Los panistas de la entidad lucen divididos en una guerra sin cuartel de todos contra todos, y de la que ellos mismos terminarán siendo las propias víctimas.
Las grillas palaciegas y los golpes bajos están a la orden del día entre los blanquiazules, lo que ocasiona que el PAN se mantenga al filo de la navaja.
La brújula en el Partido Acción Nacional anda extraviada, por lo tanto camina en el estado a la deriva, sin rumbo ni dirección.
No se observa ningún valiente que pueda venir a salvar al instituto político formado por Gómez Morín.
Al contrario, el partido del presidente Felipe Calderón, se hunde en el fango a causa de la lucha encarnizada por el poder que sostienen sus principales actores políticos en la entidad.
Y cada uno de ellos ha marcado su territorio al interior de Acción Nacional.
Una parte del blanquiazul lo representa el Pipo Vázquez Cuevas y el dirigente estatal Enrique Cambranis Torres; otra está en manos de la trinca infernal compuesta por Juan Bueno Torio, Julen Rementería y Gerardo Buganza, y una fracción más la compone Francisco Ávila Camberos y unos cuantos de sus amigos.
La trinca se dice dueño del panismo en la zona centro, desde Yanga, Cuitláhuac, Córdoba y Orizaba hasta Nogales, Ciudad Mendoza e Ixtaczoquitlán, pero también reclama cotos de poder en el municipio de Veracruz, donde Julen fue, para mala suerte de los porteños, presidente municipal.
Por su parte Cambranis, el líder gris y opaco que sin la luz del Pipo se siente huérfano, manifiesta tener el control del PAN en todo el territorio estatal, pero lo cierto es que ni siquiera lo quieren en su casa allá en el sur.
Como secretario del CDE en la dirigencia de Vázquez Cuevas, el exdiputado local movió sus intereses en la pasada elección local de septiembre de 2007 vendiendo candidaturas al mejor postor, mismas que no garantizaban el triunfo al partido.
El resultado fue catastrófico para el PAN, y algunos grupos que se vieron afectados por la ambición de Cambranis, como fue el caso de los hermanos Vázquez González de Acayucan, responsabilizaron en forma directa al oriundo del municipio de Jáltipan.
En lo que respecta al coatepecano exalcalde jarocho (1998-2000), exdirector de Puertos y Marina Mercante y exdiputado federal Francisco Ávila camberos, es sin duda el mejor activo del panismo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, lo consideran honesto y es bien visto incluso en la residencia oficial de Los Pinos.
Su único pecado es haber formado hijos políticos ladrones y sinvergüenzas, como José Ramón Gutiérrez de Velasco, que llevó de tesorero municipal en su trienio de alcalde y a Julen Rementería del Puerto, a quien rescató de la quiebra financiera al incluirlo de regidor de su comuna; dos años después lo hizo diputado local y finalmente primera autoridad de los jarochos.
A los dos, la Joserra y Julen, Ávila Camberos no les quita la etiqueta de corruptos.
Por su rating de político honesto y congruente, Ávila representa la mejor carta de Acción Nacional si el partido desea retener la diputación federal por el distrito de Veracruz urbano; los otros precandidatos, Pedro, Candelaria y Campos Echeverría, nada tienen que hacer al lado de Camberos.
Pero los intereses ocultos, de los que hablaba al principio del comentario, impiden que se formalice la candidatura del exalcalde de Veracruz¸ pareciera que la idea de Cambranis es entregar ese distrito en bandeja de plata a la abanderada del gobernador, Carolina Gudiño.
Como nos queda claro, los panistas en la entidad están más preocupados por llevar agua a su molino que por armar fórmulas triunfadoras para las elecciones intermedias del 5 de julio.
Empezando por el propio representante estatal Enrique Cambranis que le interesan más los negocios de construcción que realiza en la delegación estatal de la SEDESOL con la complicidad de algunos diputados locales panistas.
En suma…
Las elecciones federales están a la vuelta de la esquina y el primer panista del país, tiene aspiraciones que su partido obtenga mayoría en la Cámara de diputados que le permitan, dice, gobernar para todos.
Al menos en Veracruz, a los líderes panistas no se les ve interesados ni motivados por darle buenas cuentas al presidente Calderón.
Ni tampoco meten las manos para evitar que el PAN siga desbaratándose; así que ni sueñen con ganar la gubernatura en el 2010.
