis a 100 mil, 150 mil y 200 mil pesos; entrega fraudulenta de permisos para trabajar a taxis piratas, y de las autorizaciones en paquete de las revisiones vehiculares a los camioneros; venta clandestina de engomados para circular a unidades sin registro, y la aprobación de títulos de propiedad con documentación apócrifa. Es decir negocios al por mayor violentando la normatividad que marca la ley. Y algo todavía más grave, son muchas las voces que especulan que los taxis piratas que protege Cerecedo son usados presuntamente para “transportar” drogas en diversas ciudades del estado.
Pero Fidel se hizo el ciego y el sordo, fingió demencia ante las denuncias y reclamos, en especial del general Gamboa, quien le pidió autorización para proceder penalmente en contra de Cerecedo y sus empleados.
Y no era para menos.
Fidel estaba feliz con los resultados que le daba Cerecedo, funcionarios como ese con estrella para el soborno, la extorsión y el cochupo, deseó contar en cada una de las áreas que lo mismo que Tránsito tienen imán para jalar el efectivo.
Es indudable que “El Poca Luz”, representó para Herrera una gran mina de oro durante todo el sexenio.
Se habla que fueron alrededor de 37 mil 500 las concesiones en la modalidad de taxis; y otro tanto para el transporte urbano de pasajeros, local, foráneo y de escolares.
Por lo tanto fueron montañas de dinero sucio el que por concepto de “mordidas” ganaron el entonces gobernador Fidel Herrera, el secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar, y el subdirector Julio Cerecedo.
Los precios por concesión variaban, de acuerdo al sapo era la pedrada, si algún interesado tenía padrino, sindical, político o periodístico, sólo pagaba los derechos establecidos en la ley y su reglamento que no eran más de 30 mil pesos. Pero si en cambio era cualquier taxista hijo de vecino, tenía que entregar de cohecho en la oficina de Cerecedo 50 ó 100 mil pesos; algunos despistados, entre éstos muchos maestros, ignorantes del negocio, se mocharon hasta con 200 mil pesos.
Incluso, se asegura que horas antes de la media noche del 30 de noviembre de 2010, dos hermanos de Fidel, Moisés y Agustín Herrera Beltrán, llegaron ante Cerecedo con la autorización para recibir 200 concesiones para taxis, claro estas fueron de regalo de fin de sexenio del gobernador a sus consanguíneos, “para que se ayudaran”. Y fiel como siempre, Julio puso a chambear a su gente para cumplir la orden del patrón.
Sobre la ratificación que hizo el gobernador Javier Duarte de Julio César Cerecedo Aguilar en la subdirección general de Tránsito y Transporte, surgen varias hipótesis.
Una de ellas es que permanecerá seis meses o máximo un año, con la encomienda que ponga en orden todo el desmadre corruptivo en la que sumió a la institución.
Otra es que repite en el gobierno gracias a que, como dice Fidel, es una máquina para hacer dinero, en especial en estos tiempos que las arcas estatales están totalmente quebradas, sin peso alguno para hacer frente a los grandes compromisos financieros que tiene Veracruz.
En suma: Cerecedo tiene en Tránsito todo el andamiaje, toda la estructura para seguir generando riqueza para los bolsillos de unos cuantos; la red de complicidades con sus empleados Pastor Pérez, subdirector Operativo, y Arturo Vidal Villarino, subdirector de Planeación, es indestructible; el problema es que el mercado estatal para más concesiones en la modalidad de taxis se encuentra saturado.
El pulpo camionero representa la salvación, más ahora que a uno de sus representantes le dieron “hueso” como titular del Instituto del Transporte.
En los tiempos de Martha Montoya al frente de la DGTTE, hubo empresarios del servicio urbano de las rutas de Rio Medio en el puerto jarocho, que aseguraban que mensualmente entregaban cuotas mensuales de 30 mil pesos a Cerecedo.
Echemos una mirada de cuántos son los permisionarios en toda la geografía veracruzana para entender el universo de las “mordidas” que ingresaban o podrían seguir entrando con el oriundo de Chicontepec al frente del negocio.
