BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
17 enero de 2011
Han trascurrido 47 días que Fidel Herrera terminó su ciclo como gobernador del estado de Veracruz.
Sin embargo, las maldiciones persiguen al Veracruz próspero que Javier Duarte quiere hacer de la entidad.
Cuando Fidel gobernaba, era notoria la cerrazón del presidente Felipe Calderón de liberarle recursos a Veracruz.
Durante los últimos 4 años de su mandato que le correspondió lidiar con Calderón, fueron el infierno para el tío Fide.
Y no fue para menos.
Unas veces Calderón ordenó retuvieran los recursos federales al gobierno Fidelista; otras que le descontaran las participaciones pretextando la crisis financiera mundial con graves repercusiones en México, y algunas más de plano instruyó a su gabinete suspendieran proyectos de desarrollo social en Veracruz.
Y todo gracias a los odios y rencores que el presidente Felipe Calderón no pudo evitar ni controlar en contra del entonces gobernador Fidel Herrera.
Para el huésped de Los Pinos, Fidel Herrera era un gobernador priísta corrupto, corrupto y corrupto, así se expresaba de él en público y en privado con sus más cercanos colaboradores cuando se refería al gobierno del estado de Veracruz.
Se ignora si las fobias del gobernante michoacano en contra de Herrera Beltrán fueron propias de su creación o descubrimiento, o transmitidas por algún integrante de su gobierno, llámese Miguel Ángel Yunes Linares o cualquier otro que conocía a la perfección cómo se las gastaba el oriundo de Nopaltepec, quien hace de la política el arte de la simulación, la mentira y el engaño, y del cargo público, la gran mina para el enriquecimiento, el abuso del poder y el influyentismo.
Lo único cierto es que con Felipe Calderón en la presidencia de la República, le fue mal al entonces gobernador Fidel Herrera, y en consecuencia le fue mal también a Veracruz.
Pero repito:
Fidel, el político de los dobles discursos que un día decía apoyar a Calderón y al siguiente lo criticaba, ya se fue.
El gobernador Javier Duarte, político serio y de compromisos, se ha proclamado ya seguidor del mandatario mexicano; ha externado que su gobierno apoyará en todo las tareas del presidente Calderón.
¿Entonces, qué pasa ahora?
¿Por qué no fluyen los recursos para Veracruz?
De acuerdo a información de funcionarios del gobierno Duartista, la federación no ha entregado un solo peso para iniciar las obras de reconstrucción de los daños causados por el huracán Karl y las tormentas Matthew y Frank en territorio veracruzano.
La retención de los recursos, algo así como más de 8 mil millones de pesos, se debe a las trabas burocráticas del Fondo de Desastres Nacionales, quien exige al estado depositar su parte correspondiente al 50 por ciento, es decir si el FONDEN pone un peso, las entidades federativas afectadas que reclaman apoyo, están obligadas a aportar otro peso.
Y qué no decir en cuanto a otras partidas presupuestales de la federación que terminan el año fiscal sin ser entregados al gobierno de Veracruz.
En los últimos años de la administración Fidelista fueron miles de millones de pesos autorizados para obras carreteras, educación, el campo y otros rubros de desarrollo, los que el régimen calderonista no aplicó, utilizándolos como subejercicio en tareas de apoyo político a su partido Acción Nacional.
Es desagradable escribirlo, a muchos altos funcionarios estatales molesta, pero lo que enfrenta hoy el gobierno del joven Javier Duarte, no puede cubrirse, es como pretender tapar el sol con los dedos que sean.
Las arcas de Veracruz están quebradas; es la peor crisis financiera de un gobierno estatal en los últimos 40 años.
El doctor Duarte busca pero sigue sin encontrar la fórmula mágica para sacar a Veracruz de la desgracia económica, para salvar al estado de la herencia maldita que como pulpo de mil cabezas ataca por todos lados al incipiente régimen estatal.
Prácticamente Veracruz se encuentra paralizado.
Todos los ayuntamientos también están bancarrota financiera, tienen proyectos de desarrollo, pero no hay inicios de obras, ni siquiera se colocan las “primeras piedras” de un hospital, una clínica, una escuela, un pozo profundo; tampoco se da el banderazo de arranque para la pavimentación, aunque sea de chapopote, de una colonia marginada, una calle o una avenida. Y ahora menos que PEMEX ha detectado que los cientos de miles de toneladas de asfalto AC-20 que regaló al gobierno de Fidel Herrera exclusivos para apoyar a municipios marginados, fueron vendidos a otros estados vecinos, principalmente a los del sureste del país, lo que significó durante seis años negocios millonarios para el hoy ex gobernador.
Ante la carencia de dinero, la única salida de los alcaldes, muchos de éstos, inútiles que sólo llegaron para saquear las arcas de sus ayuntamientos, es correr empleados, lanzándolos a la calle no importando que tengan familias a las cuales llevarles el sustento diario.
Aunado al quiebre de las finanzas estatales y municipales, ahora los veracruzanos tienen que cohabitar con el miedo y la zozobra que provoca el flagelo de la inseguridad pública.
¿Cuánto más aguantará el gobierno de Veracruz la falta de recursos para empezar a trabajar por los veracruzanos?
Cierto, el estado no es generador de riqueza, apenas y aporta el 4 o 5 ciento de su presupuesto anual, entonces la gran esperanza continúan siendo los recursos federales.
Y si como hasta hoy, el presidente Calderón, anteponiendo intereses políticos del 2012, no abre la llave del dinero para Veracruz.
¿Qué hará el gobierno de Javier Duarte?
¿Y ahora quién nos salvará?
¿O usted qué opina?
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