El Partido de la Revolución Democrática realiza su Consejo Nacional en el estado de Michoacán.
Y aún cuando el tema principal de la agenda es nombrar al próximo coordinador de la bancada perredista en la Cámara de diputados de San Lázaro, no faltará quien proponga se agregue el caso Andrés López Obrador y su posible expulsión de las filas del sol azteca.
Principalmente porque esa es la orden de Cuauhtémoc Cárdenas, el fundador del PRD, junto con Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo, Ifigenia Martínez, y otros destacados luchadores sociales de la izquierda mexicana.
El hijo del expresidentes Lázaro Cárdenas, no quiere más al Peje López Obrador dentro del PRD, por considerarlo traidor a las causas perredistas, ya que en las pasadas elecciones federales apoyó al Partido del Trabajo y a Convergencia, del veracruzano Dante Delgado.
Sin embargo, más que los apasionamientos personales o los celos políticos del ingeniero Cárdenas hacia el tabasqueño, los participantes en el Consejo Nacional del PRD deben reflexionar sobre el tema del despido de Andrés Manuel.
En la reciente jornada electoral del 5 de julio, quedó demostrado que el PRD sin López Obrador, simple y llanamente no representa ninguna fuerza partidista en el país, y corre el riesgo de desaparecer como instituto político.
Todo lo que el partido amarillo ha ganado en materia electoral, se lo debe precisamente al último candidato presidencial, quien para la mayoría de los mexicanos fue el verdadero ganador de la contienda en julio de 2006, en la que se dio como triunfador al panista Felipe Calderón Hinojosa.
Para nadie es secreto que el PRD atraviesa por la peor crisis política de su historia; al partido no se le ve futuro, a causa del divisionismo que ha provocado barruntos de tempestad de graves consecuencias.
Y menos ahora que se asegura que el dirigente nacional Jesús Ortega, jefe de la banda de los “Chuchos”, está al servicio de Los Pinos.
No debe olvidarse que Ortega alcanzó el liderazgo perredista gracias al Tribunal Electoral de la Federación, y son muchos los que dicen que la mano calderonista inclinó la balanza de los magistrados del TRIFE para beneficiar al exsenador, dejando en el camino al candidato de López Obrador, Alejandro Encinas.
Y no son para menos esos señalamientos que involucran a Calderón meterse en la vida interna del PRD.
Al presidente de la república y a su partido Acción nacional les convenía que no llegara al CEN del PRD el ex regente capitalino, por ser uno de los personajes políticos más ligados y leales al Peje.
En razón de lo anterior, no extrañaría que en la solicitud de expulsión de López Obrador del PRD, de nueva cuenta estuviera la intervención del actual huésped de Los Pinos.
El michoacano sabe que su ex contrincante en la elección presidencial del 2006, sigue representando un serio peligro para la permanencia del PAN en palacio nacional, porque de volver a contender el Peje en el 2012, sus probabilidades de ganar podrían ser mayores.
Por ello, Calderón desea frenar a López Obrador con toda la fuerza del estado, y logrando que lo corran del PRD, éste se debilitaría políticamente. Nunca será igual ser candidato del PRD, PT y Convergencia, que contender sin las siglas del Sol Azteca.
En suma, grave es el dilema de los participantes al Consejo Nacional del PRD a realizarse hoy viernes y mañana sábado en el estado natal del presidente Calderón y del guía moral perredista Cuauhtémoc Cárdenas.
De concretarse la expulsión del Peje, que los “chuchos” vayan mandando a elaborar el ataúd del PRD.