“Ha llegado la hora de escuchar a México”.
Es lo que dijo el gobernador de Veracruz Fidel Herrera, después de oír al presidente Felipe Calderón en Palacio Nacional, en la lectura sintetizada de su Tercer Informe de Gobierno.
Y hay que reconocerlo, le asiste la razón al mandatario veracruzano.
El horno no está para bollos.
Las condiciones económicas que prevalecen en el país, son sumamente peligrosas, al menor chispazo, la nación se incendia.
Y no es para menos.
La situación se ha tornado dramática, desesperada; es de sobrevivencia para las clases marginadas de la república.
Más de setenta millones de mexicanos en pobreza extrema ya no sienten lo duro sino lo tupido, y con lo que ayer les alcanzaba para mal comer, con el alza indiscriminada y brutal de los productos de la canasta básica, hoy no pueden comprar ni siquiera arroz o frijoles.
Y a ese sector eternamente desprotegido y abandonado, se le unen los casi dos millones de compatriotas que han sido lanzados a las calles, y despedidos de sus trabajos buscan cómo llevarles de comer a sus esposas e hijos.
Sin duda alguna, muchos de esos padres de familias desempleados, terminarán engrosando las filas de los grupos criminales que pagan 10 mil pesos semanales a sus “trabajadores”.
Causa coraje escribir que nuestro querido México, teniendo todo para dejar de ser un país tercermundista, se encuentre al borde de la locura, con alto riesgo de estallidos sociales, cuando empiecen a escasear los alimentos, o se vuelvan inalcanzables para los más de 70 millones en pobreza extrema.
Será entonces cuando los políticos privilegiados, verán la lumbre llegar.
Por lo pronto, la crisis económica que sacude las entrañas de un sistema de gobierno mexicano que no da resultado, y que lejos de aliviar el dolor con al menos unas cuántas aspirinas, la economía nacional se hunde cada vez más.
El desastre financiero de México, ha tocado fondo.
Por ello, el gobernador Fidel Herrera, es acertado al afirmar que “ha llegado la hora de escuchar al pueblo”.
Y asiste también la razón a los zorros de la política, como Porfirio Muñoz Ledo, recién estrenados nuevamente de diputados federales, al afirmar que “urgen cambiar las políticas sociales y económicas del gobierno federal”.
En otras palabras, el país requiere; los mexicanos piden a gritos un cambio de giro, un golpe de timón.
Si el modelo neoliberal fracasó, es el momento de cambiarlo por otro, similar al de otras naciones sudamericanas, que están dando resultados favorables en sus habitantes.
Sin embargo, la recuperación financiera de México, no será fácil, menos con actitudes de cerrazón y valemadrismo, en las que pudieran estar inmersos la federación y los diputados de la 61 Legislatura de San Lázaro, que iniciaron funciones el 1 de septiembre.
Gran paso para recomponer o reencontrar el camino a la estabilización social y económica, se daría si el gobierno de la república empieza por admitir que el país se le deshace en sus manos al transitar por senderos equivocados.
“No hay más tiempo que esperar, es la hora de atender las demandas sociales, se ha llegado al límite; es el momento de tomar decisiones” exige el gobernante veracruzano, Fidel Herrera.
Hacemos votos porque la demanda al presidente Calderón de mi amigo el gobernador de Veracruz, no sean un grito en el desierto.
¿O usted qué opina?
Es lo que dijo el gobernador de Veracruz Fidel Herrera, después de oír al presidente Felipe Calderón en Palacio Nacional, en la lectura sintetizada de su Tercer Informe de Gobierno.
Y hay que reconocerlo, le asiste la razón al mandatario veracruzano.
El horno no está para bollos.
Las condiciones económicas que prevalecen en el país, son sumamente peligrosas, al menor chispazo, la nación se incendia.
Y no es para menos.
La situación se ha tornado dramática, desesperada; es de sobrevivencia para las clases marginadas de la república.
Más de setenta millones de mexicanos en pobreza extrema ya no sienten lo duro sino lo tupido, y con lo que ayer les alcanzaba para mal comer, con el alza indiscriminada y brutal de los productos de la canasta básica, hoy no pueden comprar ni siquiera arroz o frijoles.
Y a ese sector eternamente desprotegido y abandonado, se le unen los casi dos millones de compatriotas que han sido lanzados a las calles, y despedidos de sus trabajos buscan cómo llevarles de comer a sus esposas e hijos.
Sin duda alguna, muchos de esos padres de familias desempleados, terminarán engrosando las filas de los grupos criminales que pagan 10 mil pesos semanales a sus “trabajadores”.
Causa coraje escribir que nuestro querido México, teniendo todo para dejar de ser un país tercermundista, se encuentre al borde de la locura, con alto riesgo de estallidos sociales, cuando empiecen a escasear los alimentos, o se vuelvan inalcanzables para los más de 70 millones en pobreza extrema.
Será entonces cuando los políticos privilegiados, verán la lumbre llegar.
Por lo pronto, la crisis económica que sacude las entrañas de un sistema de gobierno mexicano que no da resultado, y que lejos de aliviar el dolor con al menos unas cuántas aspirinas, la economía nacional se hunde cada vez más.
El desastre financiero de México, ha tocado fondo.
Por ello, el gobernador Fidel Herrera, es acertado al afirmar que “ha llegado la hora de escuchar al pueblo”.
Y asiste también la razón a los zorros de la política, como Porfirio Muñoz Ledo, recién estrenados nuevamente de diputados federales, al afirmar que “urgen cambiar las políticas sociales y económicas del gobierno federal”.
En otras palabras, el país requiere; los mexicanos piden a gritos un cambio de giro, un golpe de timón.
Si el modelo neoliberal fracasó, es el momento de cambiarlo por otro, similar al de otras naciones sudamericanas, que están dando resultados favorables en sus habitantes.
Sin embargo, la recuperación financiera de México, no será fácil, menos con actitudes de cerrazón y valemadrismo, en las que pudieran estar inmersos la federación y los diputados de la 61 Legislatura de San Lázaro, que iniciaron funciones el 1 de septiembre.
Gran paso para recomponer o reencontrar el camino a la estabilización social y económica, se daría si el gobierno de la república empieza por admitir que el país se le deshace en sus manos al transitar por senderos equivocados.
“No hay más tiempo que esperar, es la hora de atender las demandas sociales, se ha llegado al límite; es el momento de tomar decisiones” exige el gobernante veracruzano, Fidel Herrera.
Hacemos votos porque la demanda al presidente Calderón de mi amigo el gobernador de Veracruz, no sean un grito en el desierto.
¿O usted qué opina?
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