Alfredo Ferrari Saavedra, finalmente resultó el mejor de los alumnos de la banda de los “bembones” de Boca del Río, capitaneada por su primo hermano Ramón Ferrari Pardiño.
Desde el 14 de enero de 2008, despacha como Secretario Técnico del Fideicomiso del 2 por Ciento a la Nómina del gobierno de Veracruz, donde aseguran ha logrado acumular incalculable fortuna a corto plazo.
Ferrari Saavedra sintió, por fin, alcanzar la cima de su fracasada vida política cundo le dieron la noticia que por disposición del gobernador Fidel Herrera, iría como titular de dicho organismo público descentralizado, sustituyendo al inhabilitado Ramón González Ortíz.
Alfredo se mostró loco de contento de llegar al anhelado paraíso financiero, donde siempre soñó estar, en el que se cobraría todos los años perdidos sin poder meterle la mano al cajón de los recursos del pueblo.
Y no era para menos la euforia del negrito boqueño.
Su quehacer en la política se había convertido en una maldición jarocha, era como un archivo muerto de todos los fracasos que vino acumulando hasta antes de la era Fidelista en Veracruz.
Desde su paso por el BANRURAL como secretario particular del entonces gerente regional de BANCRUGO, José Antonio González, donde hizo grandes negocios con créditos agropecuarios liberados a familiares, compadres y amigos, la suerte lo había abandonado.
De un poderoso funcionario del sistema bancario nacional, pasó a ser un don nadie ignorado por todos, a quien ni siquiera el jefe del clan, Ramón Ferrari pudo rescatar porque también se encontraba en desgracia.
La historia no miente.
Ferrari Saavedra fue dirigente municipal del PRI en su municipio Boca del Río y perdió de todas, todas.
En 2004 buscó ser diputado local por el partido tricolor y recibió una tremenda y vergonzante paliza electoral a manos de Juan Lobeira, un verdadero desconocido, consuegro de Miguel Ángel Yunes Linares que, sin hacer campaña proselitista se alzó con la victoria para el PAN.
A causa de este nuevo descalabro político, Ferrari fue la burla y el hazme- reir del pueblo, de sus amigos y hasta de sus propios compañeros de pandilla.
Buscando sacudirse el señalamiento de fracasado, lucirse y congratularse con el Fidel Herrera, Alfredo ha sido capaz de todo, incluso de vender su alma al diablo, pero también le han dado palo.
Por ejemplo, el 17 de febrero de 2003 denunció ante el IFE al ayuntamiento de Boca del Río, presidido en ese entonces por el panista Adrían Ávila Estrada. La querella, instaurada bajo el número JGE35/ 2003, fue, según el priísta, porque “observaba con preocupación que las autoridades de Boca del Río, imprimían en cada una de sus acciones de gobierno, una clara intencionalidad político electoral, orientada a favorecer al Partido Acción Nacional”.
Es decir, a todo acto de la comuna, el alcalde lo vestía del color azul de su partido, algo similar a lo que sucede hoy con el rojo de la Fidelidad.
El 24 de marzo de ese mismo año, las autoridades del IFE, por improcedente, desecharon en forma total y determinante la queja presentada por Alfredo Ferrari, como representante propietario del PRI.
Hasta como aprendiz de coyote, Ferrari resultaba una porquería.
Pero su frustración todavía no terminaba.
En 2007 tuvo que tragar sapos sin hacer gestos al ser postulado como candidato a síndico único en la planilla que encabezada por su enemigo político Adrían Ávila, participó como aspirante a la alcaldía de Boca del Río, representando una coalición de partidos en la que se incluía el PRI.
Para no variar, Ferrari y Adrían, yendo de la mano, sucumbieron ante el panista Miguel Ángel Yunes Márquez.
No faltaron las lenguas de doble filo que aseguraron que la mala suerte de Boca del Río, es transmitida por Ferrari Pardiño.
EL GOBERNADOR LO RESCATA
Los antecedentes de Alfredo Ferrari Saavedra lo identifican como ave de mal agüero, incompetente, traidor y corrupto, pero aún así, tal vez por lástima, el gobernador Fidel Herrera, decidió rescatarlo.
Primero lo llevó a la Secretaría de Desarrollo Económico, donde al lado de Carlos García, se desempeñó como director de Planeación y Evaluación.
Nunca planeó ningún proyecto de desarrollo productivo para la Secretaría; salvo cómo chingarse una lana para agasajar a sus corifeos de la prensa jarocha, con quienes agarraba en serio la rumba hasta el amanecer.
Ya estaba otra vez en la nómina estatal, pero el cargo le quedaba chico a Ferrari; él quería algo mejor, movió sus influencias ante la cofradía Fidelista, hasta que “se le hizo justicia”.
Desde hace 16 meses está al frente del Fideicomiso del Impuesto del 2 por Ciento a la Nómina, el mismo que fue inventado por el ratón Miguelito para ocultar las pillerías de la banda de chilangos que se trajo en 2004 a Veracruz.
Alfredo Ferrari, cuenta a sus íntimos estar feliz en ese cargo, porque opera la oficina donde, bajo el amparo del poder, gobernantes y empresarios de la construcción pactan negocios millonarios con la obra pública estatal.
En el Fideicomiso bajo la tutela del discípulo de Ramón Ferrari, se entregan sin licitación alguna, los contratos más millonarios de obras del gobierno del estado a los amigos políticos metidos a constructores.
Y Alfredo, es el encargado de recaudar el consabido diezmo de comisión, la misma chamba que tenía el indio Tizoc, lo que le ha permitido tener acceso al padrón exclusivo de los contratistas privilegiados del régimen Fidelista, lo que también representa un riesgo para la complicidad del teje y maneje que se da en lo obscurito.
Para el gobernador, tener en un puesto clave para su administración a un sujeto con los antecedentes de Ferrari Pardiño, es como haber dejado la iglesia en manos de Lutero.
Es un peligro latente para el gobierno que late con fuerza, lo que mismo que para la niñez representa su primo hermano Manuel, procesado por violación en el reclusorio de Pacho Viejo.
El funcionario Fidelista no es confiable; ha hecho maridajes con mercenarios de la pluma que un día alaban al gobernador y otro lo satanizan, sirviendo a intereses del futuro.
A ellos, ha entregado documentos confidenciales que podrían representar una bomba política de llegar a manos enemigas.
Como hombre millonario que es hoy, Alfredo ha empezado a sacar el cobre, olvidando lealtad a Fidel Herrera, principios desconocidos para él y toda su banda de vividores.
Se lo dejo al tiempo.
¿O usted qué opina?
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