viernes, 8 de mayo de 2009

DUARTE: UN SEÑUELO


¿En verdad, qué pena por Javier Duarte en Córdoba?
Su gente más cercana está empinándolo a la derrota electoral, y él lejos de darse por enterado, adopta poses del Divo del distrito electoral de los Treinta Caballeros, la ciudad cafetalera que hasta antes del 2004, jamás había conocido.
Cree tener agarrado a dios de los pelos y que su triunfo electoral es inevitable como candidato de la PRI en la jornada electoral intermedia.
Cuánto lo han engañado.
Una elección hoy día, no se gana con fotos a todo color en primera plana saludando u ofreciendo besos y abrazos en colonias populares en presuntos tiempos de contagio de influenza, hoy humana, antes de cerdo.
Lo observo todos los días regalando cubre-bocas y jabones antibacteriales aprovechando la emergencia sanitaria, por el mal pandémico porcino, nacido en la comunidad La Gloria, según la versión inicial del gobernador Fidel Herrera al presentar al niño Edgar Enrique Hernández, originario de dicha comunidad, enclavada en el Valle del municipio de Perote, en el estado de Veracruz.
Es indudable que labor preventiva sanitaria que realiza el candidato Duarte por el distrito electoral de Córdoba, es loable y bien vista por algunos sectores de los habitantes de aquella conurbación, por el cual quiere ganar las elecciones federales del próximo 5 de julio.
Pero lo que más llama la atención del pueblo cordobés y de algunos observadores periodísticos de esta ciudad capital de Xalapa, es que además de entregar utensilios protectores a la enfermedad, no hay propuestas políticas de fondo ni de beneficio popular en voz del abanderado Duarte de Ochoa.
El exsecretario de Finanzas del gobierno Fidelista, carece de plataforma política, es posible que desconozca los elementos básicos que rigen la vida del Partido Revolucionario Institucional, y que desde luego, su maestro y hacedor Fidel Herrera, jamás haya hecho mención, no tan solo al doctor Duarte, sino a todos sus alumnos, a los que únicamente les enseñó el arte de cargar portafolios de papel y maletas de ropa.
Creo entender que el joven especialista en finanzas públicas y candidato del partido tricolor fidelista a diputado federal, se formó con esa farsa de que con aparecer en televisión y en un medio impreso comprado, con eso ganaba una elección.
Por ello entiendo esa insistencia de Javier en ver sus fotos a color cada diez días en un panfleto.
Piensa que con eso ya le ganó al candidato del PAN Carlos Hermosillo.
Qué lástima, el doctor Duarte no termina por aprender.
Y me extraña, además de ser un hombre preparado en las altas aulas académicas del extranjero, tiene la alta escuela de su eterno maestro Fidel Herrera.
Razón por demás por la que Duarte no debería tirarse al piso por el falso llamado de las sirenas, principalmente cuando sus principales bufones y aulladores son los mismos que en el pasado sirvieron a otros y que, por su ineficiencia y traición, fueron corridos vergonzantemente al descubrírseles que viven de la mentira y el engaño.
Por ejemplo, Luis Rodríguez Zavala, alias el Zopilote, vividor que apenas y puede escribir su nombre y que no es capaz de redactarle una carta de felicitación con motivo del 10 de mayo, es de los principales de prensa del joven Duarte.
El Zopilote ha servido a todos, y a todos ha chingado.
Como muestra algunas de sus últimos latrocinios financieros.
Cuando Ignacio González Rebolledo fue líder de la Cámara de diputados en el Congreso local, tenía, al menos diez salarios. Cobraba como el todólogo de la legislatura estatal; qué bárbaro, qué cerebro mal aprovechado que hoy, Duarte rescata y pone a su servicio.
Pero el Zopilote también ha servido como oreja informativa a Miguel Ángel Yunes Linares en sus tiempos de secretario del gobierno chirinista y de dirigente estatal del PRI.estatal.
Antecedentes por los cuales, los no incrédulos, aseguran que podría, por un lado, estar mamando de la ubre del ISSSTE como chismoso del quehacer Fidelista, y por el otro cobrando las grandes comisiones por la publicidad de Duarte en un ejemplar decenario que terminan en los cestos de basura.
De verdad qué lástima por el doctor Duarte; tan inteligente y está siendo engatusado por mercenarios del periodismo. Los 5 mil ejemplares, (no cien mil como pretenden engañar), en los que cada diez días aparece en primera plana, terminan en las calles una vez que los electores los tiran por su carencia de contenido informativo y editorial.
Pero qué se puede pedir si al menos su director, Oscar Pedro Reyez, a penas y puede escribir su nombre.
Sin embargo, en el Zopilote y compañía, Duarte tiene prendidas sus veladoras de triunfo el 5 de julio.
¿O usted qué opina?

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