El recinto oficial de San Lázaro recibe a sus nuevos huéspedes por los siguientes tres años.
La mañana de éste sábado, 500 legisladores rinden protesta en la máxima tribuna legislativa de la nación, en la ciudad de México.
237 diputados pertenecen al Partido Revolucionario Institucional (PRI); 143, al Partido Acción Nacional (PAN); 71, al Partido de la Revolución Democrático (PRD); 13, al Partido del Trabajo (PT); 8, al Partido Nueva Alianza (PNAL) y 6 a Convergencia.
Los 500 representantes populares que hoy asumen sus respectivas curules y empiezan actividades el 1 de septiembre, son el resultado de los 34.7 millones de votos emitidos por la ciudadanía mexicana en los comicios intermedios del pasado 5 de julio, y que es el reflejo apenas del 44.6 por ciento del padrón nacional de electores con credencial para sufragar.
Es decir, el 55.4 por ciento de los mexicanos declinó acudir a votar, cansados, tal vez, de promesas incumplidas por parte de los señores diputados federales, a quienes después que empiezan a disfrutar de sus dietas totales de 150 mil pesos mensuales, nunca se les vuelve a ver por sus distritos electorales.
Y esos reiterados engaños han calado muy hondo en la población, que terminó ignorando todo proceso donde se elijan a diputados federales.
Sin embargo, la historia se repite…
Con pesados cargamento de peticiones populares en sus espaldas, los nuevos diputados federales juran hoy lealtad, prometiendo cuidar, defender, y preservar los intereses supremos del pueblo mexicano, legislando a favor de la república.
Claro, el escenario financiero que encuentra la nueva Legislatura federal, es diferente a 2006.
Hoy la república enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia, quizás más desastrosas a las sufridas en devaluaciones del peso mexicano.
El país se víctima de una recesión financiera internacional a la que el gobierno de Felipe Calderón no encuentra la salida, y la única alternativa ha sido apretar a los gobiernos de los estados y municipios, disminuyéndoles los recursos correspondientes a sus participaciones federales.
Suman ya varios los millones de mexicanos que han perdidos sus trabajos, quedando desamparados y sin esperanza alguna de poder llevar el sustento a sus hogares.
Por lo que la situación en el país, está que arde; algunos estudiosos se atreven a vaticinar que “México se encuentra al borde de estallidos sociales, a causa del hambre y la carestía de la vida”.
Gravedad política-económica que demanda responsabilidad absoluta del Honorable Congreso Federal que entra en funciones.
Que lejos de intereses partidistas o actitudes revanchistas, se busquen caminos que conduzcan a los acuerdos y a la reconciliación nacional.
Porque está más que visto que algunos gobernadores del partido tricolor han dotado a sus jóvenes diputados federales de toda clase de misiles contra el régimen calderonista, para que hagan explotar en sus primeras intervenciones en la alta tribuna.
Agoreros del desastre, no puede calificárseles de otra manera a esos mandatarios que han envenenado con sus rencores a los legisladores de sus estados.
No son tiempos de tirar cuetes; la situación económica que acontece en el país, no es miel sobre hojuelas.
Que la mayoría relativa del PRI en San Lázaro con sus 237 diputados, la cual podría convertirse en absoluta con 259 legisladores si el Partido Verde Ecologista de México le suma sus 22 representantes populares, no sea motivo para que el tricolor de la generala Beatriz Paredes, eche las campanas al vuelo y adopte posiciones de cerrazón al diálogo y la concertación.
No más, otros tres años de choque de trenes en la legislatura federal, cuyas víctimas sean los mismos de siempre…el pueblo mexicano.
¿O usted qué opina?
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