BARRUNTOS DE TEMPESTAD EN EL PAN.

BUENOS DIAS VERACRUZ

Por: David Varona Fuentes
16 de agosto de 2010

Pugnas internas, falta de credibilidad, pérdida de principios, imposición de candidatos, expulsión de militantes críticos, y el fantasma de la desaparición de Diego Fernández de Ceballos, vislumbran escenario aterrador para el instituto político del presidente Felipe Calderón rumbo a la jornada electoral del 2012.
Y no es para menos…
En especial porque todos los pronósticos indican que el Partido Acción Nacional perderá la presidencia de la república.
Los resultados electorales del pasado 4 de Julio en 12 entidades del país, donde lo que ganó el PAN fue gracias a las alianzas con la izquierda mexicana, advierten que la contienda presidencial será el final de los azules en Los Pinos.
Una rápida revisión del trabajo efectuado por César Nava Vázquez al frente del CEN del PAN, señala que el joven dirigente calderonista ha llevado al filo de la navaja al partido blanquiazul.
Por un lado la obsesión del alto mando partidista de convertir en candidatos a personajes con pasados truculentos en sus estados de origen, quienes terminaron siendo apabullados por sus adversarios en los comicios del 4 de Julio.
Por el otro, la expulsión de connotados y críticos personajes del PAN incómodos para la cúpula nacional y también para el propio presidente Calderón, como Manuel Espino Barrientos, a quien este martes deciden si lo destierran de las filas azules.
Y finalmente, el caso de la misteriosa desaparición del Jefe Diego Fernández de Cevallos, que ha sembrado dudas y suspicacias entre los grandes personajes del panismo tradicional, en especial en los prósperos empresarios monopolistas del país, amigos muy cercanos al barbudo ex candidato presidencial en 1994, y ex senador de la república de 2000 a 2006.
¿Y dónde está Diego? …
Es la incógnita para propios y extraños.
Pero para otros la ausencia de Fernández de Cevallos representa la oportunidad del dominio total del PAN; el momento para limpiar la casa de los enemigos que no aceptaron ni apoyaron la candidatura de Calderón en el 2006; la conveniencia de decidir en libertad y sin obstáculos el nombre del aspirante presidencial para el 2012.
Todo lo anterior, no importando que el partido termine de hundirse en el descrédito popular y cave su propia tumba política en las futuras elecciones.
Debo enfatizar, machacar, que la figura del Jefe Diego en el PAN transmite miedo, temor y respeto; su fuerza política es imbatible, de gran peso; muchas candidaturas y muchos aspirantes a cargos de primer nivel en los gabinetes de Vicente Fox y Calderón, tropezaron y cayeron por recomendación directa de Fernández.
Ni siquiera Calderón siendo compañero de partido, se ha salvado de las críticas de Diego a las políticas implementadas en los primeros años de su gobierno; con su lenguaje directo y sin tapujos el político del puro, hasta antes de su desaparición, rechazaba decisiones del presidente por considerarlas erróneas, que en nada beneficiaban a México.
En suma y sin lugar a dudas, Fernández de Cevallos, era-porque no está presente- la piedra en el zapato para quienes hoy se despachan con la cuchara grande en el seno de Acción Nacional.
Muchos eventos que pasan al interior de Acción Nacional, no sucederían con la censura o la reprensión del Jefe Diego. Ni Manuel Espino, cercano a él, estaría en el banquillo de los acusados a punto de ser expulsado, y ni Ernesto Cordero, ni Alonso Lujambio, delfines de Calderón, estarían soñando con la candidatura presidencial del 2012.
Pero Diego no está; impredecible saber si pronto aparecerá.
Mientras tanto, ante la ausencia física de Fernández de Cevallos, el PAN navega contra corriente, expuesto a ser devorado por uno que otro tiburón priísta que ya están anotados como seguros prospectos a la nominación tricolor del 2012.
De confirmarse este martes la expulsión de Manuel Espino, empezará en el PAN una lucha estéril, desgastante, de enfrentamientos.
Todos los panistas de cepa, incluido Fox, los que se persignan con la mano izquierda y con la derecha meten mano al cajón del erario público, se lanzarán a la yugular de César Nava y su jefe Calderón.
¿O usted qué opina?