Yo seguiré insistiendo:
Con las maletas hasta la madre de billetes, Cerecedo sorprendió y dejó boquiabierto a Fidel.
¿También al doctor Duarte?
O que alguien explique a los veracruzanos porqué otro bandolero de la herencia maldita de la Fidelidad, recibió la bendición del gobernador Javier Duarte para repetir.
¿O usted qué opina?
davidvaronaf@hotmail.com
www.lagazeta.org
www.buenosdiasveracruz.blogspot.com
Por: David Varona Fuentes
24 de enero de 2011
¿Qué secretos, negocios sucios, triquiñuelas o componendas, le sabe Julio Cerecedo al gobernador Javier Duarte?
Porque no puede entenderse cómo es que el joven mandatario veracruzano ratifica en el cargo al subdirector general de Tránsito y Transporte.
De Fidel Herrera podía esperarse lo peor, hasta de bañar con el agua de la pureza a un criminal o delincuente y hacerlo funcionario público de su gobierno.
Pero de Javier Duarte no, los veracruzanos esperaban ver caras nuevas, las de gente honesta, recta y transparente, aquellas que tanto prometió en su campaña proselitista cuando buscaba el voto popular.
Por lo que resulta increíble e insólito que más miembros de la herencia maldita sigan siendo protegidos con el manto de la complicidad.
Gracias a Julio Cesar Cerecedo Aguilar, la Dirección de Tránsito y Transporte de Veracruz, se encuentra convertida en un cochinero.
La estela vergonzante de corrupción, tráfico de influencias, enriquecimiento inexplicable, y abuso del poder que arrastra Cerecedo, es fama pública en Veracruz, todos, absolutamente todos, saben qué tipo de calaña es el ahora confirmado funcionario estatal.
¿Acaso lo ignora el gobernador Duarte?
De un pobre taxista cafre del volante en el puerto de Veracruz apodado “El Poca Luz”, que no tenía ni en qué caerse muerto, Julio Cerecedo es hoy un hombre multimillonario; quienes lo conocen desde su miseria que lo hizo emigrar de su natal Chicontepec, cuentan que es dueño de ranchos ganaderos, majestuosas residencias, penthouse de lujos, autobuses urbanos, y de no menos de 50 concesiones de taxis las cuales mantiene a nombre de parientes cercanos.
Llevado de la mano de su tía Alicia González Cerecedo ante el gobernador Herrera Beltrán, Julio sorprendió al propio Fidel por su facilidad para “producir” dinero; si en sus mejores tiempos el tío Fide fue bueno para el atraco, su subordinado en Tránsito del estado, lo superó por margen muy amplio.
“Cerecedo es una máquina para hacer dinero”, dicen que loco de contento confiaba Fidel a sus íntimos. Y todo por las cuentas alegres y abultadas que cada 30 días recibía del subdirector.
Tan exitoso y efectivo operador resultó, que Cerecedo fue en el Fidelismo el todopoderoso en la Dirección de Tránsito y Transporte.
Los directores Harry Jackson, Martha Montoya, Homero Gamboa y Enrique Cano Cardiel, fueron sólo figuras decorativas; nada se movía en la dependencia sin la autorización de Cerecedo, incluso por arriba del subdirector administrativo Ramón Herrera, medio hermano de Fidel.
Por su marcada podredumbre que los embarraba, todos los titulares de Tránsito quisieron tumbar del trono a Julio; cada uno en su momento presentaron al gobernador Herrera documentos conteniendo las pruebas fehacientes de los actos de corrupción del subalterno: subasta de concesiones de taxis a 100 mil, 150 mil y 200 mil pesos; entrega fraudulenta de permisos para trabajar a taxis piratas, y de las autorizaciones en paquete de las revisiones vehiculares a los camioneros; venta clandestina de engomados para circular a unidades sin registro, y la aprobación de títulos de propiedad con documentación apócrifa. Es decir negocios al por mayor violentando la normatividad que marca la ley. Y algo todavía más grave, son muchas las voces que especulan que los taxis piratas que protege Cerecedo son usados presuntamente para “transportar” drogas en diversas ciudades del estado.
