Empezaron los estragos de la cuesta de enero 2009.
Apenas han transcurrido los primeros dos días del nuevo año, y los artículos básicos se fueron a las nubes.
Una vez más los comerciantes voraces se salen con las suyas, ante la complacencia de las autoridades encargadas de vigilar y hacer respetar los precios en los artículos considerados de consumo popular.
La leche, arroz, frijol, azúcar y la tortilla, subieron 20 y hasta 30 por ciento el costo del kilogramo.
Con el precio del pollo y de la carne, sucedió lo mismo, el kilo se incrementó hasta un 25 por ciento.
Qué no decir del precio de la gasolina y el gas.
La escalada de aumentos en los insumos de primera necesidad que se observan tanto en las tiendas trasnacionales como en mercados populares, no es todavía causada por la crisis mundial financiera.
Que los comerciantes hayan recurrido al aumento de los precios de sus productos, es una vieja costumbre que practican cada inicio de año, sin que nadie se atreva a ponerles el alto, mucho menos sancionarlos o clausurarles sus negocios.
La Procuraduría Federal del Consumidor, es un elefante blanco, simplemente no existe, es una cueva de parásitos, corrompidos por el sector empresarial.
Después de vaciar sus billeteras en los agasajos de navidad y fin de año, los mexicanos empiezan a sentir la cruda realidad de la llamada cuesta de enero.
Las amas de casa que ayer viernes acudieron a mercados o a las tiendas a surtir sus despensas, por poco y les da el infarto al observar los incrementos en frutas, verduras y en los artículos de consumo popular.
Es posible que en el curso de la próxima semana, el gobierno calderonista salga a escena en ayuda de las clases más necesitadas, anunciando medidas emergentes, como lo hizo en el año que recién terminó.
La ciudadanía todavía recuerda cuando el gobierno federal anunció la reducción en los costos de por lo menos 60 artículos de consumo nacional, que al final de cuentas resultó una tomada de pelo para el pueblo mexicano.
El 90 por ciento de dichos productos en rebaja, eran no aptos a la economía popular; se trataba en su mayoría, de insumos enlatados provenientes del mar.
Por lo tanto, no causaría sorpresa que en los días por venir el gobierno federal de a conocer su plan emergente en apoyo de los 70 millones de mexicanos en pobreza extrema, que será parecido a la carabina de Ambrosio.
LA CUESTA EN VERACRUZ, TAMBIEN CAUSA ESTRAGOS
Pese a que el gobernador Fidel Herrera se le adelantó a todos en dar a conocer su Plan anticrisis económica, éste no ha funcionado.
Hace apenas cinco días el mandatario estatal salió a la palestra a decir que la cuesta de enero y la recesión financiera mundial, no tendrían cabida en Veracruz; que la crisis le haría a los veracruzanos, lo que el viento a Juárez.
En ese evento transmitido en vivo por la televisora estatal y por radiodifusoras al servicio de Fidel, los comerciantes, empresarios y prestadores de servicios se comprometieron a ir de la mano en apoyo de las familias veracruzanas.
Finalmente, la del lunes pasado en palacio de gobierno, fue una ceremonia de papel, lápiz y saliva.
En menos de una semana, los comerciantes del estado que firmaron el pacto contra la crisis en palacio de gobierno, tiraron al excusado el compromiso contraído ante el gobernador Herrera.
O al menos que ese plan, parte tres del Plan Veracruzano de Desarrollo Fidelista, haya sido una nueva simulación del político de Nopaltepec.
Simulación parecida al Plan de Gobernabilidad, o al Pacto en apoyo de la economía familiar, y también al Plan tortillero, abandonado en el camino una vez usado en las elecciones locales de septiembre de 2007.
O cuándo empezará a funcionar la nueva estrategia financiera de mi amigo Fidel.
Al menos todavía no se deja sentir.
Y sus aliados los comerciantes, ya reetiquetaron precios.
¿Quién engaña a quién?
