BUENOS DIAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
23 de agosto de 2010
Continúa soñando Miguel Ángel Yunes Linares, con la anulación de la elección de gobernador.
Este lunes asomó la cabeza acompañado del apestado César Nava, quien ha sido corrido del CEN del PAN, y tiró sus bravatas de siempre; hasta se la jaló más de lo acostumbrado al hablar de otra contienda electoral por la gubernatura.
¡Ha qué turco tan chistoso y ocurrente!
Con sus cuentas imaginarias de votos, propias de su calentura obsesiva, lo único que busca Yunes es tender una cortina de humo para desviar de la opinión pública el tema del megafraude, descubierto en el FOVISSSTE por la Auditoría Superior de la Federación.
Hablar de sus cercanos colaboradores como los responsables directos del saqueo al FOVISSSTE con créditos ilícitos, es tema censurado para el Director General del ISSSTE con licencia.
No dice Yunes ni pio de la red de corrupción integrada por los hermanos Ampudia Mello o los Pérez Rodríguez.
Claro, de pendejo sólo tiene la fama, no se mete en camisas de once varas.
¿Pero, a quién pretende engañar?
Políticamente Yunes se encuentra acabado. Perder el municipio de Boca del Río, la Joya de su Corona, representó un golpe mortal al corazón, en especial porque el derrotado es su hijo mayor, Miguel Ángel, el orgullo de su nepotismo. Y si le agregamos la gubernatura, el dolor está convertido en tragedia familiar.
Lo que dijo este lunes en el puerto jarocho en presencia del próximamente ex dirigente nacional del PAN, César Nava, son patadas de ahogado.
Su cuento no es nuevo; sólo busca espantar a los incautos con el petate del muerto.
El resultado electoral del 4 de Julio que da el triunfo al priísta Javier Duarte, y que ya fue confirmado por el Tribunal Estatal Electoral que lo nombró gobernador electo, es contundente e inamovible.
Los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación votarán en forma unánime por su confirmación. No hay elementos jurídicos para echar abajo la elección y ordenar nuevos comicios.
La legalidad no puede violentarse por caprichos personales; el máximo órgano electoral del país, el TEPJF, no es propiedad de Los Pinos.
Claro, debe soslayarse que a últimas horas y de nueva cuenta, el presidente Felipe Calderón manda señales confusas del gobierno federal al pueblo veracruzano y al régimen de Fidel Herrera.
Con antelación quedó agendado que los tres Poderes de la Unión, el Ejecutivo representado por Calderón, el Legislativo y el Judicial, se trasladarían este martes 24 de agosto a la ciudad de Córdoba para celebrar, dentro de los festejos del Bicentenario, el 189 aniversario de Los Tratados de Córdoba, con los que España reconoció la Independencia de México iniciada en 1810 por el cura Miguel Hidalgo, y que fueran firmados por Agustín de Iturbide y Juan O’ Donojú.
La ciudad de los Treinta Caballeros se vestiría de gala con las festividades del Bicentenario de la lucha por la libertad, al convertirse en sede nacional de los Poderes de la Unión.
Hasta el viernes pasado todos los preparativos se encontraban listos para la histórica conmemoración, si al caso se afinaban detalles finales para darle realce a la ceremonia.
Sin embargo, de pronto, la Presidencia de la república canceló la visita del Ejecutivo Federal, y en consecuencia se vino abajo la presencia de los demás representantes de los poderes Judicial y Legislativo.
Ahora, el magno evento se desarrollará solo con autoridades estatales y locales, encabezadas por el gobernador Fidel Herrera, y otros funcionarios federales de medio pelo, así como diputados y senadores veracruzanos.
Yo pregunto…
¿Con su desprecio, qué mensaje cifrado manda, otra vez, Felipe Calderón al gobierno Fidelista?
¿Qué eventos sucedieron las últimas horas que pudieran ser motivo para que el presidente declinara viajar al estado de Veracruz?
Sin lugar a dudas, algo tendrán que ver los demonios del edén.
No es casual que Calderón cancela su visita a Córdoba, donde también inauguraría importantes obras de vialidad, y el turco salte a la palestra, seguido de su corifeo predilecto César Nava, a despotricar del proceso electoral del 4 de Julio, a decir que el Tribunal Federal anulará la elección de gobernador, y asegurar que en otro encuentro electoral él triunfaría con 10 puntos de diferencia.
Lo que no señala Yunes, es en cuánto comprarían esta vez el voto ciudadano, si el 4 de Julio sus operadores pagaron 5 mil pesos por cada sufragio de los veracruzanos.
Es indudable que las provocaciones de Yunes y de Nava, asegurando que los magistrados del TEPJF anularán el proceso electoral de Veracruz, enrarecen el escenario postelectoral en el estado.
Sólo de pensar que la boca de Yunes resultara profeta, es inimaginable la respuesta priísta que se desataría en México; prácticamente Calderón estaría incendiando al país, al ser señalado de responsable directo del golpe a la democracia veracruzana.
Por mis años escudriñando hasta por debajo de las piedras los recovecos de la política, sinceramente dudo que el presidente Calderón se atreva a intervenir en la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el caso Veracruz.
Estaría poniéndose la soga en el cuello, justo cuando vienen tiempos de acuerdos para el presupuesto de egresos de la federación 2011.
Sólo es cuestión de esperar.
Porque la política es de tiempos y es de ritmos.
¿O usted qué opina?
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