Pero Fidel se hizo el ciego y el sordo, fingió demencia ante las denuncias y reclamos, en especial del general Gamboa, quien le pidió autorización para proceder penalmente en contra de Cerecedo y sus empleados.
Y no era para menos.
Fidel estaba feliz con los resultados que le daba Cerecedo, funcionarios como ese con estrella para el soborno, la extorsión y el cochupo, deseó contar en cada una de las áreas que lo mismo que Tránsito tienen imán para jalar el efectivo.
Es indudable que “El Poca Luz”, representó para Herrera una gran mina de oro durante todo el sexenio.
Se habla que fueron alrededor de 37 mil 500 las concesiones en la modalidad de taxis; y otro tanto para el transporte urbano de pasajeros, local, foráneo y de escolares.
Por lo tanto fueron montañas de dinero sucio el que por concepto de “mordidas” ganaron el entonces gobernador Fidel Herrera, el secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar, y el subdirector Julio Cerecedo.
Los precios por concesión variaban, de acuerdo al sapo era la pedrada, si algún interesado tenía padrino, sindical, político o periodístico, sólo pagaba los derechos establecidos en la ley y su reglamento que no eran más de 30 mil pesos. Pero si en cambio era cualquier taxista hijo de vecino, tenía que entregar de cohecho en la oficina de Cerecedo 50 ó 100 mil pesos; algunos despistados, entre éstos muchos maestros, ignorantes del negocio, se mocharon hasta con 200 mil pesos.
Incluso, se asegura que horas antes de la media noche del 30 de noviembre de 2010, dos hermanos de Fidel, Moisés y Agustín Herrera Beltrán, llegaron ante Cerecedo con la autorización para recibir 200 concesiones para taxis, claro estas fueron de regalo de fin de sexenio del gobernador a sus consanguíneos, “para que se ayudaran”. Y fiel como siempre, Julio puso a chambear a su gente para cumplir la orden del patrón.
Sobre la ratificación que hizo el gobernador Javier Duarte de Julio César Cerecedo Aguilar en la subdirección general de Tránsito y Transporte, surgen varias hipótesis.
Una de ellas es que permanecerá seis meses o máximo un año, con la encomienda que ponga en orden todo el desmadre corruptivo en la que sumió a la institución.
Otra es que repite en el gobierno gracias a que, como dice Fidel, es una máquina para hacer dinero, en especial en estos tiempos que las arcas estatales están totalmente quebradas, sin peso alguno para hacer frente a los grandes compromisos financieros que tiene Veracruz.
En suma: Cerecedo tiene en Tránsito todo el andamiaje, toda la estructura para seguir generando riqueza para los bolsillos de unos cuantos; la red de complicidades con sus empleados Pastor Pérez, subdirector Operativo, y Arturo Vidal Villarino, subdirector de Planeación, es indestructible; el problema es que el mercado estatal para más concesiones en la modalidad de taxis se encuentra saturado.
El pulpo camionero representa la salvación, más ahora que a uno de sus representantes le dieron “hueso” como titular del Instituto del Transporte.
En los tiempos de Martha Montoya al frente de la DGTTE, hubo empresarios del servicio urbano de las rutas de Rio Medio en el puerto jarocho, que aseguraban que mensualmente entregaban cuotas mensuales de 30 mil pesos a Cerecedo.
Echemos una mirada de cuántos son los permisionarios en toda la geografía veracruzana para entender el universo de las “mordidas” que ingresaban o podrían seguir entrando con el oriundo de Chicontepec al frente del negocio.
Yo seguiré insistiendo:
Con las maletas hasta la madre de billetes, Cerecedo sorprendió y dejó boquiabierto a Fidel.
¿También al doctor Duarte?
O que alguien explique a los veracruzanos porqué otro bandolero de la herencia maldita de la Fidelidad, recibió la bendición del gobernador Javier Duarte para repetir.
¿O usted qué opina?
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