Ante la severa crisis económica del país, después de los comicios del 5 de julio, los actos de proselitismo, la confrontación partidista y la disputa por conseguir mayores posiciones de elección popular, quedaron atrás para darle paso a una etapa de trabajo, en la que participen todos los actores políticos.
Es el momento de instrumentar una agenda de cambios, proyectos, iniciativas de ley, que permitan enfrentar y resolver los grandes problemas nacionales; que aquejan a México, la recesión económica, el alto desempleo y la seguridad pública.
Es un alto reto para el presidente de la república, los gobernadores, los diputados que integrarán la nueva Cámara, así como también los alcaldes actuales y los que fueron electos en el resto del país.
Para esto, se requiere la unidad nacional, sobre todos los intereses mezquinos, que ha partido en dos a la república.
El presidente Calderón; es un presidente solitario, rodeado de verdaderos simuladores, que en estos momentos lo han dejado solo ante la fractura de su partido Acción Nacional.
La rebelión de los panistas, tiene sello personal y lo sabe el jefe de la nación.
Hace falta en la estructura del gobierno federal; la mano suave e inteligente, que sepa y conozca todos y cada uno de los recovecos de la política.
La mano negociadora, que sepa conciliar y no confrontar.
Todo parece indicar, que Calderón quiere resolver todos y cada uno de los asuntos, de la administración pública y que sus colaboradores son simples empleados, que no aportan nada.
Es verdad, que el presidente es un hombre valiente; la forma en que viene atacando al crimen y a la delincuencia organizada, debe reconocerse que Felipe Calderón avanza en la guerra en contra de narcotráfico.
No es nada fácil.
La república está inundada, de delincuentes y secuestradores que traen miedo e incertidumbre a la población civil; no han sido pocos los secuestros y ejecuciones de hombres y mujeres, víctimas de las bandas delictivas, que operan protegidas por el manto de la impunidad, por los cuerpos policíacos y por funcionarios deshonestos y corruptos.
Los delincuentes se sienten protegidos; por quienes deberían tener la obligación ineludible de vigilar por la seguridad de la inmensa mayoría de la sociedad civil.
Es verdad también, que Felipe Calderón no es un presidente carismático, su rostro adusto no refleja simpatía ante la ciudadanía, que siempre anda en busca de un líder.
Sin embargo, su rudeza a veces innecesaria en sus discursos, ha motivado que la clase política lo vea con cierta desconfianza.
El mandatario federal sabe que los tiempos que vive la nación, son de gran apremio para millones de mexicanos; el llamado que ha hecho a los futuros legisladores para empezar a trabajar sin demora y de manera coordinada con el Ejecutivo, para fortalecer las finanzas del Estado a través de un paquete económico, que de aprobarse será aplicado en el 2010.
En esta mitad del sexenio del presidente Calderón Hinojosa; está claro que una de las prioridades, para hacerle frente a la crisis económica internacional, consiste en mantener condiciones generales de estabilidad macroeconómica.
Para lograrlo necesita el apoyo de partidos políticos y sociedad.
¿O usted qué opina?
lunes, 27 de julio de 2009
URGE LA UNIDAD NACIONAL.
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