Se han encendido las luces de alerta en el gobierno de Veracruz.
Y no es para menos.
Los planes del gobernador Fidel Herrera, como buen capitán del barco que late con fuerza, de llegar a feliz puerto el 30 de noviembre de 2010, se han complicado en materia política.
En consecuencia, lo obligan al golpe de timón, que lleve a su gobierno hacia aguas más prósperas y seguras, sacándolo de la zona pantanosa a donde quieren sumergirlo, los que empiezan a identificarse como integrantes del triángulo del diablo.
Proponer o actualizar el Plan Veracruzano de Desarrollo, es un buen pretexto del joven mandatario estatal para rediseñar nuevas estrategias que lo sigan manteniendo en la cúspide del ánimo popular, en el que mucho invirtió para alcanzarlo.
Insistir en que las metas trazadas del período 2005 – 2010 se lograron en los primeros tres años de administración, sólo me recuerdan a Joseph Goobels repitiendo mil veces la misma mentira para convertirla en verdad.
Lo dijo el gobernador en un macro evento del 15 de junio en el Museo del Transporte, y ayer acudió al Congreso local para decir lo mismo, recibiendo la crítica de los diputados opositores que también ven con escepticismo la magia Fidelista de haber logrado en tres años lo programado para seis.
Nadie duda del trabajo de día y de noche del incansable ejecutivo estatal, su rostro muestra el agotamiento físico que sufre; son visibles las huellas que origina dormir cinco o seis horas diarias.
Pero levantarse anunciando la victoria alcanzada en sólo 36 meses de mandato, tendría que pasar para su verificación por el escrutinio público.
En efecto, en los primeros tres años de la administración estatal se construyeron muchas obras, y otro tanto se encuentra en proceso, sin embargo, no son parte de esos grandes proyectos que con algarabía se prometieron en la campaña proselitista de 2004 buscando el voto popular.
Debo afirmar con certeza que en ninguna parte de la entidad observo obra alguna que magnifique al gobierno del licenciado Herrera, no dejan de ser pequeños puentes, repintados de escuelas, asfaltado de caminos rurales ó trabajos de relumbrón, como guarniciones y banquetas.
Es decir, lo mismo que han hecho sus antecesores, con la diferencia que Fidel los superó; modificó su estilo de gobernar acercándose a la gente, escuchando sus problemas y ordenando la solución inmediata cuando la inversión no rebasa los diez mil pesos.
El estado sigue teniendo más de 4 millones de veracruzanos en pobreza extrema a los que no llegan los beneficios de la Fidelidad, por lo que es temerario salir a la palestra y asegurar que se han cumplido las metas del sexenio.
Sin temor a equivocarme porque el tiempo me ha dado la razón, los que sí lograron su objetivo de seis, en tres años, son los amigos cercanos al gobernador, quienes en la función pública encontraron la mina de oro para convertirse descaradamente en los nuevos millonarios de Veracruz.
Ellos sí, rebasaron las expectativas de robo al lograr enriquecerse a mitad de camino, gracias a la mampara de la corrupción y protegidos por el manto de la impunidad de quien manda en la entidad.
Para doña Martha, Tavo, Cirilo, Arturo, (que ya se fueron) Jorge, Marcos, Silvio, Iván, Ranulfo, el papá Ricardo y otros más que continúan saqueando al estado haciendo los grandes negocios con los contratos de obras y renta de maquinaria pesada, nuestro reconocimiento; ellos sí alcanzaron sus metas a corto plazo.
Lo que se dice del Plan Veracruzano de Desarrollo, sólo es saliva gastada.
Crear un nuevo PVD, ahora para el trienio 2008-2010, es muestra del nerviosismo por el que pasa el gobernador, a quien observo también agotado en ideas y creaciones nuevas para enfrentar la contingencia política del próximo año, en la que los integrantes del triángulo infernal intentarán darle hasta por debajo de la lengua.
Sabe el tío Fide que el escenario electoral de los próximos dos años ha sufrido cambios bruscos, no es el mismo para el cual había diseñado sus estrategias de clonación, como presuntamente se lo pide la gente.
Por lo pronto, el plan A del gobernador parece estar destinado al cesto de la basura por inoperante, y se ha puesto en marcha el B, cuya principal característica es la incorporación de otros aliados.
En algunas entregas de meses pasados, aseguré que Fidel mantenía reuniones frecuentes en la ciudad de México con Dante Delgado, y últimamente se ha incorporado a los encuentros de café otro distinguido veracruzano, quien a través de la altruista fundación que lleva su nombre, entrega apoyos para el estado.
A los tres veracruzanos, Fidel Herrera, Dante Delgado e Ignacio Morales Lechuga, los llevó a unirse una misma causa, la fortalecen y pactan salvar a Veracruz.
Ver aliados a ese trío de políticos, es el único plan que veo por el resto del régimen Fidelista.
Y talvez lo más importante de esa alianza sea que, por fin, mi amigo Fidel pareciera estar dispuesto a escuchar opiniones, reconocer errores y corregir el rumbo.
Despertar y bajarse del viaje por las nubes, nunca es tarde para hacerlo.