¿O usted qué opina?
Apenas han transcurrido los primeros dos días del nuevo año, y los artículos básicos se fueron a las nubes.
Una vez más los comerciantes voraces se salen con las suyas, ante la complacencia de las autoridades encargadas de vigilar y hacer respetar los precios en los artículos considerados de consumo popular.
La leche, arroz, frijol, azúcar y la tortilla, subieron 20 y hasta 30 por ciento el costo del kilogramo.
Con el precio del pollo y de la carne, sucedió lo mismo, el kilo se incrementó hasta un 25 por ciento.
Qué no decir del precio de la gasolina y el gas.
La escalada de aumentos en los insumos de primera necesidad que se observan tanto en las tiendas trasnacionales como en mercados populares, no es todavía causada por la crisis mundial financiera.
Que los comerciantes hayan recurrido al aumento de los precios de sus productos, es una vieja costumbre que practican cada inicio de año, sin que nadie se atreva a ponerles el alto, mucho menos sancionarlos o clausurarles sus negocios.
La Procuraduría Federal del Consumidor, es un elefante blanco, simplemente no existe, es una cueva de parásitos, corrompidos por el sector empresarial.
Después de vaciar sus billeteras en los agasajos de navidad y fin de año, los mexicanos empiezan a sentir la cruda realidad de la llamada cuesta de enero.
Las amas de casa que ayer viernes acudieron a mercados o a las tiendas a surtir sus despensas, por poco y les da el infarto al observar los incrementos en frutas, verduras y en los artículos de consumo popular.
Es posible que en el curso de la próxima semana, el gobierno calderonista salga a escena en ayuda de las clases más necesitadas, anunciando medidas emergentes, como lo hizo en el año que recién terminó.
La ciudadanía todavía recuerda cuando el gobierno federal anunció la reducción en los costos de por lo menos 60 artículos de consumo nacional, que al final de cuentas resultó una tomada de pelo para el pueblo mexicano.
El 90 por ciento de dichos productos en rebaja, eran no aptos a la economía popular; se trataba en su mayoría, de insumos enlatados provenientes del mar.
Por lo tanto, no causaría sorpresa que en los días por venir el gobierno federal de a conocer su plan emergente en apoyo de los 70 millones de mexicanos en pobreza extrema, que será parecido a la carabina de Ambrosio.
LA CUESTA EN VERACRUZ, TAMBIEN CAUSA ESTRAGOS
Pese a que el gobernador Fidel Herrera se le adelantó a todos en dar a conocer su Plan anticrisis económica, éste no ha funcionado.
Hace apenas cinco días el mandatario estatal salió a la palestra a decir que la cuesta de enero y la recesión financiera mundial, no tendrían cabida en Veracruz; que la crisis le haría a los veracruzanos, lo que el viento a Juárez.
En ese evento transmitido en vivo por la televisora estatal y por radiodifusoras al servicio de Fidel, los comerciantes, empresarios y prestadores de servicios se comprometieron a ir de la mano en apoyo de las familias veracruzanas.
Finalmente, la del lunes pasado en palacio de gobierno, fue una ceremonia de papel, lápiz y saliva.
En menos de una semana, los comerciantes del estado que firmaron el pacto contra la crisis en palacio de gobierno, tiraron al excusado el compromiso contraído ante el gobernador Herrera.
O al menos que ese plan, parte tres del Plan Veracruzano de Desarrollo Fidelista, haya sido una nueva simulación del político de Nopaltepec.
Simulación parecida al Plan de Gobernabilidad, o al Pacto en apoyo de la economía familiar, y también al Plan tortillero, abandonado en el camino una vez usado en las elecciones locales de septiembre de 2007.
O cuándo empezará a funcionar la nueva estrategia financiera de mi amigo Fidel.
Al menos todavía no se deja sentir.
Y sus aliados los comerciantes, ya reetiquetaron precios.
¿Quién engaña a quién?
¿O usted qué opina?
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