jueves, 17 de diciembre de 2009

EL DECÁLOGO DE LA CORTINA DE HUMO

No pasará la propuesta reeleccionista disfrazada de democracia moderna.
Al menos es el sentir popular.
Lo que el presidente Felipe Calderón envió al Congreso de la Unión, no es otra cosa que un instrumento distractor de los grandes problemas nacionales que enfrenta México.
Hoy en día lo que la ciudadanía mexicana, criminalmente vapuleada por la crisis financiera, quiere escuchar, son resoluciones inmediatas en materia económica y de seguridad pública.
En ésta temporada decembrina, de posadas y tradiciones, los mexicanos más pobres y marginados de este país, quisieran tener unos cuantos pesos para comprar una piñata y un pollo para no pasar desapercibida tan importante fecha, y lamentablemente en muchos hogares no tendrán ni siquiera para esos gustos de cada año.
Más sin embargo, en estos momentos de inseguridad pública, hambre, desesperación y desempleo, las autoridades federales, parecen estar más preocupadas por proponer ampliación en los cargos de representación populares a diputados y alcaldes.
Lo que representa una verdadera vacilada, una broma de mal gusto, una ofensa a la comunidad pensante de este país.
La iniciativa presidencial, trata al grueso de los mexicanos como retrasados mentales, sin historia ni memoria.
Es inaudito, inaceptable, que se presente una propuesta de ampliación de periodo para esa bola de zánganos, de sanguijuelas humanas que para lo único que sirven es chupar y vivir del erario público.
La historia de nuestro querido México se encuentra enriquecida de tantas, cientos y millones de experiencias desagradables y decepcionantes, en las que la ciudadanía ha visto que sus representantes populares han usado el poder político exclusivamente para enriquecerse en forma escandalosa.
Las anécdotas del país nos enseñan que tanto en las Cámaras de diputados federales como en las Legislaturas estatales, siguen favoreciéndose las prebendas políticas-financieras de tipo personal, por encima de los beneficios populares.
Y qué no puede decirse de los presidentes municipales, que como todos saben, sólo llegan a palacios municipales a seguir amasando fortunas, económicas y patrimoniales.
Ningún contribuyente en este país que cumple a tiempo con pagar sus impuestos, ignora que en tres años diputados y alcaldes, abandonan sus responsabilidades hinchados de dinero, es decir, hasta la madre de tantos recursos robados en sus cargos.
Entonces, todos, muchos de los que todavía pensamos a lo largo y ancho de la geografía nacional, nos preguntamos…
¿Para qué aumentar la transa y la impunidad?
La propuesta calderonista pide la reelección de diputados y alcaldes, hasta que logren acumular 12 años en el cargo, lo que en números significa 4 repeticiones mamando de la ubre del erario público.
Sin lugar a dudas el planteamiento presidencial, desea generar cacicazgos políticos modernos, en los que el gobernante en turno inflado y obsesionado por el poder acumulado compre conciencias y votos para perpetuarse en sus funciones.
El estado de Veracruz es un claro ejemplo de ineptitud, corrupción y abuso de autoridad en los diputados y alcaldes.
Es vergonzante observar que la inmensa mayoría de los integrantes de la Legislatura local sean una runfla de ineptos, ignorantes y levanta-dedos, incapaces de aportar o legar algún tipo de beneficios a la población veracruzana.
Lejos de su preocupación de cumplir con su cometido para los que fueron electos, los legisladores del estado ganan cientos de miles de pesos mensuales más de su dieta, por “acordar en lo obscurito todas las propuestas de palacio de gobierno”.
Lo mismo sucede con la Loca Academia de Diputados Federales Veracruzanos; ahí se les ve prometiendo las perlas de la Vírgen para 2010, asegurando que traerán recursos millonarios para el estado, lo que no es más que una propuesta electorera.
Entonces, insisto en preguntar…
¿Para qué darles más años para la transa?
Es lamentable que el presidente Felipe Calderón haya hecho una petición reeleccionista sin considerar siquiera la revocación de mandato antes de cumplirse el término del primer periodo constitucional.
Por ello, reitero, es una vacilada, un insulto, para distraer a la población; algo similar al Chupacabras salinista.
Desde luego, esa propuesta deberá ser desechada en el Congreso de la Unión.
¿O usted qué opina?

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