domingo, 14 de junio de 2009

HONOR… A QUIEN HONOR MERECE

El DIF estatal de Veracruz, es hoy ejemplo de trabajo incansable, entrega y preocupación por los que menos tienen.
Atrás quedó el papel de “figura decorativa de posar sólo para la foto” que representaron todas las esposas de los gobernadores del estado, al frente del sistema de Desarrollo Integral de la Familia.
Con la señora Rosa Margarita Borunda de Herrera, como Presidenta del DIF veracruzano, se rompieron esos viejos modelos de apoyo social que simulaban llevarle beneficios a los más de cuatro millones de paisanos en pobreza extrema.
La corrupción y los vicios de politizar la ayuda a los veracruzanos más desprotegidos, practicados en las administraciones pasadas del DIF estatal, desaparecieron con la llegada de doña Rosa Borunda.
Y no era para menos.
La esposa del gobernador Fidel Herrera, es mujer de mano dura, que siempre habla de frente, que llama a las cosas por su nombre, que detesta el engaño y la traición, y no soporta que se juegue con la necesidad de los pobres.
En virtud de lo anterior, hasta connotados empresarios del puerto jarocho vestidos de falsos altruistas, fueron sacudidos por el peso del poder de la primera Dama del estado, al descubrírseles que medraban con los recursos que debían usarse en beneficio de los necesitados.
Por ello también, son muchos los funcionarios Fidelistas que por deslealtades o traiciones del pasado a Herrera Beltrán, no pueden mirar de frente a la titular del DIF, y son a los que tampoco se les ha permitido entrar a Casa Veracruz en esta administración.
Desde que Fidel dio la lista de nombres de quienes conformarían su gabinete, la señora Borunda, ubicó a los colaboradores de su esposo, sabía quién era quién, principalmente aquellos a los que ella consideraba “traidores” del gobernador, por el papel que habían desempeñado en el sexenio alemanista, al obstaculizar la precandidatura del senador Herrera al gobierno de Veracruz.
Que doña Rosa Margarita, haya puesto en el banquillo de los acusados a cada uno de los colaboradores que no trabajan y que no cumplen su responsabilidad al frente de las tareas que les encomendó el gobernador Fidel Herrera, han sido más que motivos para que esos secretarios de despacho, subsecretarios, directores, y alguno que otro diputado local o federal, busque cobrar venganza.
Usando los servicios de plumíferos y mercenarios del periodismo, esos desleales servidores públicos han buscado denostar a la Presidenta del DIF estatal, cuya labor al frente del organismo asistencial la colocan en un pedestal, libre y ajena a los ataques y diatribas de sus detractores.
La gran obra social de la señora Borunda de Herrera, está a la vista de todos, más allá del bien que del mal, gracias a que ordenó derribar murallas ancestrales que impedían ver y llegar hasta donde millones de veracruzanos desamparados esperaban urgidos la mano amiga del DIF estatal.
En la lectura de su Cuatro Informe de Labores en diciembre de 2008, la propia titular del DIF señaló que era motivo de satisfacción mencionar que por haber roto paradigmas y obstáculos en la asistencia social, “estamos sirviendo al pueblo de Veracruz con alegría y con el corazón en la mano”.
Y los resultados de esa labor titánica, sólo pueden obtenerse, precisamente cuando existen vocación de servir, tenacidad y amor por los semejantes que nada o poco tienen.
“Yo también provengo de la cultura del esfuerzo”, ha dicho una y otra vez la esposa del mandatario veracruzano, y ha quedado demostrado que cuando no se olvidan esas raíces, se lucha y esfuerza por sacar de la marginación a quienes merecen oportunidad de estar mejor.
Ese ha sido el trabajo de doña Rosa Margarita Borunda de Herrera, que inició primero, quitándole al DIF estatal la imagen de elefante blanco, que servía solo para que la Presidenta buscando la mejor foto del evento, se dedicara a cortar listones, encabezar reuniones sociales, o irse en viaje de placer al extranjero con su esposo el gobernador de Veracruz en turno.
Hoy, esas prácticas inútiles y oficiosas que mantuvieron por décadas en el olvido a los grupos más vulnerables de la entidad, son parte del pasado que los veracruzanos no desearían que se repitieran.
Al contrario, hoy el recuento de acciones cumplidas en beneficio de mujeres, niños y ancianos, es gigantesco.
La puesta en marcha de los programas especiales, “de Corazón a Corazón; Viendo a Veracruz con el Corazón; Recibe el regalo de la Vista; Perros Guías; Oído Fiel, Tú Decides; Primero Llego y Juntos hacemos la DIFerencia por los Niños de la Niebla”, han sido el parteaguas de la asistencia social en Veracruz en la era del Fidelismo y de doña Rosita Borunda al frente del DIF estatal.
Y todo, gracias a que” Veracruz está siendo visto con el Corazón”.
¿O usted qué opina?

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