Rescindir contratos para no pagar adeudos.
Parece ser el nuevo modelo de operar del gobierno de Fidel Herrera para fingir demencia y no cumplirles a sus cobradores.
Es la estrategia recién salida de la imaginación Fidelista como ruta de escape, emergente y desesperada para no liquidar a constructores más de 600 millones de pesos, que debieron haberles pagado a principios del segundo semestre de 2008.
Después de seis meses de vueltas todos los días a las oficinas de la Secretaría de Finanzas y de Comunicaciones del estado, demandando el cobro de los adelantos de obra o el finiquito de los trabajos realizados, a las compañías constructoras les hacen de chivo los tamales.
Los acusan de “no terminar y entregar las obras, en tiempo y forma al gobierno estatal”.
Ahora no les pagarán, y todavía les dan el tiro de gracia chingándoles el monto de las fianzas depositadas.
Increíble que la angustiosa crisis de dinero que enfrenta el gobierno del estado, los orille a sacarse irrisorios ases de la manga con tal de hacerle al tío lolo y no pagar.
Desde hace algunos meses, empresarios de la construcción con millonarias facturas que cobrarles a la administración de Herrera Beltrán, ya esperaban una jalada como la que acaban de enterarse.
Aquí mismo en este espacio comenté semanas antes, que después de tanto buscarle y sacar cuentas, de quitar una y otra vez, de los 600 millones de pesos de adeudos a los constructores veracruzanos, los magos de las finanzas de la Fidelidad, determinaron que sólo les debían 71 millones de pesos.
Y amenazaron a los contratistas que no les pagarían un peso más; así le pusieran como ellos quisieran. Y que además, la liquidación sería en abonos de 20, 50 y máximo 100 mil pesos, cada vez que “tuvieran dinero”.
Los empresarios de la construcción, que sin trampas ni influencias ganaron la licitación para hacerle obras al gobierno de Veracruz, se sintieron humillados y peor que limosneros ante el trato de la autoridad.
En virtud de lo anterior, muchos constructores no aceptaron las migajas ofrecidas por el trabajo ya realizado, ni tampoco las condiciones que les imponían.
Se declararon en rebeldía advirtiendo que exigirían el pago por la vía jurídica, enterados que sus denuncias podrían dormir el sueño de los justos.
En venganza, ahora el gobierno estatal se las voltea y los señala de no respetar el contrato signado en las obras entregadas vía concurso público.
Desde luego que los señores de la construcción afectados con esa salomónica decisión de los fidelistas, no van a quedarse cruzados de brazos, y ya se organizan para desmentir esa acusación de incumplimiento.
El punto clave de defensa para los rescindidos, es que el gobierno de Fidel nunca cumplió con el pago oportuno por concepto de avance de obras.
En éste asunto de constructores, bien valdría la pena saber si dentro de las compañías a las que rescindieron contrato, se encuentran las que son propiedad de los amigos de la socialité, de los compadres, periodistas, y hasta de los propios colaboradores del gobernador Fidel Herrera que operan bajo la representación de cuñados y parientes cercanos, quienes fungen como prestanombres.
Apuesto doble sobre sencillo que en esa lista de constructores sancionados con la cancelación de contrato, no aparecen las empresas del clan de los Ruiz Ortiz o de los Gutiérrez de Velasco; ni las del convergente Adrián Ávila Estrada; tampoco las que ha formado Tizoc el presidente del PRI estatal en sociedad con algunos “reporteros jarochos”, ni las de Juan Carlos Molina, el dirigente de los cañeros del ingenio La Gloria, que les trabaja a por lo menos 50 ayuntamientos de la zona de Córdoba.
De igual forma esconderán las constructoras de senadores amigos del gobernador que también hacen obra pública en el estado.
Así también son intocables las empresas de conocidos diputados panistas, locales y federales, y las de funcionarios calderonistas como Julen Rementería.
Y mucho menos serán balconeadas aquellas donde sus dueños o principales socios son encumbrados funcionarios de la Secretaría de Finanzas.
Los únicos nombres de constructoras presuntamente irresponsables, que saldrán a relucir, son aquellas que organiza la contadora Leonor de la Miyar, la primera titular de SEDESMA del actual régimen estatal, e hija de quien diera a Fidel un taco qué llevarse a la boca y un techo dónde dormir en sus años de estudiante pobre y marginado.
La rescisión de contratos, será un tema que sacará chispas en los próximos días
Mientras tanto una larga lista de proveedores del gobierno del estado, a los que tampoco les han pagado durante meses, están con el santo en la boca después de ver cómo tratan de sacudirse las deudas de los contratistas.
El argumento es el mismo…”que no tienen dinero”.
Bueno, al menos sí hay para pagar gacetillas en periódicos nacionales de la protesta magisterial de Córdoba, en contra del director del ISSSTE.
Eso es lo que importa.
Que sea por dios y venga más.
