¿Simulación para desviar la irritación popular por la escalda de aumentos que se avecinan?
Todo es posible hoy día con tal de llamar la atención pública para luego resultar como héroes.
Sin embargo…
Sólo eso le faltaba a México…
Que mentes perversas finjan escenarios terroristas por los que la república mexicana nunca ha transitado, y rogamos, que jamás se experimente.
Aparentar secuestrar en territorio nacional un avión repleto de pasajeros, no es parte de hechos que registre la biografía del país.
Internacionalmente México es considerado como una nación amiga, solidaria, respetuosa y pacífica.
Por ello, cada año arriban a territorio mexicano más de 10 millones de turistas procedentes de otras partes del mundo, principalmente de Estados Unidos, Canadá y de Europa.
Paseantes extranjeros que dejan importantes divisas a hoteleros, restauranteros y a otros prestadores de diversos servicios.
Es cierto, la república tiene graves problemas de inseguridad pública; en marcadas entidades se asientan bandas criminales que defienden a sangre y plomo el territorio que el manto de la corrupción y la complicidad oficial les ha cedido.
Todos los días se suscitan enfrentamientos entre las fuerzas federales con integrantes de bandas de maleantes, además de secuestros y levantones de prominentes hombres de negocios y de otros sectores de la población, todos con solvencia financiera para pagar los rescates exigidos por las mafias.
Pero México nunca podrá ser considerada y mucho menos comparada con naciones envueltas en actos bélicos.
Por lo tanto, todo es sospechoso.
El asalto a la aeronave Boeing 737, de la empresa AEROMEXICO, con 104 pasajeros a bordo, procedente del aeropuerto de Cancún, Quintana Roo, con destino a la ciudad de México, se encuentra llena de misterios.
La propia autoridad se encargó de difundir lo que nunca estaba ocurriendo al interior del avión.
De acuerdo a información de primera mano, primero se dijo que los terroristas de la aeronave eran libaneses, después que palestinos, y que sumaban seis el número de raptores, todos armados con artefactos sofisticados, con los cuales mantenían azuzados a los tripulantes.
Y que su demanda principal era hablar con el presidente mexicano Felipe Calderón, aún cuando, en esos momentos, desconocían el pliego de sus supuestas peticiones.
Comenta la fuente informativa, que hasta la Secretaría de Gobernación empezó a rastrear y recopilar información acerca si en cárceles nacionales se encontraban detenidos algunas personas originarias de aquellas naciones árabes.
En esos momentos de crisis por el presunto atentado terrorista, las principales cadenas televisivas de México, transmitían escenarios que estaban muy lejos de la realidad.
Decían que “por lo menos eran 6 los terroristas, todos armados con bombas y granadas, y que amenazaban con estallar el avión”.
¡¡Qué barbaridad!!
Hasta dónde es posible desvirtuar la información real.
Y no fue hasta que la señora Adriana Romero, pasajera del Boeing 737, contó la verdadera historia, como la escenografía del secuestro se vino abajo.
Y salió a la luz que el secuestrador solitario fue el pastor boliviano Josmar Flores, quien con dos latas de jugo llenas de tierra y lucecitas de colores, sólo “quería alertar al gobierno de Calderón que al país lo amenaza un devastador terremoto”
Es decir, no poseía ni armas, ni bombas de demolición total, como algunos medios informativos se apresuraron en decirle al mundo.
Es indudable que el simulacro de secuestro de ayer en el aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México, seguirá dando de qué hablar, no tan sólo en México, sino en otros países del mundo.
Que afectará la imagen de México como nación segura para el turismo internacional, es innegable.
Pero bueno…
El gobierno de Calderón acaba de desaparecer la Secretaría especializada en el área, porque al parecer, la industria sin chimeneas, no es redituable al gobierno de la república.
Qué maldita coincidencia, dicen los agoreros del desastre.
¿O usted qué opina?
Todo es posible hoy día con tal de llamar la atención pública para luego resultar como héroes.
Sin embargo…
Sólo eso le faltaba a México…
Que mentes perversas finjan escenarios terroristas por los que la república mexicana nunca ha transitado, y rogamos, que jamás se experimente.
Aparentar secuestrar en territorio nacional un avión repleto de pasajeros, no es parte de hechos que registre la biografía del país.
Internacionalmente México es considerado como una nación amiga, solidaria, respetuosa y pacífica.
Por ello, cada año arriban a territorio mexicano más de 10 millones de turistas procedentes de otras partes del mundo, principalmente de Estados Unidos, Canadá y de Europa.
Paseantes extranjeros que dejan importantes divisas a hoteleros, restauranteros y a otros prestadores de diversos servicios.
Es cierto, la república tiene graves problemas de inseguridad pública; en marcadas entidades se asientan bandas criminales que defienden a sangre y plomo el territorio que el manto de la corrupción y la complicidad oficial les ha cedido.
Todos los días se suscitan enfrentamientos entre las fuerzas federales con integrantes de bandas de maleantes, además de secuestros y levantones de prominentes hombres de negocios y de otros sectores de la población, todos con solvencia financiera para pagar los rescates exigidos por las mafias.
Pero México nunca podrá ser considerada y mucho menos comparada con naciones envueltas en actos bélicos.
Por lo tanto, todo es sospechoso.
El asalto a la aeronave Boeing 737, de la empresa AEROMEXICO, con 104 pasajeros a bordo, procedente del aeropuerto de Cancún, Quintana Roo, con destino a la ciudad de México, se encuentra llena de misterios.
La propia autoridad se encargó de difundir lo que nunca estaba ocurriendo al interior del avión.
De acuerdo a información de primera mano, primero se dijo que los terroristas de la aeronave eran libaneses, después que palestinos, y que sumaban seis el número de raptores, todos armados con artefactos sofisticados, con los cuales mantenían azuzados a los tripulantes.
Y que su demanda principal era hablar con el presidente mexicano Felipe Calderón, aún cuando, en esos momentos, desconocían el pliego de sus supuestas peticiones.
Comenta la fuente informativa, que hasta la Secretaría de Gobernación empezó a rastrear y recopilar información acerca si en cárceles nacionales se encontraban detenidos algunas personas originarias de aquellas naciones árabes.
En esos momentos de crisis por el presunto atentado terrorista, las principales cadenas televisivas de México, transmitían escenarios que estaban muy lejos de la realidad.
Decían que “por lo menos eran 6 los terroristas, todos armados con bombas y granadas, y que amenazaban con estallar el avión”.
¡¡Qué barbaridad!!
Hasta dónde es posible desvirtuar la información real.
Y no fue hasta que la señora Adriana Romero, pasajera del Boeing 737, contó la verdadera historia, como la escenografía del secuestro se vino abajo.
Y salió a la luz que el secuestrador solitario fue el pastor boliviano Josmar Flores, quien con dos latas de jugo llenas de tierra y lucecitas de colores, sólo “quería alertar al gobierno de Calderón que al país lo amenaza un devastador terremoto”
Es decir, no poseía ni armas, ni bombas de demolición total, como algunos medios informativos se apresuraron en decirle al mundo.
Es indudable que el simulacro de secuestro de ayer en el aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México, seguirá dando de qué hablar, no tan sólo en México, sino en otros países del mundo.
Que afectará la imagen de México como nación segura para el turismo internacional, es innegable.
Pero bueno…
El gobierno de Calderón acaba de desaparecer la Secretaría especializada en el área, porque al parecer, la industria sin chimeneas, no es redituable al gobierno de la república.
Qué maldita coincidencia, dicen los agoreros del desastre.
¿O usted qué opina?
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