BUENOS DÍAS VERACRUZ
David Varona Fuentes
Martes 30 de abril del 2013.
Es el preámbulo visible de la contienda electoral que se avecina.
Pareciera que no habrá rincón a lo largo y ancho de la geografía estatal, que salve de la guerra sucia.
De cualquiera de los bandos en disputa.
Algunos protagonistas ya enseñan su extenso arsenal de video grabaciones y decenas de escrituras públicas, como pruebas testimoniales de los presuntos delitos cometidos por los adversarios políticos.
Como muestra de lo anterior, descalificaciones personales y de partido, de uno y otro bando, son la comidilla diaria de los veracruzanos.
Hasta particulares, sin vela en el entierro ni línea aparente, suben al ring para intercambios de dimes y diretes.
Sálvese quien pueda.
Qué lamentable, hasta dónde han llegado algunos políticos por la ambición del poder.
Los hechos no dejan mentir.
A días que inicien actividades proselitistas candidatos a diputados y presidentes municipales, la guerra mediática es la mejor arma para denostar, exhibir y acusar a los adversarios de la jornada cívica del próximo primer domingo de julio.
La ciudadanía hastiada de actos de corrupción, enriquecimientos ilícitos y tráfico de influencias observa cómo se destrozan aquellos actores políticos que de pronto se autonombran paladines de la honestidad y la justicia social.
Dichos personajes no creen en nada mejor para derrotar al enemigo, que presentarlo al ciudadano como lo peor que ha dado esta tierra pródiga.
Difícil de creerlo.
Ayer cantera de políticos ilustres amantes del respeto y el servicio público, Veracruz es hoy escenario vergonzante de diatribas y de venganzas partidistas.
La ambición enfermiza de obtener el poder por el poder, a cualquier costo, ha transformado a la mayoría de los políticos mexicanos.
La clase política de los tiempos actuales, sin rubor ni misericordia alguna, exhiben sus miserias y se despedazan en los medios de comunicación, a los que usan como interlocutores con la sociedad de sus bajas pasiones.
Sinceramente qué bajo ha caído la política.
Ayer propuestas y promesas muchas veces nunca cumplidas, eran la mejor herramienta de los políticos para ganarse al electorado en las urnas.
Hoy día, las campañas de odios y de rencores, son las armas secretas y fulminadoras de enemigos políticos, para congraciarse al populacho.
Yo pregunto:
¿Y… cuándo desaparecieron aquellos gratos personajes que del quehacer político hicieron la mejor de las artes?
Seguramente cuando políticos y funcionarios públicos tiraron al drenaje dignidad, respeto y deseos de servir a los más necesitados, y decidieron el camino fácil para amasar fortunas ilícitas, económicas y patrimoniales, que la mayoría de las veces resultan incalculables e insultantes para la población que les dio su voto de confianza.
Siempre he dejado constancia que en política, el poder marea a los inteligentes y enloquece a los pendejos.
No sorprende entonces que cuando termina una administración, sea federal, estatal o municipal, de cualquier color partidista, salten a la palestra nuevos millonarios. La gente se ha acostumbrado a cohabitar con ellos, incluso se presentan casos en los que vuelve a otorgarles el voto.
Es decir, pese a conocer los antecedentes de quienes toda su vida brincan de cargo en cargo y arrastran estela vergonzante de corrupción, muchas veces el pueblo, por despensas, dinero o chácharas, es obligada a sufragar por uno u otro candidato.
Lo cierto de todo es que en muchos importantes de la entidad, la guerra mediática irá acompañada de carretadas de dinero, precisamente para comprar conciencias ciudadanas, credenciales del IFE, que supuestamente, significan raudales de votos.
Pero, qué pasará el día de la elección.
Quién ganará el 7 de julio…
¿El candidato que desprestigie más al contrincante, o aquel que con propuestas viables convenza a los votantes?
Hagan sus puestas.
La moneda está en el aire.
¿O usted qué opina?
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PUNTA DE LANZA…
NO HAY RATERO…
¿Y a Manuel Espino, quién lo contrató?
Puede que tenga o que no tenga razón en las acusaciones que esta tarde vino a reiterar a la ciudad de Xalapa, mismas que en la mañana realizó en rueda de prensa en la ciudad de México.
Quién acusa tiene la obligación jurídica de comprobar. Seguramente el ex panista tiene las pruebas de su dicho.
Aquí la pregunta es si el señor Espino tiene la calidad moral para acusar, trátese de quien se trate el señalado.
No vaya ser como una vez dijo el gobernador Javier Duarte, que el ratero cuando roba, siempre sale gritando “ratero, ratero, agarren al ratero”.