Cuarto año de gobierno de Fidel Herrera Beltrán, cuarto aniversario de la libertad de expresión que le toca presidir.
El montaje de la cara respetuosa del diario quehacer periodístico, se instala una vez más en Veracruz para festejar una libertad de prensa que cada gobernante en turno, con su estilo personal de ejercer el poder, intimida, compra, exige o arrebata.
A partir del miércoles pasado, desde la oficina de la Beba Galván, empezaron los telefonazos personales y los mensajes vía correos electrónicos para invitar a los directores, subdirectores, jefes de redacción, de información y de reporteros, a la gran fiesta que, como los últimos tres años, les ofrece el gobernador de Veracruz.
Como ha ocurrido los últimos tres años, la orden a la Beba de Poza Rica, fue invitar sólo y en exclusiva a los periodistas “amigos del señor gobernador”, los que publican lo que el mandatario quiere y desea; aquellos que por prebendas económicas y materiales, se hacen los ciegos y sordos para no ver ni escuchar la realidad política y económica de Veracruz.
A los reporteros o columnistas críticos que nos atrevemos a decirle la verdad al gobernador, ni madres, “a esos no, le reitera Fidel a la Galván, no los quiero en mi mesa”.
Son los momentos de cada 7 de junio los que disfruto más como reportero.
Observar el comportamiento de censura de Fidel, el político que presume ser demócrata y respetuoso de la crítica periodística, el que compra espacios para escribir lo que lejos está de sentir o realizar, como sus sueños de alcanzar la gloria en el béisbol de las grandes ligas.
El tiempo le enseñó que no tenía los brazos para tirar la pelota, ni la fuerza para pegarle; lo grande de él era la lengua para gritar lo que vendía, y mas tarde para engañar a quien se le pusiera enfrente.
Durante sus cuatro veces diputado federal y una senador de la república, gracias a la presencia política de don Fernando Gutiérrez Barrios, Fidel, hacía malabares para “atender a sus amigos de la prensa”.
Como era dinero de su bolsillo, no les daba arriba de 100 o 200 pesos. “No tengo más”, solía decirles a los cínicos periodistas muertos de hambre que lo cazaban en cualquier evento político, aquí en la capital o en el café La parroquia, en el puerto jarocho.
Como la suerte le sonrió, y en vez de ser pelotero es gobernador, Fidel, con el dinero de los impuestos de los veracruzanos, se da el lujo hoy de hacer regalos ostentosos a los “reporteros lame huevos”, y ofrecer otros privilegios al género femenil.
A varios chicos de la prensa del puerto, les ha entregado el efectivo de 50 y hasta 100 mil pesos para comprar o dar el enganche de coches o camionetas, o para salvar deudas de hipotecas bancarias.
Incluso, ha derrochado 100 mil pesos, para que, ofreciéndoles trabajo de su secretario particular, reporteros críticos de su gobierno, que “lo tienen hasta la madre”, renuncien a su trabajo. Cuando lo hacen y están locos de contentos porque harán la chamba de carga maletas que hacía Pepín Ruiz, Fidel los abandona a su suerte, disfrutando su maldad consumada.
Algunos de éstos inocentes han terminado refugiados con el adversario del ISSSTE, otro cabrón farsante que también los usa y luego los desecha.
Con los periodistas entreguistas de Xalapa, Fidel opera de manera distinta. A cada uno de sus amigos ordena le depositen a sus cuentas bancarias, para que éstos no se molesten en andarlo buscando.
Sin embargo, en los últimos dos meses a nadie de los editores y reporteros L. H. les han entregado la dádiva o el embute correspondiente, y andan lanzando maldiciones familiares en contra de su “amigo” el gobernador.
La orden a la oficina de la Beba Galván fue “suspende” el envío de facturas a finanzas, hasta nuevo aviso.
Esa es la estrategia de Fidel, la misma que ha usado los últimos tres años cuando se acerca la libertad de expresión.
Desea que el día 7 de junio todos los sumisos y entregados “periodistas”, le supliquen arrodillándosele que ordene les paguen su mochada.
Quiere sentirse Fidel el día de la libertad de prensa, el gran magnánimo.
Qué pena siento por mi amigo el gobernador de Veracruz, cuando muestra esa bajeza cultural y política, que creía yo había superado.
En su fiesta de prensa tendrá a los mismos de siempre.
A los verdaderos periodistas críticos, le recomiendo los espere sentado, para no cansarse.
Qué bueno que las chicas, como Marlen, disfruten su beca en la madre patria, para no tener que soportar los cambios de temperatura.