¿O usted qué opina?
Las grillas palaciegas y los golpes bajos están a la orden del día entre los blanquiazules, lo que ocasiona que el PAN se mantenga al filo de la navaja.
La brújula en el Partido Acción Nacional anda extraviada, por lo tanto camina en el estado a la deriva, sin rumbo ni dirección.
No se observa ningún valiente que pueda venir a salvar al instituto político formado por Gómez Morín.
Al contrario, el partido del presidente Felipe Calderón, se hunde en el fango a causa de la lucha encarnizada por el poder que sostienen sus principales actores políticos en la entidad.
Y cada uno de ellos ha marcado su territorio al interior de Acción Nacional.
Una parte del blanquiazul lo representa el Pipo Vázquez Cuevas y el dirigente estatal Enrique Cambranis Torres; otra está en manos de la trinca infernal compuesta por Juan Bueno Torio, Julen Rementería y Gerardo Buganza, y una fracción más la compone Francisco Ávila Camberos y unos cuantos de sus amigos.
La trinca se dice dueño del panismo en la zona centro, desde Yanga, Cuitláhuac, Córdoba y Orizaba hasta Nogales, Ciudad Mendoza e Ixtaczoquitlán, pero también reclama cotos de poder en el municipio de Veracruz, donde Julen fue, para mala suerte de los porteños, presidente municipal.
Por su parte Cambranis, el líder gris y opaco que sin la luz del Pipo se siente huérfano, manifiesta tener el control del PAN en todo el territorio estatal, pero lo cierto es que ni siquiera lo quieren en su casa allá en el sur.
Como secretario del CDE en la dirigencia de Vázquez Cuevas, el exdiputado local movió sus intereses en la pasada elección local de septiembre de 2007 vendiendo candidaturas al mejor postor, mismas que no garantizaban el triunfo al partido.
El resultado fue catastrófico para el PAN, y algunos grupos que se vieron afectados por la ambición de Cambranis, como fue el caso de los hermanos Vázquez González de Acayucan, responsabilizaron en forma directa al oriundo del municipio de Jáltipan.
En lo que respecta al coatepecano exalcalde jarocho (1998-2000), exdirector de Puertos y Marina Mercante y exdiputado federal Francisco Ávila camberos, es sin duda el mejor activo del panismo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, lo consideran honesto y es bien visto incluso en la residencia oficial de Los Pinos.
Su único pecado es haber formado hijos políticos ladrones y sinvergüenzas, como José Ramón Gutiérrez de Velasco, que llevó de tesorero municipal en su trienio de alcalde y a Julen Rementería del Puerto, a quien rescató de la quiebra financiera al incluirlo de regidor de su comuna; dos años después lo hizo diputado local y finalmente primera autoridad de los jarochos.
A los dos, la Joserra y Julen, Ávila Camberos no les quita la etiqueta de corruptos.
Por su rating de político honesto y congruente, Ávila representa la mejor carta de Acción Nacional si el partido desea retener la diputación federal por el distrito de Veracruz urbano; los otros precandidatos, Pedro, Candelaria y Campos Echeverría, nada tienen que hacer al lado de Camberos.
Pero los intereses ocultos, de los que hablaba al principio del comentario, impiden que se formalice la candidatura del exalcalde de Veracruz¸ pareciera que la idea de Cambranis es entregar ese distrito en bandeja de plata a la abanderada del gobernador, Carolina Gudiño.
Como nos queda claro, los panistas en la entidad están más preocupados por llevar agua a su molino que por armar fórmulas triunfadoras para las elecciones intermedias del 5 de julio.
Empezando por el propio representante estatal Enrique Cambranis que le interesan más los negocios de construcción que realiza en la delegación estatal de la SEDESOL con la complicidad de algunos diputados locales panistas.
En suma…
Las elecciones federales están a la vuelta de la esquina y el primer panista del país, tiene aspiraciones que su partido obtenga mayoría en la Cámara de diputados que le permitan, dice, gobernar para todos.
Al menos en Veracruz, a los líderes panistas no se les ve interesados ni motivados por darle buenas cuentas al presidente Calderón.
Ni tampoco meten las manos para evitar que el PAN siga desbaratándose; así que ni sueñen con ganar la gubernatura en el 2010.
¿O usted qué opina?
www.lagazeta.org
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