¿O usted qué opina?
Y no es para menos.
Los planes del gobernador Fidel Herrera, como buen capitán del barco que late con fuerza, de llegar a feliz puerto el 30 de noviembre de 2010, se han complicado en materia política.
En consecuencia, lo obligan al golpe de timón, que lleve a su gobierno hacia aguas más prósperas y seguras, sacándolo de la zona pantanosa a donde quieren sumergirlo, los que empiezan a identificarse como integrantes del triángulo del diablo.
Proponer o actualizar el Plan Veracruzano de Desarrollo, es un buen pretexto del joven mandatario estatal para rediseñar nuevas estrategias que lo sigan manteniendo en la cúspide del ánimo popular, en el que mucho invirtió para alcanzarlo.
Insistir en que las metas trazadas del período 2005 – 2010 se lograron en los primeros tres años de administración, sólo me recuerdan a Joseph Goobels repitiendo mil veces la misma mentira para convertirla en verdad.
Lo dijo el gobernador en un macro evento del 15 de junio en el Museo del Transporte, y ayer acudió al Congreso local para decir lo mismo, recibiendo la crítica de los diputados opositores que también ven con escepticismo la magia Fidelista de haber logrado en tres años lo programado para seis.
Nadie duda del trabajo de día y de noche del incansable ejecutivo estatal, su rostro muestra el agotamiento físico que sufre; son visibles las huellas que origina dormir cinco o seis horas diarias.
Pero levantarse anunciando la victoria alcanzada en sólo 36 meses de mandato, tendría que pasar para su verificación por el escrutinio público.
En efecto, en los primeros tres años de la administración estatal se construyeron muchas obras, y otro tanto se encuentra en proceso, sin embargo, no son parte de esos grandes proyectos que con algarabía se prometieron en la campaña proselitista de 2004 buscando el voto popular.
Debo afirmar con certeza que en ninguna parte de la entidad observo obra alguna que magnifique al gobierno del licenciado Herrera, no dejan de ser pequeños puentes, repintados de escuelas, asfaltado de caminos rurales ó trabajos de relumbrón, como guarniciones y banquetas.
Es decir, lo mismo que han hecho sus antecesores, con la diferencia que Fidel los superó; modificó su estilo de gobernar acercándose a la gente, escuchando sus problemas y ordenando la solución inmediata cuando la inversión no rebasa los diez mil pesos.
El estado sigue teniendo más de 4 millones de veracruzanos en pobreza extrema a los que no llegan los beneficios de la Fidelidad, por lo que es temerario salir a la palestra y asegurar que se han cumplido las metas del sexenio.
Sin temor a equivocarme porque el tiempo me ha dado la razón, los que sí lograron su objetivo de seis, en tres años, son los amigos cercanos al gobernador, quienes en la función pública encontraron la mina de oro para convertirse descaradamente en los nuevos millonarios de Veracruz.
Ellos sí, rebasaron las expectativas de robo al lograr enriquecerse a mitad de camino, gracias a la mampara de la corrupción y protegidos por el manto de la impunidad de quien manda en la entidad.
Para doña Martha, Tavo, Cirilo, Arturo, (que ya se fueron) Jorge, Marcos, Silvio, Iván, Ranulfo, el papá Ricardo y otros más que continúan saqueando al estado haciendo los grandes negocios con los contratos de obras y renta de maquinaria pesada, nuestro reconocimiento; ellos sí alcanzaron sus metas a corto plazo.
Lo que se dice del Plan Veracruzano de Desarrollo, sólo es saliva gastada.
Crear un nuevo PVD, ahora para el trienio 2008-2010, es muestra del nerviosismo por el que pasa el gobernador, a quien observo también agotado en ideas y creaciones nuevas para enfrentar la contingencia política del próximo año, en la que los integrantes del triángulo infernal intentarán darle hasta por debajo de la lengua.
Sabe el tío Fide que el escenario electoral de los próximos dos años ha sufrido cambios bruscos, no es el mismo para el cual había diseñado sus estrategias de clonación, como presuntamente se lo pide la gente.
Por lo pronto, el plan A del gobernador parece estar destinado al cesto de la basura por inoperante, y se ha puesto en marcha el B, cuya principal característica es la incorporación de otros aliados.
En algunas entregas de meses pasados, aseguré que Fidel mantenía reuniones frecuentes en la ciudad de México con Dante Delgado, y últimamente se ha incorporado a los encuentros de café otro distinguido veracruzano, quien a través de la altruista fundación que lleva su nombre, entrega apoyos para el estado.
A los tres veracruzanos, Fidel Herrera, Dante Delgado e Ignacio Morales Lechuga, los llevó a unirse una misma causa, la fortalecen y pactan salvar a Veracruz.
Ver aliados a ese trío de políticos, es el único plan que veo por el resto del régimen Fidelista.
Y talvez lo más importante de esa alianza sea que, por fin, mi amigo Fidel pareciera estar dispuesto a escuchar opiniones, reconocer errores y corregir el rumbo.
Despertar y bajarse del viaje por las nubes, nunca es tarde para hacerlo.
¿O usted qué opina?
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