Vaya cinismo y desfachatez de Vicente Fox.
Como presidente de la república resultó verdadero fiasco para los mexicanos al terminar peor de corrupto que los priístas, esos que tanto defenestró en su campaña política para lograr llegar a Los Pinos.
Martha, su mujer, y sus hijastros hicieron con la complicidad del poder presidencial todos los negocios millonarios que se le vinieron en gana; mientras que Fox dormido por los besos de la Sahagún hacia el papel de un verdadero pelele.
En los seis años del primer gobierno panista en la presidencia de la república con el guanajuatense Fox a la cabeza, tuvieron lugar los actos de rapiña que quizás los priístas acumularon a lo largo de los 70 años que ininterrumpidamente estuvieron en el poder.
Para decepción del pueblo mexicano que “engañado votó en julio del 2000 por el gobierno del cambio”, el sexenio de Fox terminó hundiendo al país en el peor del descrédito internacional, tanto en materia política, económica y diplomática.
Qué mexicano con memoria no recuerda aquel vergonzante papel de sumisión del presidente Fox ante Estados Unidos, al pedirle a su similar de Cuba Fidel Castro, en reunión de jefes de estado y de gobierno realizada en el norte del país, que “comiera y se fuera de México”, porque así se lo había ordenado el mandatario norteamericano George Bush.
Qué mexicano también lúcido de memoria no recuerda la vida de reina que Martha se dio como primera dama de México al usar toallas de baño de 10 mil dólares o batas de seda europea de 15 mil dólares, o perfumes marca francesa de 18 mil dólares.
Lo anterior, por mencionar sólo algunos ejemplos del abuso del poder y despilfarro del dinero del pueblo de parte de la señora de Fox.
Y qué no podemos decir del tráfico de influencias del poder presidencial usado por Martha Sahagún para favorecer con negocios millonarios a sus hijos Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún, quienes se hincharon de lana en los seis años de gobierno de su padrastro Fox.
Diversas comisiones se abrieron tanto en el senado de la república como en la Cámara de Diputados de San Lázaro para investigar la corrupción en torno a la señora Sahagún de Fox y sus bebés, señalados de la peor calaña de la familia presidencial.
Cuando Felipe Calderón llegó a la presidencia del país el 1 de diciembre de 2006 con señalamientos de ilegitimidad, muchos sectores de la sociedad creyó que para mostrar signos de gobernabilidad, transparencia y honestidad, se atrevería inicialmente, a sentar en el banquillo de los acusados a los entenados de su compañero de partido Vicente Fox.
Pero no fue así.
El presidente Calderón, asumió el mismo papel de complicidad de los gobiernos priístas hacia sus antecesores…
Con documentos probatorios fue informado de las raterías de Fox, de Marha Sahagún y de sus hijos, sin embargo, prefirió el silencio.
Hoy que Vicente Fox abrió la boca para deslindarse del fracaso electoral del PAN del 5 de julio en las elecciones federales, responsabilizando en forma directa al presidente Calderón, más que arrepentido debe estar don Felipe de no haber actuado en su tiempo contra de su antecesor, de Martha y sus hijos.
Pero lejos de actos de venganza partidista por los descalabros electorales sufridos por su partido en los comicios federales pasados, el presidente Calderón debe buscar acuerdos con todas las fuerzas políticas nacionales que terminen con los enfrentamientos estériles que en nada han contribuído en beneficio de la nación.
No se duda que muchos cercanos a los Pinos, continúen envenenando al político michoacano diciéndole, una y otra vez, que algunos gobernadores desviaron recursos públicos y convirtieron los comicios en elecciones de estado.
Basta ya de intrigas palaciegas.
México merece un mejor destino.
El 5 de julio quien ganó, ganó, y como dice el gobernador de Veracruz Fidel Herrera, el proceso electoral quedó atrás.
Hoy debe mirarse hacia adelante, y en lo que respecta al gobierno de Veracruz, éste reitera su apoyo al presidente Calderón.
¿Quién más dice yo?
¿O usted qué opina?
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