domingo, 22 de marzo de 2009

HERENCIA MALDITA

Es la que dejará Fidel Herrera Beltrán al sucesor en el 2010.
Por lo tanto, pese al desgarre de las vestiduras de unos por alcanzar primero la nominación de sus partidos políticos y luego ganar en las urnas la gubernatura, otros, con frialdad opinan que “nadie quisiera estar en los zapatos del futuro mandatario estatal a partir del 1 de diciembre del año entrante.
Y no es para menos el pesimismo.
Veracruz no es el mismo de hace seis años. Con Miguel Alemán Velasco se presentó la rapiña de los recursos públicos en dimensiones jamás imaginadas, pero al menos había control del mando estatal; pese a su ignorancia política Alejandro Montano Guzmán, el gobernador en funciones del alemanismo, tuvo la capacidad para “negociar” con grupos criminales que la seguridad de los veracruzanos era intocable.
Es cierto que el narcotraficante Albino el Beto Quintero tenía su centro de operaciones delictivas en el puerto de Veracruz, y que además era vecino del gobernador Alemán en el exclusivo fraccionamiento Costa de Oro, allá en Boca del Río, pero los veracruzanos disfrutaban de la paz y tranquilidad que ahora les fue arrebatada desde el primer minuto que entró el Fidelismo al gobierno del estado.
Con Fidel Herrera al frente de los destinos de Veracruz, ya nada es igual para los habitantes de la entidad, quienes han perdido la fe y confianza de recobrar el derecho a vivir sin miedos ni temores.
Para aquellas familias que lamentablemente perdieron a un ser querido que fue secuestrado y luego ejecutado por no tener para pagar el rescate exigido, nada puede ser igual. Hasta el último minuto de sus vidas lanzarán todo tipo de maldiciones al gobierno Fidelista por permitir que las bandas del crimen organizado se asentaran y adueñaran del territorio estatal, causando pesar y zozobra en toda la población.
Y que lejos de combatir a los facinerosos, el régimen Fidelista pactó con ellos para que mediante el pago de la cuota correspondiente, se les permita actuar con total impunidad.
Pero la galopante inseguridad pública no es el único componente del legado maldito que heredará Fidel Herrera a quien lo releve en el cargo.
También lo es la corrupción, el tráfico del poder para acumular insultantes riquezas económicas y materiales, la compra y soborno de periodistas, editores y dueños de la inmensa mayoría de medios de comunicación del estado.
Así mismo la influencia para corromper a diputados opositores a su partido, a jueces, magistrados, líderes magisteriales, cristianos, sindicales y a representantes del transporte y del sector privado.
Es decir, Fidel llevó el quehacer político y gubernamental a la subasta de sus caprichos.
A todos los actores políticos de Veracruz los degradó y humilló al mismo tiempo que los deslumbraba con sendos fajos de dinero, con los cuales los obligaba al silencio sexenal.
Su fama de embustero, farsante, traidor y malagradecido Fidel las trajo al gobierno de Veracruz contaminándolo todo a su paso.
Con Fidel se perdió el arte de la política, dándole entrada al cochupo oficial y al entreguismo desmedido.
Y nada cambiará de aquí al 30 de noviembre de 2010 cuando gracias a dios, termine esta pesadilla llamada Fidelidad.
Está demostrado que Fidel no tiene los tamaños para meter orden en Veracruz en lo que resta a su administración; en definitiva le quedó grande la gubernatura.
Como gobernante pudieron más sus miedos y temores que llenarse de gloria ejecutando el cargo con la ley en la mano, esa que juró defender y aplicar sin distingos.
Su debilidad se muestra a flor de labios, y ésta se traslada a su gobierno; las mafias criminales le tienen tomada la medida y cada vez que se les hincha sacan provecho exigiendo nuevas y mejores canonjías.
A muchos de sus más cercanos colaboradores Fidel les ha dicho que él no llegó al gobierno estatal para pelearse con todos, recomendándoles que ellos también hagan lo mismo.
Y vaya que cumplió su palabra de ver y dejar pasar.
Por tales razones el presidente Felipe Calderón tendrá que mantenerse sentado para no cansarse en la espera de ver acciones contundentes contra la delincuencia organizada de parte del gobierno del estado de Veracruz.
El gobernador Herrera Beltrán no tiene el más mínimo deseo de contrapuntarse con quienes son hoy por hoy los dueños de las calles de la geografía estatal. Sus anuncios ante la prensa de apoyar y respaldar las acciones anticrimen del gobierno federal, son de saliva, su clásica verborrea de toda la vida.
Por lo pronto ¿quién dice yo a la herencia criminal de Fidel Herrera?
¿O usted qué opina?

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