BUENOS DIAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
19 de septiembre de 2010
Por: David Varona Fuentes
19 de septiembre de 2010
Como nunca en la historia de Veracruz.
El gobernador Fidel Herrera Beltrán, ha calificado la desgracia dejada por el huracán Karl como “devastación mayúscula”, y tal vez se queda corto.
Las afectaciones son en 209 de los 212 municipios del estado, todos con daños sin precedentes y considerados en situación de emergencia.
No hay rincón de la geografía estatal que no esté sufriendo los remanentes del huracán Karl, que sacudiera Veracruz la mañana del pasado viernes.
Las torrenciales lluvias arrastradas por el meteoro han provocado desbordamientos de ríos, lagunas y canales de aguas negras.
Es la segunda etapa del impacto de Karl, la silenciosa, la que lleva olor a muerte y desaparecidos, y que ya inundó decenas de colonias en Veracruz, Boca del Río, Jamapa y Medellín, causando estragos inimaginables en los hogares veracruzanos.
El panorama en Veracruz, es desolador, de tristeza, pánico e impotencia ante lo inesperado, lo que llega sin avisar y que no respeta absolutamente nada.
Verdaderamente dramático lo vivido por los habitantes del municipio de Medellín de Bravo, la tarde noche del sábado ante el desbordamiento del Río Jamapa. Escenas desgarrantes ver correr a la gente desesperada por salvar la vida propia y la de sus pequeños hijos, dejando atrás todo el patrimonio conseguido con trabajo y esfuerzo.
Esos son los embates de los fenómenos naturales que sin misericordia golpean otra vez a los veracruzanos.
Pareciera que la madre naturaleza se ha ensañado con los habitantes de este gran estado.
Las desgracias no mienten…
No salimos de una catástrofe cuando viene otra, peor en dimensiones, en afectaciones familiares, económicas, agrícolas y carreteras.
No alcanzan los números para contar los cientos de miles de damnificados, ni para evaluar los millonarios daños causados por las lluvias antes del huracán Karl y después de su violento paso por territorio veracruzano.
Y la ayuda federal que no termina de llegar, si al caso unas cuentas despensas que fueron entregadas a los afectados de Coatzacoalcos y Minatitlán, en el sur del estado.
El gobierno de la república en forma vil e inexplicable mantiene su política de ojos ciegos y oídos sordos ante la desgracia del pueblo veracruzano.
Es cierto, Veracruz y su gente son grandes como su historia, de situaciones similares a causa de otros fenómenos naturales, hemos salido adelante, lo que siempre ha llenado de orgullo al gobernador Fidel Herrera, quien no quita el dedo del renglón señalando que “gracias a nuestra fortaleza hemos vencido a todos los huracanes que nos han impactado, desde el Stan en 2005”.
Sin embargo, hoy el desastre es cuantioso, es superior a la suma de todas anteriores fatalidades de la naturaleza.
Son incomparables los destrozos de Karl y sus efectos secundarios, que ha generado devastadoras cuencas hidráulicas, desbordado ríos que ya inundan pueblos, rancherías y congregaciones enteras.
Nada que ver con el Stan, Katrina y demás huracanes y tormentas tropicales que ingresaron al Golfo de México y pisaron suelo estatal.
Por ello, la visible e inocultable pesadumbre del gobernador de Veracruz.
Veo a un Fidel Herrera preocupado por la tragedia que embarga a su pueblo.
Y no es para menos.
La magnitud de los hechos, espanta, horroriza, y haría flaquear a cualquier gobernante que no sirve para vestirse de bombero o buzo y pueda acudir al rescate de la ciudadanía cuando ésta se encuentra en grave peligro.
El rostro del tío Fide, lo dice todo.
Muchas, muchísimas horas sin sueño ni descanso, coordinando y atendiendo en forma personal las tareas de rescate y ayuda a los miles de afectados por los fenómenos naturales en el norte, en el sur, en la Cuenca del Papaloapan, y hoy en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, Medellín -Jamapa.
Nadie en estos momentos de fatalidad y dolor entre los veracruzanos, desearía estar en los zapatos del mandatario estatal. Es evidente la ausencia de todos aquellos que en campañas proselitistas vociferaban que “Veracruz era uno de sus grandes amores”. No demuestran sentimiento alguno hacia sus hermanos en desgracia.
En cambio, Fidel sigue trabajando como si fuera el primer día de su mandato; continúa dando muestras de ese envidiable estilo de gobernar, cercano y directo a la gente, principalmente cuando de tragedias se trata, que tanta irritación causa en sus adversarios políticos.
Todo el aparato del gobierno estatal, del DIF de doña Rosita Borunda, y de Protección Civil, a cargo de otra incansable servidora pública, Silvia Domínguez, siguiendo las instrucciones de Fidel Herrera.
Pero no hay recursos financieros en el gobierno de Veracruz que alcancen para tan devastadora destrucción.
Es el momento para que el presidente Felipe Calderón deje a un lado odios, chismes y rencores personales, y voltee sus ojos a la entidad donde sus habitantes lo han perdido todo a causa de los ataques criminales de la naturaleza.
No más simulación hacia un pueblo que requiere en forma urgente e inmediata, del apoyo decidido de la federación.
No más trabas burocráticas del FONDEN para dejar en el infortunio a cientos de miles de damnificados por las lluvias.
Es la hora de Calderón para acudir en ayuda de los veracruzanos en desdicha.
Es cuando el presidente Calderón ordene pagar todos los recursos financieros que Hacienda ha retenido al gobierno de Fidel Herrera.
Es ahora o nunca, porque la escasez de alimentos está causando saqueos de comercios y tiendas en la zona de Medellín.
¿O usted qué opina?
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