¿O usted qué opina?
El montaje de la cara respetuosa del diario quehacer periodístico, se instala una vez más en Veracruz para festejar una libertad de prensa que cada gobernante en turno, con su estilo personal de ejercer el poder, intimida, compra, exige o arrebata.
A partir del miércoles pasado, desde la oficina de la Beba Galván, empezaron los telefonazos personales y los mensajes vía correos electrónicos para invitar a los directores, subdirectores, jefes de redacción, de información y de reporteros, a la gran fiesta que, como los últimos tres años, les ofrece el gobernador de Veracruz.
Como ha ocurrido los últimos tres años, la orden a la Beba de Poza Rica, fue invitar sólo y en exclusiva a los periodistas “amigos del señor gobernador”, los que publican lo que el mandatario quiere y desea; aquellos que por prebendas económicas y materiales, se hacen los ciegos y sordos para no ver ni escuchar la realidad política y económica de Veracruz.
A los reporteros o columnistas críticos que nos atrevemos a decirle la verdad al gobernador, ni madres, “a esos no, le reitera Fidel a la Galván, no los quiero en mi mesa”.
Son los momentos de cada 7 de junio los que disfruto más como reportero.
Observar el comportamiento de censura de Fidel, el político que presume ser demócrata y respetuoso de la crítica periodística, el que compra espacios para escribir lo que lejos está de sentir o realizar, como sus sueños de alcanzar la gloria en el béisbol de las grandes ligas.
El tiempo le enseñó que no tenía los brazos para tirar la pelota, ni la fuerza para pegarle; lo grande de él era la lengua para gritar lo que vendía, y mas tarde para engañar a quien se le pusiera enfrente.
Durante sus cuatro veces diputado federal y una senador de la república, gracias a la presencia política de don Fernando Gutiérrez Barrios, Fidel, hacía malabares para “atender a sus amigos de la prensa”.
Como era dinero de su bolsillo, no les daba arriba de 100 o 200 pesos. “No tengo más”, solía decirles a los cínicos periodistas muertos de hambre que lo cazaban en cualquier evento político, aquí en la capital o en el café La parroquia, en el puerto jarocho.
Como la suerte le sonrió, y en vez de ser pelotero es gobernador, Fidel, con el dinero de los impuestos de los veracruzanos, se da el lujo hoy de hacer regalos ostentosos a los “reporteros lame huevos”, y ofrecer otros privilegios al género femenil.
A varios chicos de la prensa del puerto, les ha entregado el efectivo de 50 y hasta 100 mil pesos para comprar o dar el enganche de coches o camionetas, o para salvar deudas de hipotecas bancarias.
Incluso, ha derrochado 100 mil pesos, para que, ofreciéndoles trabajo de su secretario particular, reporteros críticos de su gobierno, que “lo tienen hasta la madre”, renuncien a su trabajo. Cuando lo hacen y están locos de contentos porque harán la chamba de carga maletas que hacía Pepín Ruiz, Fidel los abandona a su suerte, disfrutando su maldad consumada.
Algunos de éstos inocentes han terminado refugiados con el adversario del ISSSTE, otro cabrón farsante que también los usa y luego los desecha.
Con los periodistas entreguistas de Xalapa, Fidel opera de manera distinta. A cada uno de sus amigos ordena le depositen a sus cuentas bancarias, para que éstos no se molesten en andarlo buscando.
Sin embargo, en los últimos dos meses a nadie de los editores y reporteros L. H. les han entregado la dádiva o el embute correspondiente, y andan lanzando maldiciones familiares en contra de su “amigo” el gobernador.
La orden a la oficina de la Beba Galván fue “suspende” el envío de facturas a finanzas, hasta nuevo aviso.
Esa es la estrategia de Fidel, la misma que ha usado los últimos tres años cuando se acerca la libertad de expresión.
Desea que el día 7 de junio todos los sumisos y entregados “periodistas”, le supliquen arrodillándosele que ordene les paguen su mochada.
Quiere sentirse Fidel el día de la libertad de prensa, el gran magnánimo.
Qué pena siento por mi amigo el gobernador de Veracruz, cuando muestra esa bajeza cultural y política, que creía yo había superado.
En su fiesta de prensa tendrá a los mismos de siempre.
A los verdaderos periodistas críticos, le recomiendo los espere sentado, para no cansarse.
Qué bueno que las chicas, como Marlen, disfruten su beca en la madre patria, para no tener que soportar los cambios de temperatura.
¿O usted qué opina?
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