¿O usted qué opina?
Parece ser el nuevo modelo de operar del gobierno de Fidel Herrera para fingir demencia y no cumplirles a sus cobradores.
Es la estrategia recién salida de la imaginación Fidelista como ruta de escape, emergente y desesperada para no liquidar a constructores más de 600 millones de pesos, que debieron haberles pagado a principios del segundo semestre de 2008.
Después de seis meses de vueltas todos los días a las oficinas de la Secretaría de Finanzas y de Comunicaciones del estado, demandando el cobro de los adelantos de obra o el finiquito de los trabajos realizados, a las compañías constructoras les hacen de chivo los tamales.
Los acusan de “no terminar y entregar las obras, en tiempo y forma al gobierno estatal”.
Ahora no les pagarán, y todavía les dan el tiro de gracia chingándoles el monto de las fianzas depositadas.
Increíble que la angustiosa crisis de dinero que enfrenta el gobierno del estado, los orille a sacarse irrisorios ases de la manga con tal de hacerle al tío lolo y no pagar.
Desde hace algunos meses, empresarios de la construcción con millonarias facturas que cobrarles a la administración de Herrera Beltrán, ya esperaban una jalada como la que acaban de enterarse.
Aquí mismo en este espacio comenté semanas antes, que después de tanto buscarle y sacar cuentas, de quitar una y otra vez, de los 600 millones de pesos de adeudos a los constructores veracruzanos, los magos de las finanzas de la Fidelidad, determinaron que sólo les debían 71 millones de pesos.
Y amenazaron a los contratistas que no les pagarían un peso más; así le pusieran como ellos quisieran. Y que además, la liquidación sería en abonos de 20, 50 y máximo 100 mil pesos, cada vez que “tuvieran dinero”.
Los empresarios de la construcción, que sin trampas ni influencias ganaron la licitación para hacerle obras al gobierno de Veracruz, se sintieron humillados y peor que limosneros ante el trato de la autoridad.
En virtud de lo anterior, muchos constructores no aceptaron las migajas ofrecidas por el trabajo ya realizado, ni tampoco las condiciones que les imponían.
Se declararon en rebeldía advirtiendo que exigirían el pago por la vía jurídica, enterados que sus denuncias podrían dormir el sueño de los justos.
En venganza, ahora el gobierno estatal se las voltea y los señala de no respetar el contrato signado en las obras entregadas vía concurso público.
Desde luego que los señores de la construcción afectados con esa salomónica decisión de los fidelistas, no van a quedarse cruzados de brazos, y ya se organizan para desmentir esa acusación de incumplimiento.
El punto clave de defensa para los rescindidos, es que el gobierno de Fidel nunca cumplió con el pago oportuno por concepto de avance de obras.
En éste asunto de constructores, bien valdría la pena saber si dentro de las compañías a las que rescindieron contrato, se encuentran las que son propiedad de los amigos de la socialité, de los compadres, periodistas, y hasta de los propios colaboradores del gobernador Fidel Herrera que operan bajo la representación de cuñados y parientes cercanos, quienes fungen como prestanombres.
Apuesto doble sobre sencillo que en esa lista de constructores sancionados con la cancelación de contrato, no aparecen las empresas del clan de los Ruiz Ortiz o de los Gutiérrez de Velasco; ni las del convergente Adrián Ávila Estrada; tampoco las que ha formado Tizoc el presidente del PRI estatal en sociedad con algunos “reporteros jarochos”, ni las de Juan Carlos Molina, el dirigente de los cañeros del ingenio La Gloria, que les trabaja a por lo menos 50 ayuntamientos de la zona de Córdoba.
De igual forma esconderán las constructoras de senadores amigos del gobernador que también hacen obra pública en el estado.
Así también son intocables las empresas de conocidos diputados panistas, locales y federales, y las de funcionarios calderonistas como Julen Rementería.
Y mucho menos serán balconeadas aquellas donde sus dueños o principales socios son encumbrados funcionarios de la Secretaría de Finanzas.
Los únicos nombres de constructoras presuntamente irresponsables, que saldrán a relucir, son aquellas que organiza la contadora Leonor de la Miyar, la primera titular de SEDESMA del actual régimen estatal, e hija de quien diera a Fidel un taco qué llevarse a la boca y un techo dónde dormir en sus años de estudiante pobre y marginado.
La rescisión de contratos, será un tema que sacará chispas en los próximos días
Mientras tanto una larga lista de proveedores del gobierno del estado, a los que tampoco les han pagado durante meses, están con el santo en la boca después de ver cómo tratan de sacudirse las deudas de los contratistas.
El argumento es el mismo…”que no tienen dinero”.
Bueno, al menos sí hay para pagar gacetillas en periódicos nacionales de la protesta magisterial de Córdoba, en contra del director del ISSSTE.
Eso es lo que importa.
Que sea por dios y venga más.
¿O usted qué opina?
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