A las 24 horas de hoy jueves, el 2009 habrá pasado a la historia como un año controversial, difícil y tormentoso para muchos en el mundo.
Guerras, terrorismo, hambruna y crisis financieras, sacudieron a la gran mayoría de los países en cada uno de los continentes.
México, no fue la excepción…
Para el grueso de los mexicanos, el 2009 representó una verdadera pesadilla.
Desempleo, carestía de la vida, aumento de impuestos, violencia e inseguridad pública, fueron el pan de cada día para el pueblo mexicano.
Pese a la cortina de humo de las autoridades correspondientes usando la publicidad oficial exhibiendo un país de maravillas, no pudieron ocultarse los criminales efectos de la recesión económica en los hogares del país.
México ya no es el mismo…
El año que hoy concluye, deja secuelas imborrables en la inmensa mayoría de los mexicanos, principalmente en los más desprotegidos, aquellos que nada tienen y todo les falta, y que de acuerdo a las últimas cifras, suman más de 50 millones de compatriotas.
Y si al fantasma real de la pobreza extrema en el país y el desempleo, se le aumenta el flagelo de la violencia y la inseguridad pública, el panorama en México se convierte desolador, desastroso.
Y si todavía agregamos el cáncer de la corrupción, del abuso y tráfico del poder y el enriquecimiento ilícito e inexplicable de los gobernantes, el escenario nacional pasa a ser catastrófico.
Indudablemente que millones de mexicanos cuentan los días, horas y minutos que restan a 2009; desean que ya termine este año, al que seguramente califican de angustioso y desesperante.
Las causas, motivos o circunstancias que originaron un ambiente tenso y de incertidumbres políticas, financieras y sociales en México, muy aparte de la crisis mundial, todos las conocemos.
Quizás el pueblo mexicano esté acostumbrado a cohabitar, a subsistir en medio de tormentas y crisis económicas provocadas por los gobernantes graduados de doctores económicos por la universidad de Harvard.
Pero la inseguridad pública en las calles, en los hogares o en los centros de trabajo, es un fenómeno con el que no habían convivido.
Los secuestros, las vendettas, los levantones y las ejecuciones, son algo nuevo en la vida diaria de los mexicanos.
Y desde luego que rechazan todo lo que atente contra la integridad física.
Sin embargo, aún cuando hagamos votos para que cese la violencia en territorio nacional, los agoreros del desastre aseguran que 2010 podría resultar peor que 2009 en materia de seguridad pública.
Por ello, el departamento de inteligencia del gobierno de Estados Unidos, de Barack Obama, ha alertado a México sobre posibles atentados del narcotráfico y del crimen organizado asentado en territorio nacional, ahora dirigido contra blancos inocentes de la población social.
Cuestionar, preguntar qué nos depara el 2010, es difícil contestar.
Ni siquiera los connotados pitonisos o los brujos de Catemaco que leen la buena suerte a los políticos, pueden presagiar en estos momentos el futuro que espera a México, si será alentador, igual o peor que 2009.
Por lo pronto no queda más que rezar.
En cuanto al estado de Veracruz, dicen las autoridades que no hay de qué preocuparse, porque para los veracruzanos,” viene lo mejor”.
Pese a los tambores de guerra que no dejan de escucharse en las fronteras estatales, y a los barruntos de tempestad que traerá el proceso electoral de 2010, existe optimismo en el gobierno Fidelista de heredar las bases para forjar un mejor mañana para los habitantes de Veracruz.
Que así sea, porque después de cinco años de mandato del gobernador Fidel Herrera, es cierto muchos son los logros, pero todavía falta mucho por hacer a favor de los veracruzanos, en especial de esos cuatro millones en pobreza extrema.
¿O usted qué opina?