lunes, 6 de mayo de 2013

EL FUGITIVO.

BUENOS DIAS VERACRUZ

Davis Varona Fuentes

Martes 7 del 2013

¿Y…dónde anda el doctor Pablo Anaya Rivera…?

Sí, el mismo que siendo presidente municipal saqueó las arcas del ayuntamiento de Poza Rica.

El mismo que dejó en catastrófica crisis financiera la Secretaría de Salud.

Y también, el mismo que, como responsable principal de los presuntos desvíos de recursos de SEDESOL a campañas electorales, logró sentar al gobernador Javier Duarte en el banquillo de los acusados.

Anaya Rivera sabe su pecado.

Por ello, tras el descabezadero de funcionarios estatales involucrados en los videos-escándalos, anda perdido, nadie sabe de su paradero, de su encargo de delegado distrital del PRI en el puerto de Veracruz, ha tirado la toalla.

No es para menos.

Conoce a la perfección que “cuando veas las barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar”.

Además que tiene la cola muy larga.

Pudiera ser que el delito de mapache electoral que investiga y documenta la PGR a petición de los denunciantes PAN y PRD, no preocupe tanto al doctor Pablo Anaya.

El temor es que dicha acusación sirva de inicio de la madeja para desenredar todas y cada de las acusaciones que pesan en su contra.

Que la verdad, son muchas denuncias, muchísimos señalamientos de corrupción y enriquecimiento ilícito, dijera el sucesor del doctor en el cabildo de Poza Rica y actual candidato priísta a diputado local, Alfredo Gándara Andrade quien, al asumir el 1 de enero de 2011la alcaldía, denunció irregularidades financieras superiores a los 300 millones de pesos en la administración de Pablo Anaya.

Cuando algún amigo de la Cochina Gringa- así le dice su creador Fidel Herrera- quería ver bravo a Gándara lograba su objetivo hablándole precisamente de las atrocidades de su antecesor en la alcaldía. Especialmente porque sus quejas y denuncias sobre las raterías hicieron a Anaya lo que el viento a Juárez.

En efecto, no pasó nada.

Lejos de fincársele responsabilidad por peculado, abuso de autoridad e incumplimiento de un deber legal como alcalde de Poza Rica, Pablo Anaya fue premiado con la Secretaría de Salud en el gobierno de Javier Duarte, tras una efímera estancia de 7 días como diputado local.

Pero eso no es todo…

Al robo millonario y criminal del dinero de los impuestos del pueblo de Poza Rica, deben sumársele la parte de responsabilidad penal que le toque por sus nexos tenebrosos de complicidad en los negocios fuera de la ley de su paisano el empresario Pancho Colorado Cessa, encarcelado en Estados Unidos acusado de ser uno de los principales lavadores del dinero sucio del Cartel de los Zetas.

Su expediente, al igual que otros de distinguidos veracruzanos trepados en el poder estatal, es de los que encontró, listos para su consignación, Jesús Murillo Karam a su llegada a la PGR, el 1 de diciembre de 2012, y que por motivos extraños se fueron al archivo de asuntos pendientes.

Pero, todavía no es todo…

Pablo Anaya Rivera es responsable directo de la caótica situación financiera que existe en la Secretaría de Salud.

La herencia maldita que dejó en la dependencia va desde la rapiña de los recursos económicos, la falta de medicamentos en todos los hospitales públicos del estado y lo más grave: la firma de convenios fraudulentos, como el signado por casi 5 mil millones de pesos con la fantasmagórica empresa FINAMED cuyos dueños o representantes nadie conoce en el gobierno del estado, bueno… casi todos.

Pese a esa estela vergonzante de corrupción y de actuación pública bajo sospecha, el doctor Anaya Rivera goza de impunidad, se siente protegido por el manto de la complicidad.

Debo enfatizar lo siguiente:

Es cierto que todos los desórdenes de carácter financiero que enfrenta la administración estatal, los carga en sus espaldas el doctor Duarte, como responsable del gobierno de Veracruz.

Hace mal el mandatario veracruzano en traer esa loza.

Si bien es cierto que, por fin parece, Duarte despierta de su letargo de complacencias a los jóvenes funcionarios que juegan a la política y que creen haber recibido libertad y carta abierta para enriquecer haciendo negocios millonarios al amparo del poder, la realidad es que el gobernador debe aplicar todo el peso de la ley a quien ha traicionado su confianza.

No bastan suspensiones de colaboradores cercanos ni cambios en el gabinete, estas acciones deben ir acompañadas del deseo implacable de llevar ante la justicia veracruzana a todo funcionario pillo y sinvergüenza.

Y uno de tantos agazapados en el gobierno de la prosperidad es Pablo Anaya Rivera, otro de los compadres del poder, cuya riqueza multimillonaria amasada como servidor público, alcalde y secretario de Salud, es insultante comparada con la desgracia que dejó en el municipio de Poza Rica y en el sector salud.

Presentarlo como el primer ex funcionario de su gobierno que lleva a la cárcel, levantaría los bonos del gobernador Duarte de Ochoa.

Sería la advertencia para todo el gabinete.

¿O usted qué opina?

PD. Dicen los enterados que el senador Héctor Yunes; tiene mucho que explicar sobre la filtración de los video escándalos…aunque todo gira en los golpes bajos, que se han desatado en contra suya; por la simple y sencilla razón de que algunos de sus personeros, ya lo andan promocionando como el posible sucesor del doctor Duarte, en la remota circunstancia de que el joven mandatario dejara la gubernatura.

davidvaronaf@hotmail.com

www.lagazeta.org

www.buenosdiasveracruz.blogspot.com

PUNTA DE LANZA…

ADOLFO MOTA EN LA MIRA…

La educación, como la salud, es otro de los sectores prioritarios de un gobierno.

Por ello es importante saber en qué derrocha el joven Adolfo Mota Hernández, el presupuesto de la Secretaría de Educación de Veracruz.

No hay semana que la SEV no sea escenario de escándalos mediáticos a causa de protestas de maestros que arribar a la capital del estado para denunciar la falta de pagos y diversas prestaciones sociales.

Son muchas las señales que indican que Mota está pasándose de vivo con los recursos que son depositados a la SEV, estatales o federales. Que en vez de aplicarlos para el fin dispuesto, don Adolfo los deposita a una cuenta personal para que suden un poquito, generándole ganancias inmediatas por varios cientos de miles de pesos.

La última operación, que aseguran hizo en un banco xalapeño, fue poner a sudar algo así como 140 millones de pesos, cuyo interés al 4 p 5 por ciento, ya no es cualquier cosa.

Pero para no hablar de memorias, continuaremos investigando el hilo negro que nos lleve a esa gran mina de oro descubierta por el secretario de Educación de Veracruz.





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